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Lo único que agradecía era estar sin el saco del traje ya que sería evidente de que estaba ahí. Ahora estaba solo con una camisa celeste bebé y Riki... ¡Riki era el más reconocible! Estaba literalmente con el mismo traje extravagante que llevaba siempre.

Estaba escondiendo su rostro hacia un lado cuándo la campana del restaurante sonando lo alarmó.

Habían entrado y él parecía encoderse de un demonio. Bueno, Jay era un demonio cuando se enojaba, así que tenía sentido.

— Amor, el lugar está lleno ¿y si vamos a otro? — la voz de Sunoo cerca lo alarmó y se alejó un poco disimulando.

Sí, por favor váyanse.

Tranquilo bebé, ya tengo una mesa reservada, voy a pedir el número de mesa y entramos. — Jay habló y supo que iba a ser su fin.

Ellos iban a comer ahí y Jay iba a pedir el ticket dónde se encontraría con Riki y sería su fin.

Disimuladamente alzó la vista y se fijó que Riki ya había tenido un número de mesa y estaba dirigiéndose hacia el.

¿Por qué a mí?

Lloriqueando internamente corrió hasta llegar a Riki, sin voltear a ver a Jay y Sunoo. Al llegar lo abrazo para no ser visto y lo jaló dentro del restaurante.

— Eso fue repentino. — la suave risa de Riki lo trajo a la realidad y captó de que aún lo tenía abrazado.

Lo soltó y se puso rojo.

— Lo siento, tengo hambre. — se excusó.

Nishimura rió y suspiró jalando su mano por el grande restaurante hasta llegar a su mesa. Eran el número 34, iban casi a una esquina.

Estaban demasiado lejos de la mesa 1, estarían bien si a Jay y compañía no les tocaba la mesa 33 o 35, porque sino estaría jodido.

— Escoge lo que desees, yo invito. — Riki le extendió la carta y él la tomó.

— ¿Seguro que invitas? — preguntó interesado resiviendo un asentimiento por parte del japonés. — Yo invito a la próxima entonces. — respondió sonriendo.

Mierda. Había dicho a la "proxima", más que eso no podía cagarla.

Ignorando sus insultos a sí mismo miró la carta y buscó algo que le gustara, estaba con demasiada hambre.

— Nos tocó la 33 no puedo creerlo, mejor nos hubieran dado la 100. — la voz de Jay casi lo hace atorarse con su propia saliva.

Se "escondió" detrás de la carta y sintió terror al verlos sentarse literalmente a su lado, solo con unos 5 metros de distancia.

— No seas amargado Seongie, aquí podremos hablar más libremente y nadie nos reconocerá. — animó Sunoo riendo.

Mierda, iba a llorar a este paso.

— ¿Jungwon? ¿Qué tanto ves? — Riki le quitó la carta mirando hacia dónde miraba y entendió. — ¿Y esos qué hacen aquí? — habló confundido.

Sin responder volvió a ocultar su rostro. — Ya sé que pedir, llama al mesero, por favor. — rogó despacio.

— Claro. — Riki lo miraba divertido y esperaba todas las formas del como Riki llamaría al moso, menos esa. — ¡Meseero! — el gritó de Riki casi lo hace llorar.

Definitivamente no era su jodido día.

Las miradas giraron hacia ellos y los que menos quería que fijaran su existencia estaban viéndolos.

— ¿Oh? Ese chico no es.... — Sunoo había pausado pensando.

¡No, no es esa persona!

— ¡Ah! ¡Es Riki! — la para nada ruidosa voz de Sunoo sonó y suspiró cansado al ver a Riki viéndolos.

Riki giró a verlos y rió. — ¡Jefe y Sunoo, hola! — saludo a lo lejos.

Mierda, eso parecía todo menos un restaurante lujoso, iba a morir.

Alzó un poco la carta y miró como Sunoo jalaba a Jay hasta la mesa dónde estaba con Riki.

Voy a llorar, primer aviso.

Se escondió más y sintió a alguien sentarse a su lado.

— Siéntate ahí Jay, ¡comamos juntos! —Sunoo había sentado a Jay a su lado y él estaba al lado de Riki, iba a llorar literalmente.

¿Lo peor? Aún no se habían dado cuenta de quién era porque literalmente tenía la carta tapando su rostro.

— Humm, ¿ese chico es tu novio o algo así, Riki? — Sunoo lo estaba señalando y sintió esa mirada viéndolo.

La risa de Riki se escuchó. — No es mi novio aún, es Jungwon, solo que se avergonzó al verlos. — respondió riendo.

"No es mi novio aún"  listo iba a ser regañado por Jay hoy en la noche, peor que eso no podía ir su día.

Suspirando sacó la carta de su rostro y miró avergonzado a Riki, este último reía.

— ¡Jungwon! ¿Tú y Riki juntos? ¡Me muero! — Sunoo los señaló dramatizando la situación.

— ¡N-no es eso! Solo vamos a comer ¿Cierto Riki? — miró a Riki casi rogando.

Riki captó eso y asintió divertido. — Sip, vinimos a comer y vaya sorpresa verlos. — agregó tratando de desviar el tema.

— Lo mismo digo. — el que respondió fue Jay y sintió fallecer, literalmente tenía a Jay a su lado y se veía enfadado.

Su rostro estaba rojo ¡tenía que ir al baño rápido!

— Iré al baño. — avisó y antes de que los demás dijeran algo corrió hasta los servios higiénicos del lugar.

Al entrar también se dió cuenta de que era grande, temblando se acercó al lavado y abrió el grifo lavando sus manos primero.

Suspiró pesado estirándose para lavar su rostro y mojar sus cabellos cuando la puerta del baño siendo abierta y cerrada con seguro llamó su atención.

¿Quién demonios cerraba con seguro?

— Me mentiste y viniste a comer con ese idiota. — Jay habló detrás de el.

Tembló y suspiró secando las gotas que goteaban de su rostro con papel de baño.

— Yo lo he invitado, me enteré que lo tratas como la mierda, simplemente estoy compensando tu idiotez. — respondió cansado.

La risa burlona se escuchó en todo el baño y su cuerpo siendo apretado contra la pared del lavado lo sorprendió.

— Si lo trato como la mierda que es no debería importarte, ¡no actúes como si estuvieras con él! Hasta Sunoo se fijó y pensó que eran algo, me enferma. — Jay estaba molesto, mierda.

— Es mi amigo, claro que me importa. — lo miró y sonrió burlon. — Tú ni siquiera llegas a ser mi amigo ¡no actúes como mi pareja ahora!— agregó y trató de alejarse, en vano.

Jay lo miró sorprendido y su rostro ardió. Lo había golpeado.

No de nuevo.

— Cállate, no me hagas golpearte más. — lo amenazó.

Jungwon sintió sus ojos lagrimear, no iba a llorar, ya no quería hacerlo por ese hombre.

— Vete con tu novio, no quiero verte y ni se te ocurra tocarme de nuevo, juro que renunció de tu empresa y me largo para siempre. — habló sin mirarlo y salió del lugar en dirección a la mesa con los demás.

Su mejilla ardía, dolía, pero dolía más su corazón. Jay siempre era así, estaba confundido.


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Todos iguales mrdaa jadjjas , F por Wonie😞

Lσʋҽɾ | jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora