Capítulo 3

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— Mione, mi padre no es como intenta pintarlo la mojigata de tu jefa — sentenció Rose mientras se cruzaba de brazos — ¿Por qué mejor no intentas conocerlo? De cualquier forma les toca trabajar juntos. Lo lógico sería llevar la fiesta en paz.

— Yo la llevo en paz, pero...

— ¿Pero? — Rose alzó las cejas y a Hermione aquello le recordó a la misma expresión de Sirius — Niega todo lo que quieras, pero que te guste el monigote descerebrado de mi padre, no es un secreto para mí. Eres mi mejor amiga Mione, además no es como si fuese un crimen.

Hermione dio un sorbo a su jugo y suspiró ante la imagen arrogante de su mejor amiga. Estaban solas en casa esa noche, Harry estaba en una misión y volvería en un par de días. Rose había pedido que se quedara con ella ese tiempo y la castaña no se negaría si eso significaba pasar tiempo con Alyssa.

— Rosie — le llamó Hermione y esta se giró mientras acomodaba algunos platos — ¿Por qué estás tan segura que me gusta tu...ya sabes...?

— ¿Que te gusta el tonto de Sirius? Ah, eso es sencillo — la mujer dió una sonrisa y volvió a sus platos — La manera en que lo ves, nunca te he visto hacerlo con otro tipo, ni siquiera con mi primo Draco. ¿Entonces?

— Es...Rose, sabes que por más que lo digas...

— Mientete todo lo que quieras Granger, pero si me lo preguntas, lo único malo de que te guste mi padre es que bajaste el estándar hasta el Inframundo — se burló la pelinegra — A mi no me importa, digo, quizás debería pero lo único que me gustaría es verte feliz, también ver a mi padre feliz de una vez por todas.

Antes que Hermione dijera algo, se escuchó que llamaban a la puerta. Rose frunció el ceño y exhaló para luego soltar una sonrisa cansada.

— Te juro que el diablo tiene buen oido. Si no deseas ver a papá, puedes salir por detrás te juro que no diré que estuviste aquí — dijo Rose con una mirada condescendiente hacia su amiga — Bien, entonces quédate aquí y trata de no hechizarlo.

La castaña rodó sus ojos y evitó un suspiro al escuchar las pisadas fuertes y su voz resonar por toda la entrada.

— ¿Dónde está mi pequeña?

— Ay papá no seas cursi con...

— No hablo de ti — soltó el hombre y Hermione no pudo evitar reprimir una risita al imaginar la indignación de Rose — Alyssa, no me digas que está dormida.

— Pues no te lo digo, pero porque tu lo estás pidiendo.

— Joder. Bueno, vendré mañana — dijo casi con decepción.

— Mejor, así puedo hablar tranquilamente con Hermione sin tu odiosa presencia.

Hermione mantuvo la respiración y en silencio, odió a Rose. Sintió como si aquella espera le revolviera el estómago, seguramente no querría verla después de lo ocurrido.

— Vaya — soltó Sirius mientras cerraba la puerta — ¿te comentó ya que le toca trabajar conmigo?

— Por supuesto, nos contamos todo papá.

— Bien, entonces iré a saludarle.

Quizás, pensó Hermione, la propuesta de Rose en salir por la parte trasera ya no sonaba tan mal. Dos pares de ojos grises se posaron en ella, pero unos en particular solo parecían admirarla de tal forma que un cosquilleo en el estómago surgió repentinamente.

— Hermione.

— Señor Black — correspondió al saludo ella y pudo notar a Rose cabecear discretamente, tratando de no reír.

Marauders Supremacy - Last LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora