Capítulo 5: Tú

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En mi mente estás palpitando a mil. Y verte a mi lado es mi necesidad. El dejarte ir o decir adiós. Es morir en vida, es negarme a mí. Que mi libertad se termina en ti. Y sentirte cerca de nuevo es saber. Que te estoy amando.

Claire

No me importa lo que el destino me depare, no me importe si lo que tenga que venir sea todo bueno o sea todo malo, o que tengo un poco de cada cosa, pero lo único que me importa es que mi destino me haga feliz con el hombre con el que sueño pasar el resto de mi vida.

Mi madre siempre dijo que el amor estaba en el aire y cuando el amor tocara a la puerta nunca lo dejara entrar si yo no me encontraba lo bastante segura, convencida y amada para dejar entrar ese sentimiento que muchas veces nos rompe de mil maleras dejándote el corazón herido.

Mi acompañante lleva música en la radio del coche, pero hay tantas cosas dentro de mí que simplemente no puedo quedarme callada guardando los miles de preguntas que quiero hacerle.

Desde hace mucho tiempo que en mi interior sabia de la existencia de que me estaba enamorando de él. Un conflicto crecía dentro de mí cuando lo veía ser feliz conmigo como amigos, pero también me se sentía mal cuando él era feliz estando con otras chicas por callarme muchas veces.

Mi amistad siempre ha sido algo muy importante para mí y conservar a Ander hasta el final de los tiempos como mi amigo y cómplice es algo que quiero con él por el fin de los tiempos, pero reconozco que no siempre una puede obtener todo lo que quiere. No soy pesimista, pero cuando algo no funciona se rompen muchos lazos y yo no quiero que eso me suceda con Ander. Es mi amigo y quiero que sea mi amigo. No quiero romper una amistad de años por malentendidos que nos puedan lastimar. El futuro es impredecible, pero no siempre se es feliz para siempre.

Me giro un poco para verlo y los pensamientos desastrosos se borran de mi mente cuando lo veo cantar Teenage Dream de la diosa de Katy Perry por lo bajo, una de las canciones que le hice escuchar infinidad de veces desde que salió al mundo y la cual se ha convertido en una especie de himno entre nosotros.

Se encuentra concentrado en el camino, las manos las lleva sobre el volante y esa acción tan cotidiana lo hace ver tan sexy. Un pensamiento travieso llega a mi mente al ver que no se ha dado cuenta que lo estoy mirando.

Descuidadamente dejo caer mi mano en su rodilla. Pasan unos segundos y mi mano va subiendo por su pierna de manera sutil dejando apretones intensionales donde le doy a entender muchas cosas, pero en lugar de desviarse a su entrepierna sube por su torso llegando a su cuello donde enredo mi brazo a su alrededor y para finalizar lo estiro y me estiro dejando un beso en la mejilla. Desde niños nos hemos tenido mucha confianza para tener este tipo de momentos entre nosotros, pero desde que descubrí mi enamoramiento no había vuelto a ser tan "cariñosa" con él.

—Crecí que esa mano traviesa me haría tener un final feliz —pronuncia y deposito otro beso en su mejilla—. Eres una diablita con cara de angelita.

—Pero te gusto así —respondo juguetona.

—Y no lo niego —responde con una sonrisa.

Dejo que conduzca, pero esta vez no le pregunto por nada. Solamente bromeamos sobre Lale y Michael con sus regalos de San Valentine los cuales nos han pedido consejos para regalarse entre ellos mismo. Se aman, pero a veces parecen unos desconocidos los cuales no se conocen. Supongo que tantos años entre ellos los ha hecho querer subir sus expectativas en obsequios que por momentos se olvidan que no siempre los obsequios son muestras de cuanto amas a una persona.

***

Media hora después llegamos a una especie de hotel abandonado. Desconozco el lugar en el que me ha traído, pero espero a que se una a mí después de que tome algo del maletero del coche.

El amor está en el aireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora