14. Arrepentimiento

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Oriana

— Mirta, llegué — Entró Enzo a la cocina interrumpiéndome — Ori...¿Cómo estás? — me miró.

— Bien — contesté cortante sin mirarlo.

— Ori, si queres podes ir a descansar y yo después te llevo la comida con las pastillas — habla Mirta para que no se genere un ambiente tenso y yo asentí. — Le duele mucho la cabeza, pero no puede tomar las pastillas con el estómago vacío — le explica a Enzo.

Salí de la cocina y fui directo a la habitación, no llegué a acostarme que él ya estaba ahí. Me senté en la cama y él se quedó parado cruzado de brazos.

— ¿Qué te pasa? — pregunta confundido.

— Tu confesión no va a cambiar mi enojo — me mira confundido— si, Enzo...te escuché, no estaba dormida y me acuerdo de todo lo qué pasó ayer. Entiendo que puedas estar confundido pero eso no justifica que la cagaste con lo que hiciste con Emilia. Me encantaría decir que me chupa un huevo lo que haces, pero es mentira. Trata de aclarar tus cosas porque con tus actitudes me estás volviendo loca a mi. No se por qué pero me estoy enganchado con vos, y ahora que me volví a hablar con Julian... me di cuenta que no es lo mismo, con él tengo pasado pero con vos tengo una conexión...al menos yo lo siento así, y me gusta pasar tiempo con vos pero si vas a seguir así de cambiante, prefiero irme a mi casa porque así no la paso bien.

— Ori, te juro que me arrepiento de haber actuado como un pelotudo — se sentó al frente mío — de verdad me tenes re confundido...y como te dije ayer, traté de sacarte de mi cabeza pero no pude. Estuve todo el día pensando en vos. Te prometo que no va a volver a pasar... yo no me junto más con Emilia y vos no te juntas más con Julian ¿Hacemos el trato? — me reí por lo del trato.

— Primero, no sos el indicado para pactar tratos. Segundo, deja a Julian de lado, él no tiene nada que ver y...

— ¿Nada que ver? Te lo besaste ayer ¿o te olvidaste?

— Y vos te acostaste con la otra ¿eso te olvidaste?

— Con vos también me acosté anoche — dice riéndose y yo lo miré mal.

— Sabes a lo que me refiero, no te hagas el boludo.

— Bueno...pero igual tengo que mantener al otro lejos de vos porque sino me vas a seguir haciendo cornudo.

— Si hablamos de cornudos, yo tengo unos re cuernos...—Mirta toca la puerta y Enzo se levanta para ayudarla con la bandeja de comida. Ella se va y él me trae la comida a la cama.

— ¿Podes comer sola? ¿O te tengo que dar yo ? —Dijo haciendo referencia a que me había bañado ayer.

— Basta...es un secreto que no tiene que pasar de nosotros — me reí y nos señalé a los dos. Seguí comiendo las milanesas con puré mientras él me miraba — ¿No tenes nada interesante para hacer? Me incomoda que me mires como acosador.

— ¿Que? ¿No puedo mirarte? — Negué con la cabeza— ¿Sabías que sos hermosa?

— Si, Juli siempre me lo dice — Digo jodiendo y el rueda los ojos.

— Deja de nombrarlo siempre — Dice serio, se notaba como tensaba su mandíbula.

— Era una joda, no lo tomes tan personal.

(...)

Me desperté de la siesta por las caricias de Enzo. Yo estaba boca abajo y él con sus dedos recorría mi espalda descubierta. Me había cambiado su remera por un top para estar más fresca. Nos miramos unos segundos en silencio hasta que soñó mi celular y lo agarré para contestar la llamada pero al ver el nombre Julian en la pantalla, Enzo me sacó el celular de la mano y atendió.

— ¿Qué onda, Juli ?

— ¿Enzo?...todo bien ¿y vos?. Quería saber como estaba Ori, ayer la dejé en su casa y después no supe mas de ella.

— Capaz que si te asegurabas de que se haya ido a dormir cuando la dejaste evitabas algunas cosas.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó?

— Siguió tomando y vino a mi casa borracha al punto de no poder pararse ¡Que bien la cuidas!

— Sabes que nunca haría nada para ponerla en riesgo. No pensé que iba a hacer eso.

— Bueno la próxima en vez de pensar en caliente pensa como una persona de tu edad — corto la llamada.

— ¡Enzo! — lo rete y le saqué mi celular.

— Ori, era obvio que te busco para coger pero terminó con un beso.

— Capaz no todos piensan como pajero como vos...

— Me decis pajero a mi y desde que te conocí siempre mantuve la calma cuando quería hacer otras cosas. Nunca te hice sentir incómoda y menos presionarte a hacer algo que no quieras — Tenia razón pero Juli tampoco lo había hecho.

— Tenes razón, aunque nunca me miraste con otros ojos...

— ¿No?

— No.

— Estas confundida — Dice y se levanta de la cama para irse de la habitación. Me quedé sentada con el ceño fruncido pensando en qué situaciones me había deseado.

(...)

Habíamos terminado de cenar y Enzo se había ido a dormir porque anoche no había descansado muy bien por mi culpa. Me quedé en la cocina, lavé los platos que habíamos usado y los guardé. Fui al baño de huéspedes para no joderlo, me lavé los dientes y me tomé mi tiempo para hacerme la rutina de skincare. Jugue con Milo mientras esperaba que pasen los minutos y me pueda sacar la mascarilla.

Después de media hora fui a la habitación en silencio a acostarme. Me acomodé de forma en que quedamos enfrentados y lo miré, recorrí cada facción  con mi mirada y llegué hasta su abdomen que estaba descubierto, volví a mirar su cara y se notaba que estaba sonriendo.

— Después soy yo el que acosa con la mirada — rie y me acerco a él reduciendo la distancia entre los dos.

— No te estaba mirando.

— ¿Segura? — Posa su mano en mi espalda baja.

— Obvio — Terminó con nuestra poca distancia y juntó nuestros labios. Llevé mi mano hacia su nuca y él se giró haciendo que yo quede encima suyo, con el movimiento bajó sus manos a mis muslos y los acariciaba...




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Martina 🤍

Oriana // Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora