Elizabeth, Lisa, Beth todos la podian llamar de esas formas, pero no él, para el era su cherry. 🍒
Elizabeth Gonzalez, una modelo reconocida en España.
La pequeña Eli fue adoptada cuando apenas tenía unos 4 años por unos españoles, ubicación exact...
ERIC desde pequeño había sido un gran chico, siempre cuidando de los otros, en especial de Carla.
Era verdad cuando él le había dicho a Eli, que había cuidado a alguien pero no era su guardaespaldas, era su hermano.
El pequeño Eric tenía apenas 18 años cuando esto pasó, Carla una chica de 15 años le había estado rogando a Eric que la acompañará a la heladería.
El se negó y ella fue sola, lamentablemente Carla nunca volvió, el cruzar la calle la atropelló un chico en su auto. Ambos murieron esa noche.
El chico que manejaba el auto era su ex, se había enojado porque ella le terminó después de haberla engañado millonadas de veces.
Eric ahora tenia 22, y se levanta todos los días con culpa de pensar en ¿que hubiera pasado si el la había acompañado a su hermana?.
—Quieres ir por helado?— Eli le preguntó al morocho mientras caminaban por las calles de Barcelona.
—Esta bien— el dió una media sonrisa.
Ambos entraron a la heladería, y Eric se dió cuenta que Elizabeth había pedido el favorito de su hermana.
—Me recuerdas a alguien, pediste el mismo sabor de helado— el le dijo al salir de allí.
—A quién?— Eli contestó pero no iba mirandolo.
—Mi hermana— dijo con un tono de tristeza.
—Pues es una genia, no conozco a muchas personas que le guste este sabor— ella señaló el helado de cereza.
—Lo era— el contestó.
Ahí Elizabeth entendió, y miró inmediatamente a Eric —Yo lo siento—
—Tranquila, no lo sabias—
—Quieres que nos sentemos?— ella señaló unos bancos que había.
El sólo asintió, y empezó a contarle sobre Carla, la castaña se atrevió a resfregarle la espalda, y de una forma u otra eso terminó en un abrazo.
—Es por eso que me dedico a esto, no quiero que nadie más sufra por esto— Eric la miró y le devolvió el abrazo.
—Cuando conocí a Chris no era así, sabes?— Eli empezó a contar —Los primeros manotazos empezaron cuando se ponía celoso de hasta mis propios hermanos— ella contaba.
