Capitulo 4

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Hermione se sentia mareada, aunque abrir los ojos era realmente difícil en ese momento. Podía percibir un aroma en el ambiente, un olor peculiar que recordaba como si se tratara de algo cotidiano.

— Sirius, ¿que pretendes?

Pudo escucharse a si misma en aquel pensamiento de su cabeza. La imagen de un hombre mucho más joven que el Sirius que conocía le hizo querer gritar de sorpresa pero nada pasaba.

Pretendo que por una vez me digas que me veo realmente guapo. ¿Es que acaso debo persuadirte de otras formas? — la forma en la que le tocaba podía sentirla, tibia y casi real. El llanto de un bebé se escuchó en algún lugar y vio la sonrisa de Sirius volverse menos arrogante y más dulce, amable — Los pulmones de la pequeña tortura funcionan a la perfección. ¿Le atiendes tu o lo hago yo como de costumbre?

— Rose te quiere más a ti que a mí.

— Mentiras. Rosie te ama tanto como yo.

Aquel sueño era confuso, pero le parecía tan real que era más como tener un recuerdo lejano. Abrió sus ojos mientras que la luz le tenía aturdida, unas manos tomaron la suya con fuerza y sintió como la tibieza le llenaba todo el cuerpo.

— Hermione, ¿me escuchas?

La voz de Sirius le había sobresaltado, Hermione se acomodó mientras intentaba incorporarse poco a poco.

— ¿Que me ha pasado?

— Te desmayaste, también estabas un poco...ya sabes, comenzaste a sangrar por la nariz — explicó Sirius mientras le observaba con sigilo — ¿Cómo te sientes?

— Me duele la cabeza como si me hubiese caído de una escoba. Yo...¿dónde está Rose?

— Le he pedido que vaya a dormir. Todos estuvieron esperando a que despertaras — le explicó el hombre con tranquilidad — pero decidí quedarme. Rose tiene a la pequeña Alyssa y Lily...

— Lo se. No era necesario que vinieran, seguro ha sido una tontería. Estrés del trabajo.

Sirius exhaló y retiró sus manos levantándose mientras caminaba de un lado a otro. Hermione aún sentía aquel aroma familiar y supo que era el perfume de él que parecía inundar toda la habitacion. El ojigris le miró allí tan débil y frágil que la sola visión le trajo memorias de hacia muchos años. ¿Acaso ella podía recordar algo?

— ¿Segura estás bien? Se que no soy la persona que esperarías estuviera aquí pero puedo ayudarte, si lo necesitas. No soy tan malo en eso de escuchar — la sonrisa tranquilizadora de Sirius le hizo sentir mucho más tranquila, aún cuando había algunas cosas que no entendía.

— Estoy bien, es solo que...últimamente siento que no me siento como si fuese realmente yo, o quizás si pero, es complicado.

Hermione suspiró y se recostó mientras su mirada se perdía tratando de recordar aquellos extraños sueños.

— Hermione...

Sirius le miró aunque ella estaba perdida en sus propios pensamientos. Quería abrazarla y tenerle en sus brazos en ese instante pero solo lograría ganarse una bofetada o una de aquellas miradas llenas de desdén que tanto detestaba.

— Es curioso pero, nunca había estado en San Mungo, no siendo la paciente claro está — dijo ella con voz suave mientas Sirius solo prestaba atención y se acercaba a sentarse en el borde de la cama — y aún así, siento que he estado antes aquí y es ridículo pero, me provoca un pedazo de pastel de regaliz.

La sorpresa de aquel comentario hizo que Sirius le mirase y casi olvidara cómo respirar. Soltó su mano con rapidez y atravesó su cabello con sus dedos, algo nervioso.

Marauders Supremacy - Last LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora