Los copitos de nieve invisibles a simple vista caían al suelo con delicadez, siendo uno más de los muchos que hacían una montaña de nieve en las calles de el mundo muggle; Las chimeneas de las casas humeaban por la leña de fresno intentando refugiar las casas de el duro frío de Inglaterra que empezaba a golpear de una manera incontrolable, algo común en las épocas de navidad.
En las ventanas de las hogareñas casas de madera mostraban el cantico de el piano familiar cantando villancicos y comiendo riquísimos platos navideños, Pavo relleno con papas al horno, Stilton y como un banquete final, pudin de pan. Olores de un dulce aroma inundaba la ciudad, los niños reían emocionados de recibir regalos al día siguiente debajo de el árbol de luces y los mayores intentaban no tomar sidra de mas para evitar peleas familiares.
La vida burbujeaba como una poción recién echa en los calderos de la mejor calidad, era una imagen bellísima para los de afuera, disfrutando el espíritu navideño de la época aunque por supuesto, hay una mínima población que no le importa esto, de hecho, le disgusta tanto como el horrible llanto de las mandrágoras al ser expulsadas a la fuerza de su húmeda y solitaria tierra que los protege de el exterior; y este era el caso del hombre de tunicas largas y cabello largo color negro a la luna llena de mirada directa e indiferente a lo que se le atravesará; cargaba una bolsa oscura de terciopelo que se camuflajeaba con su túnica de el mismo material.
El hombre de cara dura e inexpresivo venía a, por sus palabras, 'El asqueroso mundo de los muggles', a comprar un pequeño detalle a su elfo doméstico por las fechas decembrinas que parecía encantado por unos guantes de la vitrina de una tienda de segunda mano que tenía descuento cuando fueron en busca de unos ingredientes poco comunes en el mundo mágico.
El hombre negro camino en las calles modernas de la ciudad viendo por el escaparate de dónde suponía estar la famosa tienda relucía una luz nítida y vieja que iluminaba una parte de la calle, sin pensar mucho se adentro a la tienda escuchando el sonido del campaneo avisando su presencia. Observo los alrededores buscando los guantes azul oscuro un poco descosidos de la punta de las yemas de los dedos, los agarro y camino a la caja del lugar observando al dueño del lugar que había ignorado desde que entró, pago con dinero muggle y tomo los guantes dándole una despedida al señor recibiendo la odiosa frase que tanto odiaba."Muchas gracias, que tenga una feliz navidad!'
Solo asintió saliendo de la tienda y camino de regreso de dónde había venido caminando sin expresión alguna y solo observando las decoraciones navideñas de las vitrinas hogareñas comunes del sitio.
El pocionista caminaba pensando en silencio y mirando la nieve derretirse bajo sus pies al caminar dejando a su espalda huellas de soledad sin nadie más que lo acompañe. Camino bajo los copos de nieve que empezaban a juntarse en su cabello y cuando salió del trance que tuvo pudo observar con dolor a dónde había llegado, la casa de su infancia, y junto está, el hogar de la persona que siempre amo y ama desde la juventud, recordaba las navidades con ella escondidos detrás de el árbol de la casa de la infante riéndose a escondidas por las travesuras inocentes que habían hecho con la magia. Las veces en las que ella curaba las heridas de la noche anterior por los golpes de su padre al no llevar la suficiente cerveza para un coma etílico o el como ella hacia flotar una flor a su cabeza al verlo perdido en sus pensamientos que por simple vista no parecían bonitos. Sonrío con tristeza y se inco sobre sus rodillas para levantar su varita y hacer un movimiento circular dejando un anillo de flores preciosas y vivas. Se levantó dispuesto a irse a su hogar para pasar navidades tomando el mejor licor que tenía y leyendo un libro adelante de la chimenea esperando un consuelo en las llamas que producía la leña.
Dispuesto a caminar miro a su alrededor esperando no ser visto por nadie extraño dispuesto a hacerle daño aunque claro, un muggle que ganará a un mago era un chiste ridículo. Camino de regreso viendo la tienda a la que había entrado cerrada con un anillo de nochebuenas y un letrero de feliz navidad, rodó sus ojos y camino nuevamente, dejando un camino de hermosa nieve vírgen con la oscuridad de la noche, camino un poco más para llegar a un lugar seguro para transportarse a el mundo mágico sin ser visto pero no pudo lograr hacerlo por qué cuando menos cuenta se dió, ya estaba siguiendo el sonido de un llanto desconsolado de un niño de no más de 7 años, el infante estaba en el jardín de una casa terrorífica desde afuera, con colores fríos y con vegetación nula, no tenía más que trapos como ropa y no tenía zapatos que pudieran cuidarlo de la tormenta que se aproximaba, su cabello estaba revuelto con copos de nieve entre sus leves rizos y los anteojos que utilizaba estaban rotos, era una triste y melancólica imágen, con cuidado el joven pocionista se acercó un poco a el niño y sin saber que hacer por su falta de experiencia con niños hizo un carraspeó lo suficientemente fuerte como para que el niño lo viera y por dios, esa mirada era la de Lily, ojos saltones y verdes como la esmeralda más pura del mundo; severus no pudo más que tragar y solamente esperaba que el primer pensamiento que le rozo no fuera verdad."Este niño es Harry Potter, hijo de Lily y James jodido Potter"
Lentamente y esperando no asustar a los ojitos cristalizados del niño se sentó junto a el.
—Que haces aqui mocoso, deberías estar adentro de tu casa, hace frío aquí y estoy totalmente seguro de que estás congelado. —Dijo el pocionista mirándolo con el ceño fruncido.
El niño solo atinó a mirarlo sin parpadear dejando sus antes mejillas húmedas congelarse, esto hizo que severus acercara lentamente su mano a el niño para ver su temperatura corporal, viendo cómo este se alejaba hacia atrás.
—Niño, no te haré daño, quiero ver si estás enfermo, desde cuándo estás aquí afuera. —El niño solo atinó a mostrar sus deditos enrojecidos por el frío, 3 dedos— No me digas que llevas aqui 3 horas aquí, que maldito enfermo haría esto.
El niño solo lo siguió mirando como si lo inspeccionara con detalle. En unos segundos abrió sus labios pálidos y sonrió grandemente hacia el pocionista, fue la primera vez que alguien le pregunto si estaba bien y que realmente se preocupaba por el, como su tía lo hacía cada que su primo Dudley caía por perseguirlo como su perro de juegos, mientras que por otro lado, el pocionista solo retuvo la respiración por tal inocente acto.
El pocionista acercó nuevamente su mano al niño viendo a este bajar la cabeza esperando un golpe por la sonrisa que había dado sin permiso, había sido un niño malo y desobediente que merecía ser golpeado, pero a cambio de eso, recibió una caricia en su cabecita, cálida y tierna, sintiendo por primera vez el ser acariciado y mimado, esa fue la primera vez que supo lo que era llorar sin algún golpe o grito que lo provocara.
El pocionista sin saber que hacer y entrando en pánico por despertar a los vecinos empezó a acariciar las mejillas del niño, observando rastros de sangre seca en estas, solo pudo apretar sus labios de la impotencia.
El pelinegro esperando no ser visto y viendo las circunstancias desesperadas solo atinó a sacar su varita y conjurar un hechizo para dormir al niño que cayó como peso muerto observandolo caer en sus brazos viendo lo vulnerable que puede ser un niño a esa edad tan pequeña, lo levanto en sus brazos y camino protegiéndolo del frío adentro de su túnica y colocando los guantes que había comprado para el elfo en sus pies como una ayuda a recuperar el color que parecía perderse cada vez más por el frío que parecía empeorar. Definitivamente sus solitarias huellas tendrán a un acompañante a su lado, uno pequeño y probablemente muy mimado, pero algo era seguro, no estaría más solo en las próximas navidades, no tomaría más licor hasta dormir o no leería todas las noches hasta acabar un libro, tal vez ahora estaría envolviendo regalos con juguetes para el niño que acogió ese 24 de diciembre en una de las tormentas más lindas del mundo mágico.
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𝑶𝒑𝒆𝒏 𝒀𝒐𝒖𝒓 𝑬𝒚𝒆𝒔 𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 <𝑺𝒆𝒗𝒆𝒓𝒊𝒕𝒖𝒔>
Fiksi Penggemar𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑟𝑚𝑖𝑙𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑐𝑎𝑒𝑛 𝑒𝑛 𝑚𝑒𝑑𝑖𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒, 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒𝑠 𝑐𝑙𝑎𝑚𝑎𝑛 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟 𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑡𝑎𝑟 𝑎 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑒𝑞𝑢𝑒𝑛̃𝑜𝑠 𝑐𝑎𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑠𝑢𝑒𝑛̃𝑜 𝑝𝑟𝑜...