luciernagas,,

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MILENA

Stiles fue por mí a el banco ya que Allison se había ido y Derek junto a Scott fueron a buscar a Boyd y a una tal Cora que al parecer era una Hale.

Íbamos por la mitad del camino, me iba a llevar a casa y posiblemente se iba a quedar conmigo.

Él estaba en silencio, un completo y gran silencio el cual me hacía saber que estaba enojado, pero por muy enojado que esté siempre que lo necesitaba estaba a mi lado.

—¿Estás eno...?

—Sí, Milena, estoy enojado. —soltó, sin terminar de hacer mi pregunta.

Suspiré.

—Me di cuenta,nunca me dices Milena.

—Mereces que te diga Milena.

Ante sus palabras di un suspiro.

—¿Tú nunca me has mentido?

—Siempre fueron mentiras piadosas y nunca te colgué la llamada.

—Lo siento y mi mentira también fue piadosa...

—No, claro que no, tu mentira puso en riesgo tu vida. ¿Y si los Alfas te encontraban?,¿y si te hacían lo mismo que Érica?

—Se defenderme, Stiles, no tienes que preocuparte por mi bienestar.

—Nunca has usado tu magia más que para pasar dolor o en tu cuarto para acomodar tu ropa. Ellos son Alfas, que tienen fuerza sobrenatural, garras y todo lo que tiene Derek.

—Yo también soy como un ser sobrenatural.

—Pero tú no sabes defenderte.

—¿De verdad piensas que no podré defenderme?, ya ataqué a Peter y bastante bien la verdad.

—Pero Peter se encuentra débil, por eso pudiste contra él, pero no puedes contra nadie más.

Sus palabras dolieron, duele que no confíe en mí y en mi magia. Por una parte, tenía razón, Peter estaba débil, pero yo sabía que si los Alfas querían lastimarme me defendería y podría contra ellos.

Di un suspiro sin más nada que agregar a la conversación y mi cabeza se direcciono a la ventana observando los árboles que pasaban por el camino.

Rápidamente llegamos a mi casa. Stiles estacionó el jeep y lo observé dándole una pequeña sonrisa de agradecimiento bajando del mismo.

Sentí como la puerta del lado de Stiles se cerró y sabía que estaba detrás mío. Di media vuelta mirándolo.

—No tienes que seguirme hasta mi cuarto, se dónde está y no me movere de allí.

—Siento lo que te dije.

—Está bien, tienes razón. —levanté los hombros volviendo a caminar.

Su cuerpo se interpuso en mi camino y me vi obligada a mirar esos ojos marrones que tanto me gustaban.

Negó. — No, claro que no tengo razón. Yo sé que puedes defenderte, confío demasiado en ti, en que puedes sola, porque eres genial y más valiente que yo la verdad. —soltó entre risas. — ¿Pero si en algún momento no puedes?,¿si tu magia falla?,¿si te pierdo?, ese es mi miedo.

—Stiles....

—Soy un poco pesado, lose, pero me preocupo por ti porque no quiero perder. Quiero vivir toda mi vida a tu lado.

Ante sus hermosas palabras no pude evitar sonreír.

Sus nervios se comenzaron a notar. Sus manos se movían algo disimuladas, pero yo ya sabía lo que significaba. Colocó una de esas manos detrás de su nuca, rascándose la misma.

Hasta ese diaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora