27. Una Bala Por Ti

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Shipp: Intenabo

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Se bajó del auto con el ceño fruncido y azoto la puerta de este con gran frustración.

V: jefe el invitado acaba de despertar – le comento el peliplateado, mientras ambos avanzaban por el largo pasillo.

J: Donde esta – respondió, sacando de su bolsillo la cajetilla de cigarrillos y del otro un encendedor.

V: En el cuarto contiguo al sótano.

J: Que nadie me interrumpa – dio una larga calada de humo intoxicante recibiendo un asentimiento de cabeza y siguió su camino ahora solo.

Bajo las escaleras y pronto empezó a escuchar los forcejeos de alguien, bastante conocido para él.

Saco una llave y al abrir la puerta, sintió como sus ojos se inyectaban en sangre.

J: ¡¿Qué coño estáis haciendo, anormales?! – al escuchar la potente voz de su jefe los hombres se bajaron de encima del cuerpo del capturado - ¡¿Os comió la lengua el gato?! ¡Que mierda es esto!

X: jefe solo queríamos darle una lección.

X: ¡Si! Es un puto chivato, solo queríamos asustarlo.

J: Ya oí suficiente, cerrad la puta boca antes de que os muela a ostias, os lo he dicho muchas veces, podemos ser unos asesinos, narcotraficantes hijos de puta, pero no somos violadores, imbéciles – se sobo la frente sintiendo como una vena le palpitaba, a punto de reventar – salid de aquí, ya hablaremos de esto.

X: Pero Jef-

J: No pienso repetirlo mas ¡fuera de mi puta vista! Antes de que me sigáis tocando los huevos y os mate.

Ambos asintieron frenéticamente, aterrorizados, mientras salían corriendo.

La habitación se sumió en un silencio incomodo, que el azabache intento romper al quitarle la cinta de la boca, al contrario.

J: Quiero que me respondas algo... - lo miro serio, aunque su mirada se ablando por un milisegundo – y quiero que seas sincero... ¿Te divirtió?

G: Jack yo... - le devolvió la mirada, con tristeza en sus azules.

J: No te atrevas... –se cortó a sí mismo, con un nudo formándose en su garganta – a mencionar mi nombre de nuevo, solo...quiero saber si para cumplir tu misión de mierda...era necesario jugar conmigo.

G: ¡No! ¡No es así! – trato de estirarse para tocarlo, pero el contrario se alejó, como si su tacto quemase - Es cierto que al principio pensé que podías serme de utilidad, pero...de un tiempo para acá, empecé a verte de otra manera, yo...me enamoré incluso antes de que te fijaras en mi...

J: ¿Piensas...que soy tan tonto como para creerte? – agradeció internamente usar gafas de sol todo el tiempo, así por lo menos no se vería que sus grises estaban cristalizados – No vas a convencerme con la mierda del amor ¡Eres un jodido Federal Gustabo! – grito con desespero – Enamorado de mi ¡si claro! Dime, que coño ibas a hacer cuando esa tal Michelle diera la orden para una emboscada ¿eh? ¿Pensabas protegerme? No te lo crees ni tu.

G: ¡Pues sí, eso pensaba hacer! – contesto exaltado sin evitar que las lagrimas rodaran por sus mejillas – Incluso estaba pensando en renunciar, nunca me gusto ese trabajo – recibió una mirada incrédula, pero siguió hablando – tengo muchas razones para desligarme de ellos, pero, mi mayor motivación era poder estar juntos, sin restricciones, sin estar en bandos contrarios – se arrodillo en la cama y acerco su mano hasta la mejilla del azabache, como vio que no se resistía empezó a dejar suaves caricias en esta.

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