Dolorosa Confesión

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Mark había llegado a un hotel dónde miró que había una vacante de trabajo, pensó que era una oportunidad para volver a empezar de nuevo. Cuando llegó con la recepcionista encargada preguntó por el puesto y la recepcionista amablemente le entrego una aplicación para el trabajo, Mark la tomó sobre sus manos empezando a leer los requerimientos, pero al leer lo último se dió cuenta que el hotel era de la compañía de la que Johnny era el dueño. Sin dudar le dió las gracias a la recepcionista, dejando la hoja sobre el mostrador para después irse. Mark volvió a intentarlo, decidió ir a otro hotel cercano de ahí, se presentó con el encargado de ese hotel, pero este al escuchar su nombre le avisó que había recibido una llamada de Johnny, haciéndole entender a Mark que no lo contrataría. Intento una vez más, pero la señorita de la recepción de otro hotel se disculpó, tenía la misma orden que había dado Johnny antes. Mark salió de aquel lugar, tratando de tranquilizarse, no se rendiría tan fácil, menos para darle el gusto a Johnny.

Por otra parte, Johnny estaba en su zona de trabajo, donde depositaban los aceites de olivo, este mismo vertía el aceite en barriles especialmente para realizar el procedimiento, para después ser envasados. Al lugar había llegado Haechan, para confrontar al mayor.

—Dime una cosa, Johnny. ¿Cuál es tu problema? ¿Por que no dejas que trabaje?— Haechan se acercó al contrario.

—Porque no quiero verlo cerca, que se vaya de aquí.— Johnny dejó de hacer su trabajo para dirigirse al menor.

—¿Y si no lo hace?— Preguntó Haechan.

—Le voy a dar una casa. Quiero que se vaya, que no vuelva más.— Contestó seriamente Johnny.

—Ah, ¿y Mark lo aceptará y se irá fácilmente?— Haechan habló.

—No lo sé, pero se va ir.— Contestó Johnny.

—Ya, Johnny. Cuéntame, ¿por que te empeñas tanto en que él se vaya? ¿Por qué?— Haechan seguía confundido. Johnny se quedó callado por unos momentos. —¿Qué? ¿No me tienes confianza?— Volvió a preguntar el menor.

—¿Hay alguna razón por la que no debería confiar en ti?— Preguntó Johnny en tono serio, de alguna forma quería poner nervioso a su amigo.

—No la hay. No. ¿Qué dijimos al principio? ¿Qué dijimos al hacernos socios?— Habló Haechan de igual manera.

—Que estaríamos juntos excepto en cuestiones de amor.— Johnny sonrío un poco.

—Amor, así es. Te lo prometí y así será. Por que soy yo, y yo jamás podría traicionarte. ¿Puedes confiar en mi o no?— Haechan miraba al mayor.

—Tú eres el único en el que confío.— Contestó Johnny firme.

—Excelente, entonces dime, ¿por que estás tan aferrado a que el se vaya de aquí?— Haechan levantó un poco la voz.

—No confío en mi, por eso. No confío en mi mismo, porque no confío en mi, nada. No quiero regresar con el después de todas las desgracias que pasaron entre nosotros! Porque yo estaba con Ten y me quiero olvidar de todo lo que tenga que ver con el, lo quiero evitar por completo, me quiero alejar de él, no quiero verlo nunca más.— Johnny se había sincerado con su mejor amigo.

—Todo va estar bien, amigo. Ya verás.— Haechan se había acercado para abrazar al mayor, este último comenzó a llorar.

—Haz que se vaya, ¿si?— Johnny volvió a separarse del abrazo para ver a su amigo. —Tienes que hacerlo. Ya no puedo verlo. Me duele mucho, me duele demasiado. Duele mucho.— Johnny comenzaba a limpiar las lagrimas de su rostro.

—Bien. Yo me encargaré.— Haechan miró a su amigo, destrozado.

—¿Que le pasó a sus manos?— Ya tranquilizado ambos, Johnny habló.

El Hijo Del Embajador - JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora