8;;marjorie
En un paisaje nevado, se encontraban dos chicos siguiendo a paso rápido a otro que iba a unos tres metros de distancia de ellos. Los que iban detrás intentaban razonar al de delante.
—Vamos, Willy, tienes que dejarlo ir–insistía el más joven, molesto–. Sabes que a mí más que a nadie me duele que haya decidido irse. ¡Y mírame, estoy perfectamente!
El de boina verde hizo caso omiso a lo que su amigo decía. Ya no sabía siquiera a dónde se dirigía, pero su cerebro le decía que lo más importante era alejarse de sus amigos, aunque su corazón dijera lo contrario.
—Guille, haz caso a Alex, en el fondo sabes que tiene razón–pidió el otro, no enfadado con Alexby, pero preocupado–. Es difícil caminar en la nieve, y ahora nos estás haciendo subir una montaña.
—No os he pedido que me sigáis. Si os pasa algo es vuestro problema–espetó el de verde sin detenerse ni un segundo.
—Vale, si, pero no te podemos dejar solo–explicó el de casco–. ¿Eres consciente que si te mueres, lo haces para siempre? Esto no es territorio Karmaliense.
—Karmaladiense–corrigió el de morado.
—Ahora no, Vegetta–lo fulminó con la mirada–. Estoy intentando convencer a tu novio de que ir a buscar a Frank después de partir hace poco más de dos semanas es una locura. ¿Sabes? Agradecería mucho tu ayuda.
—Es que lo estoy intentando, pero no funciona. Ya sabes que, a veces, cuando a Willy se le mete algo en la cabeza...
—Os estoy escuchando–soltó el rubio–. Y ese eres tú, Vegetta.
Cuando llegaron a la cima plana, Vegetta suspiró: estaba agradecido que la montaña tuviese un precipicio, así podrían acorralar a Willy y llevárselo de vuelta.
El de verde, al ver que no tenía escapatoria, decidió convencer a sus amigos.
—A ver, chicos–se dio la vuelta, afrontándolos directamente–, hagamos un trato: si me acompañáis no habrá ningún herido porque estaremos todos juntos. ¡Todos salimos ganando! En caso de que me pase algo, estaréis ahí para mí y viceversa. Además de este modo todos recuperaremos a Frank y no solo yo.
—Aquí hay algo que no estás entendiendo–comenzó Alex, negando con la cabeza— Lo que no queremos es recuperarle.
—Frank ha decidido irse, y volverá cuando él se sienta preparado–continuó Vegetta–. Me da igual que la discusión haya sido entre vosotros, no debes buscar a alguien que ha decidido irse.
—Entonces será por las malas...–suspiró el rubio sacando su espada.
Tanto Alex como Vegetta retrocedieron al ver la acción de Willy.
—Guillermo, para. Aquí el daño puede ser mortal. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? Como uno de nosotros de un paso en falso, la hemos liado–le intentó persuadir el de morado.
Aunque dijo eso, sacó la espada y le pidió a Alexby que no se involucrase. Este no dijo nada, más se limitó a obedecerle y alejarse.
Willy comenzó; atacaba a Vegetta, pero no parecía querer herirle. Las armas chocaron cinco veces, el ruido metálico invadiendo el silencio gélido que reinaba anteriormente. Luego las espadas se juntaron, ambos chicos ejercían fuerza para ver quién soltaba primero el arma.
—Vegetta, por una vez en tu vida, deja de seguirme y permíteme ir a por Frank–probó a convencer a su novio–. Siempre estás siguiéndome de un lado a otro y aceptando todo lo que te pido. ¿Cuándo vas a empezar a tener criterio propio? ¿Cuándo vas a empezar a aprender a vivir sin mi? ¿Cuándo, Vegetta, cuándo?
—¿Alguna vez te han dicho que no se habla mientras se pelea?–escupió el azabache, al mismo tiempo que hizo más fuerza y tiró la espada de Willy a unos pocos metros de distancia.
Rápidamente, el rubio se tiró al suelo y la agarró. Aunque Vegetta actuó rápido y justo cuando Willy iba a levantarse con la espada en mano, se puso encima de él, dejándole sin escapatoria.
—Ya basta, Willy, nos vamos a casa quieras o no–reguló su respiración y se levantó. Para no recibir ningún ataque por parte del otro, le agarró rápidamente el brazo con la espada y tiró de él.
El de boina no dijo nada, y se limitó a obedecer. Cuando vio que ya no tenía la mirada de su pareja sobre él, miró a Alexby y le sonrió. Antes de que este pudiese advertir al de morado, Willy cogió la capa de Vegetta y le tapó la cara con ella, haciéndole soltar el agarre en su brazo. Alex corrió a ayudarle al mismo tiempo que veía como el de verde se mareaba a causa de tanto movimiento.
Este no veía casi nada, y solo fue capaz de ver la silueta borrosa mirándole y la de Vegetta empujando al más joven y levantándose y dirigiéndose hacia él justo antes de dar un paso hacia atrás y caerse por el precipicio. Fue capaz de agarrarse a la nieve , pero sus manos estaban congeladas y, además, cuando se agarró a la nieve, solo fue capaz de llevarse un trozo de la materia blanca. Cuando lo vio todo perdido, la mano de Vegetta sostuvo la suya fuertemente.
—¡Alex, una ayudita por aquí no estaría mal!–gritó, pero el de casco ya estaba ahí, ayudándole.
Sin embargo, no funcionaba. Todos tenían las manos congeladas, no podían casi ni sentirlas. Y teniendo en cuenta que Willy no estaba en tierra firme, la situación era complicada.
Vegetta vio como su pareja empezaba a respirar mal: estaba asustado, extremadamente nervioso. Así que decidió intentar tranquilizarlo:—Ey, ey, mírame. Todo va a estar completamente bien. Tan solo...aguanta.
Willy permaneció callado, observando detenidamente a Alexby haciendo el mayor esfuerzo de toda su vida y a Vegetta intentando no perder su mano. Se sintió mal por ellos, se estaban arriesgando por su culpa, y si algo les llegase a pasar a esos dos, nunca se lo perdonaría. Por lo que, cerró los ojos y suspiró, los volvió a abrir, mirando a Alexby y después a Vegetta, llamándoles la atención por su mirada decidida pero al mismo tiempo triste.
–¿Ey, chicos? Quizás...estéis mejor sin mí.
Alexby estuvo a punto de soltar a Vegetta por lo que acababa de escuchar, pero apretó la mandíbula, se aguantó las lágrimas y descartó de su mente lo que quería hacer su amigo.
—¡Cállate que os tengo, espera un momento!–gritó apretando más su agarre en las piernas del de morado.
—Guille, ahora no empieces con tus tonterías. Te vamos a sacar de aquí–la voz de Vegetta se quebró.
Willy negó, sonriendo tristemente.
—Tú mismo lo has dicho. No debes buscar a alguien que ha decidido irse–sus ojos se aguaron, y soltó la mano de Samuel, dejando a su cuerpo caer al vacío. Su amigo y su novio gritaron su nombre, y eso fue lo último que escuchó antes de chocar contra el suelo cubierto de nieve.
Vegetta y Alex se limitaron a observar el cuerpo del rubio, que poco a poco iba tiñendo la capa blanca en color rojo.
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Holaaa
Sorry not sorry por publicar este cap en San Valentín, pero Twitter ha hablado
Ah si, a partir de la pelea, es todo una referencia a una serie que aprecio mucho, y el título de la canción también tiene que ver con la serie, o más bien, el episodio de la serie...Es que adoro hacer referencias a absolutamente todo, perdón.
Sobre el cap...prefiero no comentarlo muy a fondo, pero estoy muy feliz de finalmente haberlo publicado porque desde que tuve la idea para hacer la historia llevo aguantándome las ganas de escribirlo o simplemente decir algo sobre él xd
Y si, acepto preguntas, pero si no puedo responder a alguna pues diré que no puedo. Así es como funciona la cosa xd.
Nos vemos :)
Chaooo ♡♡♡

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𝗳𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 - 𝘄𝗶𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮
FanfictionEn el fin de Karmaland, Willy se declara a Vegetta. Este, tal vez por impulso o por necesidad de tener a alguien antes de morir, le corresponde. Cuando llegan a la "cuarta dimensión de Karmaland", las cosas se vuelven extrañas para algunos, y maravi...