Pequeñita...5

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Greeicy.☁️

Estar tomando fotografías es complicado: poses, luz, saber el momento exacto para tomarlas, tener que controlar los nervios de los modelos, el maquillaje aunque de eso se encarga Lilly y no yo.

—Terminamos —aviso.

—¿Me podrías enseñar las fotos? —Es una chica muy linda con un pelo rubio hermoso.

—Claro —le acercó la cámara mientras le muestro la fotos que le tomé.

—Están hermosas, ojalá me acepten en la agencia —su emoción se escucha en su voz.

—Seguro que te aceptan, eres muy linda y posas muy bien.

Normalmente se ponen demasiado nerviosos o no se les da bien posar, pero ella no.

—Eso espero —Observo la hora en el reloj que tengo en mi muñeca.

—Si tienes alguna duda acerca de las fotos le puedes preguntar a Laura, ella te resolverá cualquier duda que tengas —Asiente para después darse la vuelta y caminar hacia Lilly.

—Laura me envías las fotos a mi computadora —Le entregó la cámara.

—¿Ya te tienes que ir?

—Si tengo que ir a recoger a mi pequeña, te encargas de lo que la chica necesite y te toca cerrar —Le doy las llaves para salir, me subo al auto y empiezo a manejar.

Prendo el radio para evitar recordar ese momento lo cual no funciona, es inevitable no recordar cómo sus dedos tocaron mi piel o como sus labios tocaron lo míos. A pasado una semana desde que tuvimos sexo, pero aún no olvido ese momento y no sé si algún día lo haré.

—¿Cómo te fue? —La veo ponerse el cinturón de seguridad.

—Súper bien, la maestra nos dio dulces, aunque...

—¿Qué pasó?

—Hicimos una carta para nuestros papás y... —Agachó la cabeza para terminar de hablar. —Yo no tengo.

—Claro que los tienes pequeña —Tomó su barbilla haciendo que me mire.

—No están aquí.

—A veces no podemos evitar que el cielo se lleve a las personas que más amamos, aunque hay algo que sí podemos evitar.

Si me hubieran dado la opción de elegir si ellos o yo hubiera elegido mil veces ser yo la que muriera, de esa manera mi pequeña no sufriría.

—¿Qué?

—Ponernos tristes, ellos siempre quisieron vernos felices —Sonrió con melancolía mientras aprieto el volante.

—Yo quiero que mis papis me vean feliz, verdad que, ¿pueden vernos?

—Si pueden.

Respiro antes de empezar a manejar.

Le pido que baje su mochila del auto, caminamos hacia el departamento, el cual agradezco que esté en el primer piso que flojera subir escaleras o esperar el  elevador.

Me acerco a Kitty para acariciarla con cuidado aún no tiene ni un mes, cuando lo lleve al veterinario me dijo que aún tenía que tomar leche de su madre hasta que le expliqué la situación y me recetó leche en polvo como la que toman los bebés.

Le limpió las comisuras ya que la leche se le está derramando, me entusiasma ver qué ya está mejor y que le da hambre a cada rato.

—¿Cómo dijiste que se llama el gato?

—Es gatita y se llama Kitty —Me dirijo hacia Lilly para ayudarle a cocinar.

—¿Por qué cerraste temprano?

—Eran todas las sesiones que tenía para hoy —Agarro una fresa para meterla a la boca mientras hablo.

—¿Qué estás haciendo?

—Un postre de fresas, así que deja de comertelas.

—Bueno me avisas cuando estén —Me alejo de la cocina para ir a mi habitación.

Me aviento hacia mi cama para dejar que los recuerdos se adueñan de mi mente.

—Puedo entrar —escuchó una dulce voz detrás de la puerta.

—Claro pequeña —escuchó cómo habré la puerta y empezó a caminar hacia la cama.

—Te hice la carta a ti —Me siento en la cama.

—¿Por qué? —Tomó la carta que me ofrece.

—Porque la maestra dijo que se la podía escribir a una persona que ame mucho.

—¿Y me elegiste a mí? —Asiente, se da la vuelta para salir de mi habitación.

Abro el sobre para sacar la hoja, la desdobló y empiezo a leerla, lo cual ocasiona que empiece a llorar.

Jamás hubiera querido que ella pasará por eso tan pequeña.

Escribió cuanto me quiere y cuánto desearía que nuestros padres estén con nosotras, lo que le ha dolido no tenerlos, mis lágrimas caen en el papel haciendo que no se miren algunas letras.

Los recuerdos inundan mi mente, trato de tranquilizarme y distraerme pero no lo logró; hacé tiempo que no lloraba haci, pensé qué los recordaría con una sonrisa.

Mis manos tiemblan mientras mi respiración se acelera haciéndome imposible controlarla.

—1... 2... 3... Respira... Yo puedo —mi respiración se tranquiliza y las lágrimas cesan.

Tomo mi teléfono tratando de distraerme, deslizó mi dedo en la pantalla para meterme y salirme de las aplicaciones, dejó de hacerlo cuando veo un nombre raro escrito en mis contactos, "El chico de mis noches" no recuerdo haber puesto alguien así.

Decido marcar, se escuchan los tonos para después escuchar una voz masculina hablar.

—Hola, ¿quién habla?— se de quién es esa voz.

—Hola, ¿te acuerdas de mí? —hablo dudosa.

No estoy segura de lo que estoy haciendo, pero de los errores se aprende y de la impulsividad.

—Sabía que ibas a llamar, aunque jamás creí que tardaría tanto.

—Lo lamentó.

—No tienes porque lamentarlo, fui yo quien estaba esperando tu llamada con ansias.

—¿Podemos vernos? —pregunto antes de arrepentirme.

—¿En dónde?

—¿Puede ser en tu departamento?

—Si por supuesto, preocupa venir con cuidado —Cortó la llamada antes de responder.

Sé que dije que no lo llamaría ni que lo volvería a ver pero...

Necesito distraerme.

Me meto al baño para darme una ducha y haci lograr relajarme, salgo del baño en toalla, abro el último cajón del mueble que está cerca de mi cama para ver la lencería que tengo ahí.

Después de estar un tiempo decido  ponerme unas bragas rojas de encaje con un bra del mismo color también de encaje.

Para terminar de vestirme me pongo un pantalón y un top, salgo sin decirles no quiero que me pregunten a donde voy, así que decido mandarles solo un mensaje aunque aúnque no sé si Alice ya llegó de ir a visitar a sus padres.

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Holi y adiós.

Una segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora