Prólogo

4K 310 25
                                    

Intento concentrarme en el libro que tengo delante, pero sé que va a ser una tarea complicada, pues mi concentración está puesta en otro lugar. Justamente en la ventana de enfrente. 

Sacudo levemente mi cabeza y vuelvo a intentar enfrascarme en la lectura, pero todo se va al carajo cuando percibo que las luces del piso de delante se han encendido. 

Dejo el libro en la mesita que tengo al lado y muevo las ruedas de mi silla hacia delante con lentitud.

Sonrío ligeramente cuando la veo aparecer dejando el bolso sobre el sofá. 

Desaparece momentáneamente de mi campo visual y vuelve a aparecer al cabo de un par de minutos con un vaso de agua. Se lo lleva a los labios e ingiere el contenido de un solo trago para luego dejar el vaso en la mesa. 

No puedo evitar sentirme como una acosadora, pero no lo hago con maldad. Sólo quiero mirarla.

Saber que es feliz y que está bien. Y sé que luego, cuando todo haya acabado, me iré a la cama con mi soledad y me torturaré pensando que ella jamás querría estar con alguien como yo. Una inútil. Una inválida.

Aún así, no dejo de mirar a través de la ventana, porque sé que pronto empezará el espectáculo.

Vuelve a salir de la habitación y regresa al cabo de unos cuantos minutos vestida con un chándal negro y una camiseta sin mangas blanca. Cuando la veo estirar los brazos me acomodo en la silla y espero pacientemente a que comience a bailar. 

Veo cómo camina hacia su reproductor de música y toca algunos botones hasta que la música que sólo ella escucha comienza a sonar, y es entonces cuando sonrío, al mismo tiempo que ella.

Se coloca en medio de la sala y cierra los ojos. Después, alza los brazos, los mueve suavemente al mismo tiempo que las piernas, y sé que es justo en ese momento cuando ha dejado de lado la realidad. Ya está perdida en su mundo, en ese en el que sólo están ella, su música y su cuerpo. 

Su cabello suelto de algodon de azúcar se mueve con cada uno de sus giros y sus pasos, y mis dedos desean poder enredarse en él. Sigo mirándola bailar totalmente ajena a lo que ocurre a su alrededor, algo así como yo. 

Le echo una rápida mirada a mis piernas inútiles tapadas por una manta, y cierro con fuerza los puños a mis costados.

Desearía poder acompañarla en su baile, ser yo quien la guiase, quien controlase sus movimientos, quien la sujetara con fuerza diciéndole en silencio que ya jamás volvería a soltarla, pero soy consciente de que mi realidad jamás podrá ser esa.

Por esa misma razón cierro los ojos y nos veo a ambas bailar; sólo nosotras dos, sin nadie a nuestro alrededor que interrumpa nuestra perfecta libertad ni nuestro hermoso baile. Durante un segundo llego a sentir su mano enlazada a la mía, su cuerpo muy cerca del mío y los suaves movimientos que hacemos sin que nada marque el ritmo.

Abro los ojos cuando me doy cuenta de que probablemente ya habrá terminado de bailar, y me sorprendo cuando la veo parada delante de la ventana, mirándome con una suave sonrisa. No puedo evitar devolvérsela tímidamente, sabiéndome descubierta otra vez, como cada noche. Levanta la mano y se despide de mí alegremente para después darse la vuelta, apagar las luces y perderse en una de las habitaciones de su piso. 

Suspiro lentamente, sintiendo cómo el corazón me palpita rápidamente en el pecho y, con pocas ganas, echo la silla hacia atrás, recojo el libro que había estado intentando leer antes y me voy a mi habitación, deseando fervientemente que llegue mañana, sólo para poder verla bailar de nuevo...

Entonces Ella Baila [Wenclair G!P] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora