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Se removió en sus sábanas, gruñó y secó frustrado sus lágrimas, estaba llorando desde que había llegado del trabajo.

¿Llorando por ese idiota...? El idiota definitivamente era él.

Recordó como salió e ignoró a todo mundo, sus llaves se quedaron con Riki. Incluso había estado resiviendo mensajes del japonés, no contestó ningún mensaje.

Sunoo al verlo salir de la oficina trató de hablar con él y también lo ignoró.

No tenía ganas de nada, solo quería llorar en su cama mientras abrazaba a su perrito.

Y sí, eso hizo, ni bien llegó después de tomar un taxi, buscó a su cachorro y lo abrazó para irse a su cuarto y llorar.

El cachorro lamía sus lágrimas y ladraba de vez en cuando.

– Jay ya no vendrá. ¿Lo extrañarás, Maeumi? – preguntó al can.

Un "woof" fue la respuesta del cachorro. Suspiró y se levantó con intención de ir a tomar algo de leche fría al refrigerador, moría por algo de fresco.

Tomando dicho refresco casi se asusta al escuchar su puerta siendo abierta.

¿Quién demonios era y por qué tenía la llave de su casa?

Pensó un poco y su corazón bombeó al saber de quién se trataba.

– ¿Jungwon? – su nombre siendo llamado lo hizo tensarse.

Dejó el vaso y quiso correr a su habitación pero el ladrido de su perrito le hizo levantar su mirada, quedando frente a frente a la persona que menos quería ver en esos momentos.

– Jongseong. – musitó fingiendo asombro.

Su cuerpo siendo envuelto en un abrazo lo sorprendió.

– ¿Por qué te fuiste así de derrepente? – preguntó.

Quiso reír por la pregunta estúpida que había soltado Jay pero sus palabras murieron al sentir lágrimas caer en su cuello.

– ¿Estás llorando? – murmuró.

Era obvio que el chico estaba llorando, sentía firmemente su cuello mojarse y las lágrimas pasaban por la "marca" que había dejado Jay.

– Lo siento... Sabes que no soy así, mis padres vendrán mañana a la empresa, estoy algo idiota por eso, lo siento tanto mi amor. – el sollozo no paraba.

Su cuerpo tembló ante lo dicho ¿Los padres de Jay? Mierda.

No conocía mucho a los padres de Jay pero sí sabía que eran exigentes con él, se enteró por Sunoo que prácticamente habían aceptado que Jay estuviese con él solo porque la familia de Sunoo tenía dinero.

Pero claro, eso no tenía nada que ver con él.

– Sabes que eso no es una excusa válida para mí. – señaló su "marca" y sus mejillas rojas. – Me golpeaste y luego me ¿Mordiste? No te reconozco Jay.

El moreno suspiró lento y se separó un poco.

– ¿Quieres golpearme? Tal vez así te sientas mejor. – señaló su mejilla y luego lo miró. – Fui un idiota lo sé y me arrepiento, perdóname...

¿Ah?

– N-no, no quiero golpearte. ¿Por qué te golpearía? – estaba confundido.

Jay alzó sus hombros. – Papá decía que así se drenaba más rápido la furia y supongo que estás enfadado conmigo.

– Deja de decir tonterías y... Vete de aquí, voy a dormir, mañana tengo trabajo. – necesitaba que ese hombre se fuera ya.

Fue prácticamente ignorado porque su "acompañante" estaba adentrándose más en su departamento con dos bolsas que había dejado en la entrada.

– ¡Espera! ¿Qué es eso? – curioso preguntó.

El hombre lo miró y señaló a su perrito, seguido señaló su TV.

– Veremos tus películas favoritas hoy, traje la cena para ti y Maeumi. – la respuesta fue concreta.

Quiera llorar, no entendía a Jay. Podía tratarlo horrible y luego actuar como si nada, ¿A caso no pensaba en cómo se sentía él? Lo odiaba.

– Vete.

El ruido de la comida cayendo y el ladrido de su perro lo hicieron voltear.

– ¿Qué dices amor? Veremos la saga de Saw, me dijiste que te gustaba mucho.

Se acercó furioso y del impulso le lanzó una cachetada.

– ¡Dije que te fueras! ¡Lárgate y no me busques más! – volvió a gritar y comenzó a empujar a Jay para echarlo de su hogar.

Desesperado el hombre se puso firme al llegar a la puerta del departamento y volteó hasta quedar ambos cara a cara.

– Espera Jungwon, arreglemos las cosas, no podemos terminar así. – sintió a Jay buscar su mirada y lo esquivó. – Mírame.

Luchando consigo mismo negó rotundamente y abrió la puerta.

– Vete, ya no quiero ser tu segunda opción, tú no me amas Jay.

Sus ojos comenzaron a lagrimar y se cubrió, no quería mostrarse débil.

– Tú sabes que sí te amo.

Jay se acercó a él y lo abrazó.

Enfadado se alejó y lo empujó. – ¡Deja de mentir! ¡Si me amaras estarías conmigo, no con Sunoo!

Estaba enfadado, triste, sentía de todo en aquel momento, no quería verlo, no quería ver a nadie.

– ¿Te vas a largar ya? – inquieto preguntó.

El hombre frente a él seguía firme, no había movido ni un jodido músculo, eso le inquietaba.

– No me iré sin hablar contigo.

Indignado lo miró y giró para caminar tranquilamente hacia la salida de su departamento.

– Entonces me voy yo.

Sin pensarlo salió ignorado los gritos de Jay y los ladridos de su perrito bajó más escaleras y caminó bajó la lluvia tranquila, quería pensar bien las cosas.

¿Dejar a Jay para siempre?

Se sentía increíblemente tonto ahora, había dejado a su perrito con ese tipo, quería volver pero tenía miedo de verlo de nuevo, tenía miedo de caer.

Avanzó a la deriva y de un momento a otro una persona frente a él tropezó y tumbó bolsas de ramen.

– ¡Dios! Perdón. – una voz algo chillona llegó a su tímpano y se tenso.

Sunoo.

Alzó la visto y sí, Kim Sunoo estaba frente a él sonriendo apenado y con una bolsa llena de ramen.

– ¿Jungwon? ¿Qué haces aquí? – su amigo parecía curioso.

Ay dios...


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Felices fiestassss, recién acabo de graduarme y ahora tendré más tiempo para las actualizaciones jejeje , espero la pasen bien con sus familias y gracias☺️💗

Lσʋҽɾ | jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora