29. Mayor que yo

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Shipp: Intenabo

Conway: 28 años

Gustabo: 19 años

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Abrió la puerta de su despacho, entro, y tiro sus pistoleras al sofá mientras se aflojaba la corbata.

Hoy los delincuentes se habían puesto de acuerdo para hacerle el día de cuadritos, y sus agentes no colaboraban en lo absoluto, ya que, o escribían con jeroglíficos inentendibles los informes, o no asistían a las alertas y eso ya lo tenía harto.

El único capaz de calmarlo era su pequeño, es decir su compañero de piso, pero este estaba en clase y no tenía planeado molestarlo, por lo que, como hacia cada día, tomo su teléfono y entro a la aplicación desde donde controlaba las cámaras del apartamento.

Pero lo que vio en la habitación del rubio lo dejo boquiabierto y algo sonrojado.

Estaba de espaldas a la cámara, pero aun así se alcanzaba a ver su figura e inevitablemente dirigió su mirada al respingado culo del chico, delineo con sus ojos ese bonito cuerpo y sintió excitación, que la escena le produjo.

Salió de la app y se sobo los ojos con frustración, estaba mal que lo viera así y era mucho peor que se hubiera excitado, pero es que se estaba conteniendo demasiado con él, ese muchacho de ojos azules y mirada picara lo tenía embelesado y admitía que lo deseaba.

Pero también lo respetaba, y temía que si hacia algo indebido, Gustabo se sintiera incómodo y se fuera a vivir a otra parte.

De solo imaginarlo, le daba escalofríos.

Estaba tan acostumbrado a tenerlo a su alrededor que sería difícil que se alejara de él.

Siguió dándole vueltas al tema y de repente recordó la forma rara en la que se habían conocido.

Flashback

El trajeado estaba bastante furioso, con porra en mano, apunto de sacar a toda la gente que había llenado la recepción.

J: Dejad de cacarear ya ¡ostia! – grito, intimidando a la gente y haciendo que se quedaran en silencio – ¡joder, me tenéis hasta los cojones! si vuestra denuncia no es de vida o muerte, podéis iros a tomar por culo.

Poco a poco el lugar se fue vaciando hasta quedar solo unos pocos, que con un par de porrazos también salieron.

Guardo su porra, y cuando estaba a punto de voltear e irse a su despacho, alguien entro como alma que lleva el diablo y se aferró a su camisa.

G: Por favor, ayúdame, ese tipo no para de seguirme – susurro en su pecho mientras el azabache lo sentía temblar contra él.

X: Disculpe Superintendente, mi hermano se ha escapado de casa y no quiere volver – hablo mirando con rabia al menor, cosa que no pasó desapercibida por Jack.

J: ¿Hermano? – miro al menor, actuando sorprendido – cariño, ¿tienes un hermano? No lo sabía – lo abrazo, notando como el sujeto apretaba los puños.

X: Yo no sabía que era su pareja...m-me retiro – retrocedió un poco.

J: Oh, pero hace un momento me dijiste que era tu hermano – diviso a sus comisarios subiendo las escaleras - ¿estabas mintiéndole a la autoridad? – al ver que el tipo estaba por huir, grito – ¡Volkov, Greco! ¡No dejen que se escape! – estos al escuchar la orden, lo detuvieron rápidamente – llévenlo al calabozo, yo me encargo más tarde – recibió una afirmación y al ver como desaparecían por el pasillo, devolvió su atención al chico que aún se aferraba a el – tranquilo capullo, ya no te va a hacer daño.

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