02. Manuel.

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Manuel me encontró, rota y con muchísimas dudas; él era amable y demasiado risueño. Todo el tiempo hacía bromas, y me trataba como si quisiera que el mundo entero se enterara que estaba enamorado de mi.
Fui yo quien lo arruinó la primera vez, lo admito, estaba en esa etapa del duelo en donde quieres salir con todos y a la vez con nadie, Manuel llenaba solo un pequeño espacio de mis necesidades y Dez todas las demás. Estuve por dos meses así, repartiendo mi tiempo entre los dos y aprovechando al máximo esa etapa.
Todo estuvo bien hasta que Dez se fue y me quedé únicamente con Manuel, ahí fue donde me di cuenta que en realidad no me gustan estar con él, yo con quien en realidad quería quedarme era con Dez, así que luche con ese amor.
Una noche, mientras Manuel y yo paseábamos por la plaza, me topé con Dez y ese encuentro me dejó con un muy mal sabor de boca toda la noche, al final, nos fuimos caminando con otros amigos a un fraccionamiento que se encuentra a unas cuadras de la plaza, y antes de que llegáramos ahí me arme de valor y miré a Manuel.

—Lo siento -fue lo primero que me atreví a decir, mire al suelo y dejé caer las primeras lágrimas —No puedo seguir contigo teniendo sentimientos por él ¿sabes?

Y dicen que el que calla otorga, entonces tome el silencio de Manuel como un permiso para irme; eché a correr de regreso a la plaza y una vez ahí me reencontré con Dez, por fin estaba con quien me hacía feliz.

[...]

Dez al final se quedó con una compañera de mi mismo grado pero otro grupo, ya no le doy tanta importancia, estoy aprendiendo que algunas cosas no valen la pena sufrirse, así que lo dejo pasar.
Tengo nuevas amigas, es mi mejor año escolar y de verdad siento que todo me está saliendo bien, salgo a las fiestas de quince años de casi todas mis compañeras y he leído como una loca libros de romance juvenil.
Estoy en mi mejor etapa, siento que nada puede arruinarla y nada podía, hasta que Manuel regresó a mi vida.
Me disculpo incontables veces con él y me muestro muy arrepentida por lo que hice, Manuel parece que no le dió importancia al asunto y me pide darnos otra oportunidad.

Los días pasan hablando sobre la escuela, y una que otra opción para la preparatoria. Manuel estudia en otra secundaria y está decidido a entras al CBTIS, yo por mi parte estoy más que segura que seguiré en mi mismo colegio.
Nunca discuto con él, y me gusta toda la química que estamos teniendo, me llama por las noches y nos quedamos hasta la madrugada al teléfono. También me envía fotos de todo lo que está haciendo, me parece tan irreal que después de todo lo que pasé por fin esté teniendo algo completamente sano con él.

Todo va bien hasta que un día encuentro algo inusual entre los comentarios de sus fotos. Lissa, una chica delgada y de ojos grandes lo trata como yo lo hago, y él la trata mejor de lo que me trata a mí, lloro en mi cuarto leyendo todo, sintiéndome tan tonta por no haberlo visto desde un principio.

—Tienes novia -le digo a Manuel una vez que decide contestar mi llamada.

—Si... ¿y qué? Voy a terminar con ella -me dice mientras suspira —Escucha Amelia, tú y yo tenemos una conexión que jamás he tenido con alguien más, eres divertida, me escuchas cuando estoy triste y me ayudas a hacer mi tareas, eres alguien muy especial para mí y quiero que seas mi novia...

—Después de esto viene un "pero" -lo interrumpo, demasiado molesta para emocionarme por todo lo que me está diciendo.

—Pero aquella noche que me dejaste como estupido entendí que probablemente nunca vas a estar lista para una relación conmigo -ahora me está culpando, me culpa cuando aquí es él quien mintió —Lissa es mi novia, pero quiero terminar con ella, solo que no ahora, está demasiado enamorada.

—¿Entonces qué harás?

—Esperar a que estés lista, créeme que eres la única persona con la que me interesa tener una relación, pero Amelia, ten en cuenta que debes hacerme sentir que tome la decisión correcta al dejar a Lissa por ti ¿crees que lo puedas hacer?

Básicamente me pidió que compitiera con ella para poder quedarme con su amor, y así lo hice, me esforcé al máximo para poder reclamarlo como mío, y una noche antes del desastre me llamó.

—Mañana terminaré con Lissa -anunció con un tono de voz tan feliz que me hizo sonreír —Y terminando con ella voy a ir a verte, me muero por traerte a casa y decirle a todos que siempre fuiste tú.

Al día siguiente no pude aguantar la emoción y se lo conté a mis amigas, todas estabas felices de que por fin Manuel me hubiera elegido, y yo estaba tan contenta de que al fin algo me saliera bien en mi vida amorosa.
Para cuando llegue a mi casa, aún no recibía ningún mensaje por parte de él, pero no me preocupe, porque en verdad me sentía muy segura de sus sentimientos.
Al pasar una hora, recibí su llamada, la contesté de inmediato:

—¿Por qué has tardado tanto? -me rio, él permanece en silencio, pero no le tomo importancia —Empezaba a creer que todo había salido mal.

—No te preocupes, todo salió bien, Lissa se tomó la noticia demasiado bien -su voz suena algo apagada, pero mi emoción no me permite pararme a reparar mucho en ello.

—¿Y a qué hora vendrás? -prosigo, feliz de escuchar que ha terminado con ella —Te estoy esperando para comer.

—Amelia, escucha... -hay un silencio tortuoso y segundos después lo escucho suspirar —Terminé con Lissa, y planeaba quedarme contigo, pero no contaba con que Milena me correspondería.

¿Milena? ¿Quién era ella? Me quedo callada un segundo y él parece comprender que estoy demasiado confundida como para ponerme a pelear.

—Perdóname, Ame... me voy a quedar con Milena, espero poder tener tu amistad, eres la única que puede ayudarme con mis tareas.

Y cuelgo la llamada.

Manuel nunca me eligió, ni siquiera cuando se lo pedí, tal vez fueron las edades, rompí su corazón aquella noche en que lo elegí a él, y él rompió el mío tiempo después cuando decidió que mi corazón no era tan valioso como el de ella.

Nuevamente, me encontré en una situación dolorosa, en donde tuve que ver por fotos la relación que yo añoraba y por la cual me esforcé al máximo, me quedó corta al decir que llegué a odiarlos, a ambos, sobre todo porque Milena se divertía burlándose de la situación en facebook y su descaro es tanto, que lanza indirectas horribles en donde compara su físico delgado con el mío mucho más robusto.
Son estas burlas las que me obligan a hincarme por primera vez frente a un inodoro y provocarme el vomito. Odio saber que los comentarios de Milena tienen tanto peso que ahora cada vez que me miro al espejo solo puedo ver todos los defectos de los que ella se ríe en línea, y los cuales Manuel apoya por alguna extraña razón.

Tras tres meses, la relación entre Milena y Manuel termina, al parecer él regresó con Lissa, y no puedo estar más feliz, porque de las tres, ella es la que menos culpa en todo esto. Tampoco considero que sea un premio quedarse con ese tipo, pero por lo menos ella se le ve feliz.
Ya no pienso en Manuel tanto como solía hacerlo, pero debo admitir que sigo recordándolo cada vez qué pasó cerca de aquella tienda de música en donde fue nuestra primera cita o cuando me siento en mi auto en medio del estacionamiento de aquella plaza.

Ser amada de manera mediocre es peor que no ser amada, ojalá que cuando te rompan el corazón recuerdes que alguna vez existió alguien que se desvivió por demostrarte que vales completamente la pena, lastima que eres tan egocéntrico para aceptarlo.

Ahora sé que él ya no piensa en mí tanto como decía hacerlo, pero espero que de vez en cuando me encuentre entre las páginas de un libro o en las noches tristes donde se pregunta si alguien alguna vez lo quiso con todo el fervor de su alma. La respuesta Manuel es si, yo lo hice.

Peonias en invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora