𝑶𝒑𝒆𝒏 𝒀𝒐𝒖𝒓 𝑬𝒚𝒆𝒔 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 <𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒊𝒕𝒖𝒔>

𝘏𝘦𝘺 𝘑𝘶𝘥𝘦!

-Joven pocionista! Aquí arriba. -Dijo la voz madura de un hombre atrás de el.

Severus solo atinó a girar lentamente su cabeza con un hechizo de defensa entre sus labios justo para pronunciarlas si era necesario pero solo pudo ver por el rabillo del ojo aquel hombrecito dentro de el cuadro con los brazos cruzados, escondiendo sus manos entre las largas mangas.

-No haré nada joven pocionista, no es posible salir de este marco tan.. cálido -Esto último lo dijo entre dientes- bueno, supongo que no es tan extraño esto como podría pasar con un muggle -carraspeo- Puede que las mandrágoras dejen de llorar pero mis modales siguen intactos a pesar del tiempo, supongo, profesor pocionista, yo soy-

-Se quien eres, Mungo Bonham, uno de los más grandes medimagos de todos los tiempos. -Dijo severus un poco irritado por la intromisión en su tiempo.

Definitivamente si un ravenclaw hubiera visto a tal historiador adelante de sus caras hubieran peleado por el primero en hacer preguntas para tener información exclusiva y de primera mano, pero bueno..un Slytherin, supongo que la diferencia es más que palpable en esta situación.

-Ha estudiado bien joven pocionista aunque sus modales no digan lo mismo, si, mi nombre es Mungo Bonham y como verás, estoy en un cuadro. He visto tus grandes esfuerzos pocionista, agregaste grandes cantidades para hacer un herbovitalizante superior y al parecer, se ve más que bien.

-Correcto, lo estoy realizando con el mayor de mis cuidados. -Comento con orgullo. Aún con su mirada en el gran caldero para ver qué el color verde neón se mantuviera estable sin muestras de cambios en la textura tan densa, tal vez en la velocidad que se producen las burbujas o que el color se aclare, tenía que ser precisó o si no todo fallaría y tendría que iniciar de nuevo.

-Correcto Maestro, aunque realmente no comprendo por qué tanto cantidad de Herbovitalizante, es demasiada maestro.

-Es para mi hijo señor -Dijo de manera directa revolviendo la pocion.

-Un hijo, pocionista, lo más maravilloso en esta vida, pero aún así, no comprendo tal cantidad, es demasiada aun si el niño es mayor. -Dijo acariciando su barbilla mientras veía el proceso.

-Se que lo estoy haciendo señor, soy consciente de la cantidad y lo fatal que podría provocar ingerirlo, sería contraproducente. Esto es algo teórico señor, la situación en el mundo actual es complejo-Dijo apagando la flama que calentaba el caldero y retirandolo de el calor directo antes de iniciar con las indicaciones siguientes.

-No quería sonar dudoso de su capacidad pocionista, es más que sorprendente tal cantidad para la horrible situación que ahora se vive, no soy alguien conciente del exterior por razones más que obvias. —Derrepente, su túnica fue lo único visible en la imagen, mostraba su espalda.— tengo que dejar de parlotear o perderemos tiempo de tenerlo, que síntomas hay en los afectados.

Por un momento tan corto como el parpadear, el medimago pudo observar un brillo en los ojos del pocionista indescriptible, no sabría cómo explicarlo aún con su lingüística amplia.

-Los niños, son los únicos afectados —Una exclamación "Oh, por Merlin!" se escuchó por el cuadro— De noche a la mañana todos cayeron dormidos de manera tan profunda que ni el sonido de un dragón Colacuerno Húngaro los puede despertar, por el momento es lo único que se me ha notificado, recibiré noticias en las próximas horas..

Bonham se enderezó y se acercó un poco a él vidrio con seriedad aunque era bastante obvio que no habría gran diferencia, tensando un poco al acompañante de la habitación.

-Llevame con tu hijo, necesito revisarlo, tal vez pueda ser de ayuda, puede que sea viejo pero espero mantener mi cabeza cuerda.

El pocionista se enderezó en su lugar y dejo de lado la cuchara de metal al lado de el hirviente caldero dejando el líquido humear y soltar pequeñas burbujas que en segundos explotaban provocando pequeñas salpicaduras siendo aquello lo que se escuchaba en el silencio de los pensamientos del maestro y pocionista en la habitación. Se nota a leguas que Severus estaba desesperado por encontrar respuestas y eso se vió reflejado en su rápido movimiento de varita para bajar el cuadro que cabe mencionar, se mareo en el viaje hacia los brazos del hombre de tunicas y posteriormente a el piso de arriba siendo colocado con total cuidado procurando mostrar una vista completa del niño aún en los sillones, se veía tan pequeño. Severus temía en su interior, al punto de sentir dolor en su pecho y sentir su visión borrosa.

Después de que la desesperación e impaciencia cegara su vista al saber que su hijo, su pequeño niño, de ojos verdes como los de su madre que brillaban cada que era hora de contar los cuentos nocturnos, de sonrisa grande que no temian en mostrar sus encías cada que su padre lo abrazaba y mimaba, de cabello desarreglado del que siempre podría bromear por el gran parecido a un nido de pájaros y de un gran corazón y valentia como lo estipulado en un Gryffindor no podria despertar.
Jamás, en todo el periodo de cuidado con Harry había esperado que el niño se clavara en su vida, en su rutina y en su corazón; después de todo, el deseaba ser para Harry lo que el siempre necesito. El necesitaba aquellos cuentos que hacían reír al niño cada que era necesario agudizar más la voz para cada tipo de personaje cada que el insomnio se hacía presente, necesitaba aquellos abrazos cada que las pesadillas de su padre lo atormentaban en la madrugada y un hombro en el que llorar o tener a quien acudir cuando hubiera problemas o dudas.
Severus temía, temía que los planes que hubieran planeado no se realizaran, que su casa ahora más colorida de lo que alguna vez fue, fuera nuevamente cubierta con la frialdad y descuido que era tan conocida entre su familia y el vecindario. Temía al punto de desear recibir por años el encantamiento Crucio hasta dejarlo demente para solo poder obtener respuestas.

El pocionista miraba a su niño de cerca esperando, jamás le gustaba no ser útil, no serlo significaba ser débil y ser débil no le había traído muchas cosas agradables en su vida. Sin embargo, y ahora que no había quien le reprochará nada más que el cuadro del que ahora su propietario estaba tirando libros al azar hacia atrás de su espalda; no tenía de que preocuparse. Acercó su dedo lentamente debajo de la nariz del niño aún sintiendo su respiración, su corazón parecía apretarse más de tan solo pensar que aquello era un reloj que contaba el tiempo antes de que su niño muriera por un paro respiratorio.

-Joven Pocionista! Encontré algo!

El medimago mostraba entre sus viejas manos un libro, polvoroso, casi deshojado y con tonos diferentes de amarillo. Definitivamente esa cosa parecía haber sido creada desde antes del nacimiento de Dumbledore.
Snape con nerviosismo bajo la máscara de seriedad y paciencia se acercó al cuadro que estaba un poco más alejado de su posición inicial aunque no llegó en excelentes condiciones, no cuando una montaña de polvo y magia habían sido expulsado de la red Flú llenandolo a el y su túnica, normalmente negra, en tela que probablemente Hadrid ocuparia como tapete de casa.