07. Raúl.

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Canción: The one. (Taylor Swift)

Para mí amor de verano.

Trabajar en un minisuper de cajera es de las peores cosas que me han pasado, la gente es grosera y prepotente, a menudo debo escuchar como las personas se creen las que tienen la razón y me gritan por equivocaciones que a todo mundo le llegan a suceder. Lo único bueno de ese trabajo fue conocer a Martina, es de mis mejores amigas y a menudo nos reímos juntas de algunos clientes, e incluso comemos sopas instantáneas, escondidas debajo del mostrador.
Jamás creí que tener de amiga a Martina llegara influir tanto en mi, hasta que un día, publicó una foto en su historia de Instagram, estaba felicitando a un amigo suyo, y creo que responder aquella historia fue el mayor error que pude cometer.

Raúl es foráneo, vive en un pequeño cuarto que comparte con su hermana, estudia en la misma universidad que Martina y me comenzó a gustar desde el día uno en que hablamos.
Venir de una relación tóxica y violenta te deja con muchos traumas, el mío es conformarme con el mínimo esfuerzo.
La noche en que Raúl me confesó que gustaba de mi, me sentí extraña, tenía mucho tiempo en que alguien no confesaba su gusto por mí por mensaje, reí un poco y al final acepté que me sentía exactamente de la misma manera.

Quisiera escribir algunas cosas buenas de nosotros dos, pero los únicos recuerdos que conservo son de aquellas tardes en la banquita del parque que está por casa de mi abuela y de las tardes en tu cuarto, donde nos besábamos muy poco, porque soy muy tímida y me avergonzaba que sus amigos nos vieran.
Aquel mismo cuarto en donde le entregué mi mayor trauma y lo transformó en algo que se podía disfrutar, muchas gracias por eso.

Rompió mi corazón, pasó tres meses prometiéndome que terminaríamos juntos y al final me confesó que no se sentía preparado para estar en una relación conmigo.
Lloré inconsolablemente en mi viaje a CDMX, me recuerdo a mi misma sentada frente a bellas artes reteniendo las lágrimas de tristeza y rabia, rabia porque me sentía usada y herida.

Pensé en ti todo el tiempo, incluso cuando no debía hacerlo, nos imaginaba recostados sobre tu cama con las manos entrelazadas y los pies descalzos, te veía en los colores de los días nublados y casi podía sentir el sabor de tus labios cuando consumía algo de alcohol.
Estuviste por mucho tiempo impregnado en mi anatomía, y ni siquiera sé el por qué, probablemente mi mente es tan débil que permitía el paso a tus recuerdos, a aquellos que me lastimaban.
Me siento ridícula pensando en el poco tiempo que te tuve, tres meses son insignificantes para algunas personas, pero jamás para mí, tal vez para ti si y jamás sabré la razón.
Soñé mucho tiempo con encuéntrate caminando por el parque que frecuentábamos, o esperando el bus en la parada donde siempre me recogías, esperaba encontrarte en aquellos bares que prometimos visitar o afuera de mi escuela, donde no estudias, pero no me quedaba más que aferrarme a esas fantasías, a las que me hacen tener la esperanza de que algún día irías de regreso a mí.

—¿Sigues esperándolo? -la mirada de mi amiga Mer me encuentra, sus ojos viajan desde los garabatos en su libreta hasta mi anatomía —No te culpo si aún fantaseas con su regreso.
Me lo pienso un segundo, recuerdo todas las veces que reí a su lado, y los besos con sabor a cigarrillo que me daba antes de subir al bus, lo recuerdo entrelazando nuestras manos y acariciando mi cabello.

—No -respondo al fin, suspiro y miro por la ventanilla del bus, afuera, la carretera parece infinita y me hace recordar aquellos días en los que pasaba mis horas esperando un mensaje de él —Ya no lo espero, y siendo sincera... Ya no lo quiero de vuelta.

Algunas cosas es mejor conservarlas en la privacidad de una habitación, lejos de todo. Te abrí mi corazón esperando que poco a poco pudieras sanarlo, pero fue lo contrario, ambos nos hicimos daño y te culpe por todo injustamente.
Gracias Raúl, me senté por mucho tiempo a esperarte en aquella banca donde nos dimos nuestro primer beso, pero hace frío y no puedo continuar sentada por más tiempo. Sé feliz, yo también lo seré.

Peonias en invierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora