–No, Bardock, no nos vamos a mudar.
–Qué planea hacer, señorita?
–Tomemos el vuelo, nuestras cosas se quedan en el avión volveremos acá cuando le de la Carta a Sebastián y no vamos a volver a pisar Londres nunca más.
Tomamos el vuelo y en mi mente iba preparando lo que tenía que decir cuando lo vea, cuando vea a Sebastián.
–La veo nerviosa.
Bardock a veces se daba cuenta de cosas que no quería, decir que sentía que me conocía más de yo misma no era una exageración.
–Estoy bien. Realmente no sé qué voy a hacer y mucho menos decir.
–Entre demonios la comunicación no es lo mejor que tenemos.
– Si fuera así nuestra relación no sería como es ahora.
–Pero usted no es un demonio por completo.
Nos miramos a los ojos, él se acercó y me acomodó el cabello detrás de la oreja con mucha delicadeza y me dio un beso muy suave en la mejilla.
Les diría que ese hombre es mi alma gemela, pero él no tiene alma y yo solo tengo una mitad.
___Sino fuera que estoy obligada a entregar la maldita carta ni de mal chiste iría tras ese hijo de puta.
Bardock me semi abrazó, trataba de calmarme.
___Todo va a terminar bien, haga lo que tiene que hacer y después nos vamos, mi princesa. Y si llega a pasar algo bien sabe que tenerlo entre mis manos y ahorcarlo hasta que agonize me alegraría la vida.
___ Tal vez me llegués a gustar más si lo haces.
Una risa se nos escapó, apoye mi cabeza en su hombro y cerré los ojos con el objetivo de dormir un poco. Llevaba un par de semanas sin dormir.
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–!Sebastián déjame! —Gritó el joven con el parche en el ojo.
–Pero señor su aprendizaje en el baile es importante. –Habló entre sonrisas mientras luchaba por hacer que el menor siguiera el baile al ritmo de la música.
–¡Es estúpido todo esto! ¡Ya sueltame, estás despedido!
___¡No me puede despedir, lo acabo de adopt-... —Soltó al amo de su agarre y se separo- Ya llegó llegaron antes de lo que esperaba.
–¿Quienes diablos llegaron? —Dijo mirándolo fijamente.
–Solo le quiero pedir algo, Ciel, deje las preguntas para después le prometo que le explicaré todo -Tomo y solto aire- Vamos afuera
Ciel no entendía lo que Sebastián quería decir. Le parecía raro que le dijera que ya están aquí si hasta hace unas pocas horas el mismo dijo que no había nada hoy, solo lo siguió hasta afuera.
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–Es aquí.
–Así es, mi jovencita. Aquí se encuentra Sebastián Michaelis.
Las últimas dos palabras que Bardock dijo se escucharnos bastante fuertes en mi cabeza, pero justo ahí justo en el mismo instante se aparecieron dos personas, ya sabía quién era uno, el único que me importaba ver.
[Aquí está, aquí estoy, con el corazón frío, el alma vacía y el lamento ardiente, parada en frente de Sebastián Michaelis a quien por fin conocía en mis más de 100 años]
Un silencio inmenso nos invadió a todos.
–Buenos días. –Dijo mi salvaron rompiendo el silencio.
Gracias, le dije en mi mente
–Disculpen nuestra llegaba sin previo aviso, la verdad es que-
Y fue interrumpido por ese pibe de cabello azulado, eso me molesto mucho.
–¿Quienes son ustedes y que hacen aquí? ¡¿Cómo se atreven a venir sin avisar a la mansion Phantomhive?!
___ Sebastián Michaelis –Dije yo mirándolo fijamente y sin darle la más mínima importancia al mortal que interrumpió a Bardock– Por fin estoy cara a cara con vos.
Al instante supo quien era la joven de ojos rojos, la de cabello negro como la oscuridad, la de corazón latente, la que no parecía más mayor que su amo Ciel.
–Lauren. –Susurró el mayordomo y Ciel lo escucho– Que sorpresa, sentía que iba a pasar algo pero esto fue inesperado.
–Joya, no necesito presentación -Dije con voz directa y saque la carta que tenia guardaba- Esta carta es de mi mamá me pidió que te la diera.
Oh no. –dijo el demonio al darse cuenta de lo que venía.
–¿Qué?, ¿Cómo que "mi mamá"? –preguntó Ciel– espera, ¿quién es ella?.
Sebastian andaba tan en otra que ni siquiera escuchó lo que él dijo.
No podía apartar mi miraba de sus ojos, yo emitía odio y enojo y él lo sentía
–Lauren. –Volvió a repetir Sebastián sin susurrar esta vez.
–!No! ¡¿Cómo mierda vas a pronunciar su nombre y más en frente de mí?!.
Estaba al tope de ir y sacarle la existencia a golpes, quería hacerlo mierda quería que pagará por todo lo que hizo y no hizo.
¿Carta de su mamá? Realmente es lo que creo que es? Qué está pasando aquí? Realmente es lo que me estoy imaginando?
Esas preguntas no dejaban de pasar por la cabeza de Ciel, él no era ningún tonto y ya se había hecho una idea de lo que estaba pasando
–¡No volvás a pronunciar el nombre de mi mamá y mucho menos en frente de mí! ¡Maldito demonio desgraciado! Sos todo lo que significa la palabra cobarde, que sea la última vez que te escucho decir su nombre.
–¡Ya basta! ¡¿Quién diablos te crees para venir a gritar en mi propia casa?!.
–Lo lamento –Sebastián con voz directa pero calmada, dirigió su miraba a su amo- Deje que yo me encargue, Botchan.
___¡¿Qué son esos gritos?! -Dijeron los otros dos sirvientes de Ciel, Fannie y Mey-Rin quienes habían aparecido al escuchar los gritos.
–Disculpen el aviso tardío -Dijo el mayordomo mayor- La joven aquí presente, es mi hija.
Me llené de miradas, pero eso no fue nada lo peor pasó cuando escuché que dijo lo siguiente:
–Y para ustedes, el joven al lado mío... también es mi hijo.
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♤Black butler♤>> La hija de Sebastián.
SonstigesQuien diría que las cosas en la mansión Phantomhive cambiarían cuando vieron que la hija de Sebastián Michaelis lo encontró. ¿Qué diría el novio de Sebastián? ¿Grell se enojaria? ¿Por qué la oculto por 116 años? ¿Qué pensaba Ciel al respecto? ¿...