Capítulo 23

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Wednesday

Me matriculé en la carrera de Historia el martes siguiente, después de que eligiera las optativas que cursaría con la ayuda de Enid. Después de eso lo único que me quedaba por hacer era esperar a que comenzaran las clases en octubre. El miércoles fuimos a hablar con mi doctor y con la doctora Weems, a quien no dudo en recurrir siempre para una segunda opinión y así sentirme con más tranquilidad, los visitamos para que nos dieran unas pautas para la hidroterapia. Ambos nos animaron a probarlo personalmente pues según los ejercicios que se podían llevar a cabo en el agua eran muy beneficiosos para el paciente, y aquella buena noticia hizo que Enid y yo tuviésemos más ganas que antes de probarlo.

Dos días más tarde las dos decidimos que ya había llegado el momento de probar la piscina del hospital. Nada más llegar a la clínica apareció Valerie, la enfermera que había sido nuestra guía el primer día que habíamos visitado el hospital. Por ser amable le expliqué cuáles eran nuestras intenciones aquel día y ella muy cordialmente se ofreció a enseñarnos las distintas piscinas de las que gozaba el hospital para desgracia de Enid. La primera era cuadrada y simple, una piscina normal y corriente donde rehabilitar tanto brazos como piernas. La segunda tenía barras horizontales clavadas en el suelo para que los parapléjicos pudieran caminar en el agua, cosa que era mucho más fácil dentro que fuera de la piscina. Y finalmente, en la tercera podían usarse flotadores y todo tipo de objetos para ayudar al discapacitado a nadar o a caminar.

Nosotros tres decidimos comenzar por la primera, para que me fuera adaptando a moverme por una piscina. Valerie se marchó cuando vio que allí estaba de más, consiguiendo que Enid sonriera ampliamente. Estaba más que claro que no la soportaba, y aquel hecho me hacía reír a mí.

Con la ayuda de Divina me sumergí en el agua, que estaba templada, y me sentó en uno de los escalones donde el agua me llegaba por debajo del ombligo.

—¿Estás bien? —me preguntó asegurándose de que estuviese cómoda.

—Sí —hice figuras con un dedo en la superficie agua, recordando cómo era estar sentada dentro de una piscina. —Creo que esto va a ser divertido.

—Veo que la están pasando bien —comentó Enid entrando en el agua lentamente. No lo había hecho hasta el momento porque se encontraba en uno de los vestidores del hospital poniéndose el bikini deportivo que se había comprado expresamente para la ocasión.

No pude evitar observarla de arriba abajo justo antes de que se sentara a mi lado en el escalón, pues aquel bikini le quedaba de maravilla. Y fue entonces cuando caí en la cuenta de que jamás la había visto con ropa de baño.

—¿Vas a necesitar un babero, Wednesday? —bromeó Divina pasándome una mano por delante de los ojos, cortándome así el contacto visual con el bonito cuerpo de Enid.

Mi novia se echó a reír y negó lentamente con la cabeza, mientras que yo volteé un poco mi cuerpo y le di un manotazo a Divina. —Cállate —musité avergonzada, aunque entretenida.

—Oye, si quieren las dejo solas para que puedan meterse mano en la piscina.

—¡Divina! —exclamó Enid, a quien se le colorearon las mejillas de rojo.

—No entiendo porque su vergüenza...

—Bueno ¿quieres callarte ya? —me reí yo, deseando que dejara estar el tema.

—¿Comenzamos?

—Vamos —Enid volvió a ponerse en pie, y por mucho que intenté desviar los ojos de su cuerpo, me fue inevitable. Sin embargo, se trataba de mi novia, así que, ¿qué más daba?

Entonces Ella Baila [Wenclair G!P] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora