Susan

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—Déjame ver si lo he entendido bien, ¿dices que esto es una dimensión alternativa a la mía?—pregunte después de escuchar la explicación de Shine.

—Básicamente—.Contestó el chico mientras sonreía colgado bocabajo de la rama de un árbol.

Me había despertado en un frondoso bosque sin saber cómo había llegado allí, lo último que recordaba era estar sentada debajo de un árbol cuando una sombra empezó a cubrirme y acabó por tragarme, esta persona llamada Shine llevaba ya un rato explicándome lo que pasaba, tenía la piel de color azul y orejas puntiagudas, su pelo corto dejaba ver unos pequeños cuernos que le salían de la cabeza y sobre ellos había un halo de ángel.

—Bienvenida al Reino del Abismo, no dejes que su apariencia siniestra te engañe, en realidad este es un lugar bastante acogedor.

Eché un vistazo a mi alrededor, los troncos de los árboles eran grises y sus hojas completamente negras, el césped que pisaba también era gris y apenas había nada de luz, la verdad es que sí que se veía algo siniestro.

—¿Cómo estas?¿no te habrás vuelto loca no?—preguntó de la nada—le pasa algunas personas cuando llegan aquí.

—C-creo que no...— contesté algo nerviosa.

—Genial, pero por si acaso no hagas muchos esfuerzos, si no estás acostumbrada a la energía de por aquí podría afectar a tu cuerpo, no vayas a morir de agotamiento ja ja ja ja.

—...

Este lugar estaba empezando a asustarme

—¿Cómo es que he acabado a ti?

—Pueeeeeees... alguien te ha tenido que invocar usando el faro, habrá sido una equivocación porque aparte de a los Tumbros dejaron de traer a gente aquí después del incidente.

—¿Qué pasó en ese incidente?

—No tengo idea, por aquel entonces aún no había nacido, mi tío Theo creó una ley que prohíbe hablar sobre el tema, por lo que la historia sea perdido, solo sé que alteró el orden natural de las cosas por aquí, y no para mejor, lo que me recuerda...—dijo a la vez que se ponía boca arriba.—que tengo que sacarte de aquí— se levantó y empezó a saltar entre las ramas.— sígueme.

Le acompañe caminado por debajo de las ramas por las que él pasaba.

—¿Por qué no puedo estar aquí?

—Es que por la noche las peores pesadillas de las personas que están en este lugar se materializan e intentan matarlas.—respondió con toda la naturalidad del mundo.

—¿Q-qué?—Esperaba que me dijera que era una broma, no fue así.

—No te preocupes, aunque no lo parezca aún queda bastante para que sea de noche.

—V-vale...—contesté agachando la cabeza.

Me hacía una idea de quien aparecería si mis miedos se materializaban y no me hacía mucha ilusión, aunque no fuera a pasar nada no podía evitar ponerme nerviosa.

Al volver a levantar la cabeza me encontré con Shine justo delante de mi, de la sorpresa pegue un salto hacia atrás.

—Tranquilízate ¿quieres? No te va a pasar nada, y aunque aparecieran las pesadillas yo te protegería.—afirmó con una sonrisa pícara.

Su confianza me hizo sentir algo mejor y deje mis nervios a un lado.

—Gracias Shine.

—No me las des, después de todo, ese es mi trabajo.

—Entonces ¿eres como el guardián de este lugar?

—Bueno, técnicamente sí, pero sólo ayudo a quien yo quiero, no me importa dejar que destripen a algún idiota de vez en cuando.—respondió con una amplia sonrisa

Estaba casi segura de que eso sí que era una broma, o al menos eso decidí pensar.

Ambos continuamos caminando juntos hacia la salida del bosque, ahora que estaba a mi lado me di cuenta de que Shine y yo teníamos la misma altura.

Estuve reflexionando un poco sobre esto de estar en otra dimensión mientras andábamos, había leído sobre dimensiones alternativas en los libros de mi maestro, pero todos decían que aunque se podía echar vistazos a otros mundos era imposible meterse en ellos.

—¿Adonde vamos?—le dije cuando me di cuenta de que aún no me lo había dicho.

—Al faro, presta atención, tendrás que ir al noroeste hasta que lo veas, ahí te vas a encontrar con alguien llamado Mesher, él será quien te devolverá a tu mundo, normalmente antes hay que rellenar una lista de objetos que consideres útiles para que te deje volver, pero como he dicho antes, te habrán traído por error , por eso te devolverán enseguida.

—¿Y si quierisiera quedarme un tiempo?

Shine se paró de golpe y me miró fijamente con una enorme sonrisa y unos ojos bien abiertos.

—¿Quedarte?

—S-si no puedo da igual.

—No no no no, claro que puedes quedarte, de hecho te animo a que te quedes.

Aunque mi llegada aquí hubiera sido algo repentino estudiar otra dimensión era una oportunidad única que no podía desaprovechar, además, no podría haber llegado en mejor momento, me tomaría mi estancia aquí como unas vacaciones, me vendrían bien, seguro que eso es lo que el maestro haría.

—Deberías intentar controlar esa actitud, así te meterás en problemas—soltó de la nada.

—¿Eh, qué quieres decir?—le pregunte preocupada.

—¿Qué? Ah no, tranquila, no estaba hablando contigo.

—Ummm, está bien.

Me aliviaba que no le pareciera que tenía una mala actitud, pero... éramos las dos únicas personas que estaban ahí, ¿A quién se lo decía?

—A ver... si quieres quedarte un tiempo, en vez de ir al noroeste tendrás que ir al noreste para llegar al coliseo, ahí deberías encontrar a Ramstro, se ve como yo... pero más alto... y con la piel gris... y su pelo le llega por debajo de las orejas, aparte de eso nos vemos igual, di que te he mandado yo y te enseñara el lugar.—cambio el tema.

—Oh, pensé que me lo enseñarías tú.

—Imposible, por el momento no puedo salir de aquí, cuando tenga vacaciones a lo mejor voy a visitarte, aunque si me necesitas, sabes dónde buscarme, pero no vengas por la noche, no puedo garantizarte que me encuentre con ganas de salvarte de las pesadillas.— término riéndose de una forma siniestra, no acababa de entender su sentido del humor.

Seguimos hablado hasta que al fin llegamos hasta la salida del bosque, una espesa niebla me impedía ver que había más adelante

—Parece que aquí nos separamos.— me daba un poco de pena.

—Tú no te preocupes Susan, seguro que nadie te mata.

—Aaaaah... gracias Shine—conteste esperando que tuviera razón

Curiosamente eso me motivó un poco, Shine era una persona muy particular, me caía bien.

Iba a empezar a caminar cuando me di cuenta de que en ningún momento le había dicho mi nombre.

—¿Cómo has..?—intenté preguntar, pero cuando me di la vuelta no había ni rastro de él.

Como bruja que era, sabía que era mejor no cuestionarse algunas cosas, así que después de conjurar una luz y darle un trago a una de mis pociones, seguí mi camino al coliseo.

El faro de las sombras: Los NueveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora