6__ Primera noche.

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Sentí que ese "Se van a tener que quedar..."
retumbó tantas veces en mi cabeza que cuando yo di medio suspiro ya estábamos dentro de la mansión.

Definitivamente esto no tenía que ser así.

___ Tenemos que hablar, Bardock.

Un suspiro cansado salio por parte del mayor, quien se encontraba en sillón frente a ella.

___ ¿Nos darian un momento a solas, por favor?

Los sirvientes junto con Ciel y Sebastián se pusieron de pie. -Los esperamos en el comedor- Anunció el de pelo azulado y se fueron.

___ Señorita...yo...

___ Sabes lo que hiciste, y yo sé por qué lo hiciste.

Saqué la carta de mi bolsillo y la agarre con ambas manos fijamente mi vista en ella.

___ Pero sabes que no era y no es necesario.

___ Usted ya estuvo sola por muchos años me parte el corazón que no tengo sentir la furia que emana de usted cada vez que lo ve, que lo menciona y que lo escucha.

Mientras lo escuchaba mis manos presionaban cada vez más la carta.

___ Usted sabe que es lo más preciado que tengo y por eso le digo...¿No creo que ya es tiempo de perdonar?

Esa pregunta hizo eco en mi cabeza, suspiré y guardé la carta.

___ No me esperaba escuchar eso de vos, me decepcionas.

Y nuevamente el corazón que Bardock no tenía, se rompió...

___ Pero no esperaba a que lo entendieras del todo, no sos un humano.

Otra vez.

Me levanté y me fui hacia el comedor. Una vez ahí sentada del lado derecho de Ciel, él empezó a hablar.

___ La mansión es muy grande hay lugar de sobra -Se lleva el cubierto a la boca-

___ Nos iremos a un hotel.

___ Hizo una promesa.

___ Fue enseñarte, no quedarme.

Y mientras otra discusión empezaba, Ciel no pudo evitar notar que los ojos de aquella chica quien compartía la mesa con él de verdad eran de un rojo intenso tanto como los de su mayordomo. -¿No habían dicho que eran cafés?- Se preguntó en voz baja.

___ Lo son cuando me calmo.

O tal vez...no tan baja.

Bajó su mirada hasta el pecho de la chica y al ver que se movía pudo comprobar una cosa. -También respira- fue subiendo lentamente su mirada hasta llegar a sus mejillas. -Piel muy pálida pero si lleva sangre en su interior- Pasó su mirada hacia el cabello, -Negro y liso- lo siguió con la mirada viendo hasta donde llegaba.

___ Botchan, ¿que hace?

Y con eso Ciel escapó de su mente.

___ Tu mamá...¿También tenía el cabello negro?

___ No, lo tenia café. El mío es así porque todos los demonios o al menos en su mayoría tenemos el cabello negro.

___ Sabes, me parece increíble conocer a alguien como tú, no, me parece increíble conocerte a ti. Mitad y mitad. Admiro tu fuerza de demonio, admiro tu capacidad de controlar tu respiración, me parece increíble que el interior de tus ojos parezcan estar ardiendo como el fuego y que de un segundo a otro sean del color café más claro que haya visto en mi vida.

Yo ya había visto los ojos de aquel chico, uno azul oscuro y del otro lado del parche se encontraba un color algo...diferente. Sabía por qué era así, sentía de lejos la curiosidad que tenía y no lo ocultaba, era una persona neutra, tranquilo, no hacía muchas expresiones y lo que me gustaba era que no se metía en las discusiones de Sebastián y yo. A simple vista parecía un chico que no daba problemas pero yo no confiaba en nadie, algo tenía que tener.

Aunque no pudo negar que no me esperaba todo aquello que dijo sobre mí, yo sabía que era una persona increíble y que hasta diría que era uno de los seres más singulares del mundo una híbrida no era alguien que se encontrara el cualquier lado. ¿Pero lo dijo así como si nada? ¿Viéndome a los ojos? Era algo que hasta ahora solo Bardock había hecho.

Y hablando de Roma, había llegado al comedor y se encontraba contemplando aquella escena parado junto al mayordomo. -¿El está hablándole a mi niña?.



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Luvan pasó casi todo el resto del día metida en aquella habitación no dejaba de pensar en todo lo que había ocurrido. Cuando vio que el sol iba cayendo salió de la habitación.

___ Bardock.

Como por arte de magia él apareció frente a ella.

___ ¿Sí, mi señora?

___ Vamos a un hotel, a pasar la noche.

___ ¿A dormir?

___ Yo voy a dormir, no sé qué vas a hacer vos.

___ Tengo algo para ustedes. -Habló Sebastián- Botchan mandó a los sirvientes al pueblo a comprar ropa para ustedes para que pudieran estar más cómodos.

___ No necesito nada que venga de él ni de vos.

Bardock y Sebastián se miraron fijamente por unos segundos.

___ Te dije que así no iba a querer.

___ Tenía que intentarlo.

___ Señorita, fui yo quien le pidió a los sirvientes que me acompañaran a comprar ropa nueva le aseguro que es de su agrado.

___ Deja lo mío en la habitación.

Me quedé a solas con el otro.

___ Gracias por quedarte.

___ No te acerques a la habitación en la noche y que los los sirvientes ni el pibe de azul lo hagan en la mañana.

___ Te despertaré a la hora del desayuno.

___ ¿Por qué? Ni que fueras mi padre.

Di media vuelta y volví a la habitación.

Todo a su tiempo. -Pensó.

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La noche ya había caído y Sebastián dio la orden que Luvan le había dicho, "Que nadie hinche las pelotas" a todos los de la mansión. Cada uno se encuentraba ya en su dormitorio.

Una y algo de la mañana.

___ Espero que no esté nadie.

La cabeza de Ciel no dejaba de dar vueltas por el cansancio no lograba reconciliar el sueño, tan vez el día anterior había resultado más pesado para él que para los demás. -Un vaso con agua helada ayudará.

Salió y bajó las escaleras, se dirigió a la cocina y tomó aquel vaso con agua que se había propuesto. Salió de la cocina y no tardó mucho en darse cuenta de una cosa.

No estaba solo.

Entré la oscuridad vio un par de luces rojas muy pequeñas, parpadeando.

No eran solo escalofríos los que envolvían el cuerpo y la mente de Ciel, eso que sentía ya era miedo. Para su muy buena suerte tenía una mesa con una lámpara a su lado una lámpara que se encargaba de alumbrar las escaleras por la noche pero... por alguna rara razón en ese momento estaba apagada.

Reaccionó y rápidamente la prendió pero lo que vio en escena lo dejó aún más asustado de lo que estaba. Aquel ser al que sólo pudo verle los ojos en la oscuridad, se dio vuelta rápidamente cuando vio que la luz de la lámpara que él mismo había apagado, se iba a prender de nuevo.

Lo vio de espaldas, cabello corto y negro, a su altura y de ropa blanca. -¿Quién mierd...?-

Luces fuera. Ciel cayó desmayado en el piso por alguien que le puso un pañuelo con un líquido anestésico en la nariz, estando detrás de él.

Primera noche.

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⏰ Última actualización: Jan 15 ⏰

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♤Black butler♤>> La hija de Sebastián. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora