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La lengua de Lisa entró como Don Juan por su casa dentro de la boca de Jennie

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La lengua de Lisa entró como Don Juan por su casa dentro de la boca de Jennie.

"¿No vamos muy rápido?" pensó la mayor pero después desechó la idea rápidamente cuando las manos de Lisa se colocaron en sus nalgas amazandolas. "Es sólo un ligue" Ya sé conocerán mejor después.

La mayor rodeó su cuello con sus manos y atrajo a la castaño más hacia ella.

La habitación a la que habían entrado era pequeña pero tenia una cama y eso bastaba, Lisa rápidamente se quitó la campera negra de cuero que llevaba y la blusa blanca, Jennie hizo lo mismo con su vestido y cuando iba a quitárselo por completo la menor la detuvo.

Lisa se puso de frente a la mayor, tomó el vestido y empezó a subirlo lentamente lamiéndose los labios, aquel simple acto hizo vibrar todo el cuerpo de Jennie.

Los labios de la pelinegra tocaron la piel de Jennie dejando suaves besos mientras se deshacía de el vestido, dio besos a los pechos y los duros pezones de la mayor por encima de el brasier, y con sus manos le dio un masaje a sus pechos.

— Ahh... Ahh

— Eres tan sexy — alagó Lisa — Sobre todo cuando estabas en el escenario bailando.

— Ajá ― las piernas le temblaron y tuvo que sostenerse de los hombros de Lisa mientras ésta seguía acariciandola y llevando el ritmo del juego previo.

Jennie ya estaba mojada como una cascada cuando la menor bajó y su mano acarició su intimidad.

— ¡Dios santo! — Jennie se quedo sin palabras por un largo tiempo, apenas pudiendo suspirar por el placer — sí me hubieras dicho antes que eras tan buena tocando no lo hubiera pensado tanto.

Lisa sonrío y abandono su trabajo sólo para empujar a la mayor a la cama quién hizo un puchero en protesta.

— Si seguimos así vas a correrte antes de tiempo, el sexo es algo que las dos debemos disfrutar.

Jennie asintió y abrió sus piernas para dejar que Lisa se colocara entre ellas, empezó una fricción entre la intimidad expuesta de Jennie y el duro miembro de Lisa aún entre su ropa.

— Quítate los pantalones ― exigió la mayor y se arrepintió al instante al ver el tamaño — ¡Me mentiste!

Lisa negó.

— Nunca me preguntaste si me refería a erecto o flácido — fingió el rostro de un angel pero Jennie podía jurar que Lisa era un demonio — De todos modos no mide 26 centímetros sino 24 así que nunca mentí. ¿Qué son dos centímetros?

Jennie indignada le pateó la cara y se levantó de la cama, su excitación había desaparecido y con su golpe podía jurar que la de Lisa también.

— Yo en verdad odio los penes grandes — se quejó mientras se ponía su ropa de nuevo y Lisa sólo podía sobarse el rostro, seguramente la patada de la mayor le había desfigurado la cara.

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