Una canción de cuna tarareada casi endulzado se escuchaba por la habitación de grandes paredes de madera recién pulida con un barniz limpio y sin rayaduras, siendo su duo favorito; el sonido de pasos firmes pero silenciosos, que el sonido de la madera acompañaba, rechinando de manera lenta pero aún asi dando un aviso de una presencia pisando su terreno de manera indiferente. Aún siendo un lugar descrito de una manera silenciosa y casi tenebrosa cómo en los cuentos de Edgar Allan Poe, no lo era como la mayoría piensa al escuchar tal descripción. La belleza de aquella casa lejana de todo como una lechuza en soledad era aquel hermoso chiquillo de ojos verdes y cabello castaño oscuro que se había integrado a esta apenas 6 meses antes, en busca de cariño y amor que durante sus lindos e inocentes 11 años no pudo tener, cosa que pudo encontrar en los brazos de lo que el consideraba ahora, su padre, aquel hombre de capa ondeante con hilos negros largos en su cuero cabelludo, que paseaba como un lobo protector cada que un líquido humeante salía de los calderos de la sala de trabajo, esperando por fin acabar con un trabajo satisfactorio para sus altas expectativas. Para los grandes y brillantes ojos inocentes de el chiquillo tapados por un vidrio ligeramente anchos para su visión, aquel hombre lo era todo, era su salvador, su padre y su superhéroe, siendo este último un sinónimo que le encantaba pronunciar para el hombre oscuro, por el simple hecho de que aún siendo vista está palabra comúnmente en los cómics que acostumbraba a leer en la hora del desayuno junto con su padre al periodico o al ver en la televisión de su hogar antes de ir a dormir, sabía perfectamente que aunque su padre no podía sacar rayos láser por los ojos o transformarse en un gigante verde, aún así, siempre sería aquel que lo abrazo y acurruco cuando se quedó abrazándose así mismo entre el frío y pestilente pasto que empezaba a soltar el aroma de tierra mojada cuando lo tiraron como basura en lo que consideraba el, su cárcel, al no detener la pequeña lágrima que resbaló cuando un golpe del sartén tocó una herida abierta de el día anterior.
El pequeño y dulce chiquillo de ojos verdes, no podía permitirse no disfrutar de la calidez que le proporcionaba su papá antes de ir a dormir, lo acostaba en su propia cama, lo acurrucaba en las cobijas de lechuzas que habían comprado al inicio del periodo de vivir juntos y le contaba un cuento, después, atenuaba la luz de la lámpara de noche para después darle un dulce beso en la frente y una caricia en su cabello, amaba eso, era su nueva rutina junto con el mayor, deseando que al crecer, no sé detuviera, deseaba ser amado para siempre, aún siendo un viejito con piel arrugada.
Y así fue la rutina, lo arropó, le quitó con cuidado los lentes, le leyó un cuento y al ver dormir a la bolita castaña no pudo evitar mostrar afecto a el chiquillo de anteojos. Al terminar solo atenuó la luz de la habitación y cerró la puerta lentamente esperando no despertar al chiquillo que ahora, parecía reinar en la casa.
𝑃𝑙𝑒𝑎𝑠𝑒,𝑊ℎ𝑦 𝑦𝑜𝑢 𝑑𝑜𝑛'𝑡 𝑜𝑝𝑒𝑛 𝑦𝑜𝑢𝑟 𝑒𝑦𝑒𝑠?
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𝑶𝒑𝒆𝒏 𝒀𝒐𝒖𝒓 𝑬𝒚𝒆𝒔 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 <𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒊𝒕𝒖𝒔>
Fanfiction𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑟𝑚𝑖𝑙𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑐𝑎𝑒𝑛 𝑒𝑛 𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒, 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒𝑠 𝑐𝑙𝑎𝑚𝑎𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑡𝑎𝑟 𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜𝑠 𝑐𝑎𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑝𝑟𝑜...