Gatito...4

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Greeicy. ☁️

Me acercó al pequeño animal tratando de no asustarlo, acercó mis manos con cuidado, lo agarró tratando de no lastimarlo.

Suelta unos pequeños maullidos y trata de escaparse de mis manos, lo acercó más a mí mientras camino alrededor de la basura la cual huele desagradable; me asusto al ver un a un gato más grande tirado en el piso, lo cual supongo que es su madre ya que es igual a él, blanco con rayas grises y negras.

Le tapo los ojitos para que no vea a su madre muerta y llena de sangre, me alejo del basurero para caminar hacía el carro, donde están mis amigas.

Aguanto las ganas de llorar que me provocan haber visto aquella imagen tan desagradable, como es que alguien pudo haber matado a un inocente animal.

—¿De donde sacaste ese animal? si sabes que soy alérgica a los perros— habla Lilly desde el asiento del conductor.

—Es un gato, no ves— responde por mi.

—Lo encontré cerca de ese bote de basura, estaba buscando comida en la basura que está tirada en el suelo— apuntó hacía el lugar en el que lo encontré.

—¿Cómo es que lo miraste? y por qué yo no lo hice.

—Venías manejando.

—Yo miré algo que se movía pero pensé que era una rata y las ratas me dan miedo.

Me subo al auto mientras abrazo al gatito, ya no está maullando pero se nota que tiene miedo, está un poco sucio y lo más probable es que ensucie mi ropa pero no puedo evitar las ganas de acariciarlo y acercarlo a mi regazo para que no tenga frió.

Lo observó mientras mi mente me trae recuerdos no tan agradables, no puedo evitar que me recuerde a mi hermana y a mi; las dos quedamos solas igual que este gatito, aunque yo la tenía a ella y ella a mí.

¿Y el?

Desde ahora me tiene a mi.

Entró al departamento y espero que Alice cierre la puerta mientras me quedo mirando al animalito que tengo en mis brazos, no tengo ni la menor idea de como cuidarlo o que necesita, pero trataré de hacerlo lo mejor que pueda.

—¿Los gatos se bañan? —miró a Lilly esperando que sepa la respuesta.

—No sé.

—Y si le pasas un trapo mojado para limpiarla —Se mete a la boca una gran cucharada de helado.

—Alice ya te he dicho que no es saludable comer helado y menos en la noche, te puedes enfermar.

—Pero yo quiero helado —La pelinegra hace un puchero para que no le quite el helado.

Lo cual le funcionó.

—¿Legna ya se durmió? —Las interrumpo.

—Si,es un angelito —Habla con la boca llena de helado.

—No hables con la boca llena.

—Mandona.

Empiezo a caminar hacia el baño con el gatito en mis brazos, lo pongo en el lavado para tomar una toalla pequeña que encontré en el tocador, lo humedezco y empiezo a limpiar al pequeño animalito.

Pensé en bañarlo pero con este frío ni yo tengo ganas de bañarme aunque lo tengo que hacer, quiero borrar sus huellas de mi piel.

Espero poder hacerlo.

Terminó de quitarle las pequeñas manchas y lo llevó a mi habitación, lo dejó entre las sábanas de mi cama mientras él las curiosea como si fuera un nuevo descubrimiento, lo dejó para dirigirme a la cocina.

—¿Qué comen los gatos? —le pregunto a mi amiga.

—Zanahorias.

—Eso comen los conejos.

—Según google, los gatitos bebés deben tomar leche de su madre —Toca la pantalla para deslizar y seguir leyendo.

—Eso es algo obvio pero que se le da a un gatito que no tiene madre —preguntó viendo lo qué hay en el refrigerador.

—También dice que le puedes dar leche especial para gatos en un biberón.

—Mañana lo llevaré al veterinario, ahora ya son más de las doce de la noche —Me agacho para abrir el cajón donde guardamos las cosas que no necesitan estar en el refrigerador.

—Dice que le puedes dar atún en agua, no en aceite y que lo enjuagues antes de dárselo.

Checo si hay atún en agua, lo cual si hay; hago lo que me dijo Alice, pongo la comida en un plato para llevárselo.

Lo bajo de mi cama para ponerlo en el piso y acercarle la comida, se acerca con cuidado para olerlo para empezar a comer con desesperación.

Ya que termino lo vuelvo a poner en mi cama para dirigirme al baño y abrir la regadera, espero que se caliente un poco para meterme.

Siento la calidez del agua cuando toca mi piel, recuerdo como sus labios tocaron mi piel, como introdujo sus dedos en mi.

—AAAAA —jadeó de solo recordarlo, siento humedecida esa parte.

Dirijo una de mis manos hasta rozar mi parte con los dedos, hecho mi cabeza hacia atrás soltando un gemido y quiero seguir tocándome pero no se siente como sus dedos, no siento lo mismo.

Lo necesito a él.

Término de bañarme para caminar hacia su habitación, abro la puerta lentamente asomando mi cabeza y la veo a ella, mi pequeño angelito durmiendo tapada con una manta de un dibujo de pingüino.

Me acerco a ella, trato de no hacer tanto ruido al sentarme en la cama: es tan linda con esas pecas que adornan sus cachetitos y su nariz, con esos ojitos negros, su pelo rizado café es muy parecida a mi.

La diferencia que yo tengo el pelo negro y ella café igual que mi padre, es hermosa, es lo único que me queda; esta pequeñita nena que a sufrido casi lo mismo que yo la cual no merecía sufrír.

No merecía quedar huérfana tan pequeña pero me demostró que es fuerte, mucho más fuerte que yo y que podía con las crueles jugadas que le hizo la vida.

Que no solo podía con ella misma si no que conmigo también y que sería mi motivación para seguir respirando.

Le doy un beso en la mejilla para salir de su habitación cerrando la puerta despacio tratando de no hacer tanto ruido, no quiero despertar a mi pequeña.

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Una segunda oportunidad ☁️

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora