Luego de lo que parecen horas caminando a oscuras, la chica decide probar suerte y hablar en la oscuridad.
-¿Hay alguien ahí? -dice la chica con tono dudoso.
La única respuesta que recibe es el eco provocado por el vacío del lugar.
Después de otro período caminando, decide rendirse y sentarse en el suelo, esperando tal vez, que algo ocurra repentinamente.
-Hola pequeña, mucho tiempo sin verte -dice una voz irreconocible para la chica.
-¿Hola?, ¿quién eres? -responde la chica - ¿Me estaré volviendo loca? -dice entre susurros con la intención de que la otra persona no la escuche.
-No, no te estás volviendo loca -dice la voz luego de una carcajada sarcástica - Yo soy Érebo, el otro hijo de Caos. Deberias recordarme... -esta última oración la dice con un tono un poco más bajo, demostrando su vulnerabilidad ante ese hecho.
La chica se queda entre sus pensamientos, tratando recordar si alguna vez Nix le dijo que tenía un hermano. Al no encontrar nada decide preguntar lo lógico -¿Eres el hermano de Nix?
El chico sonríe a pesar de ser consciente de que la chica es incapaz de verlo -Ya veo que conociste a Nix, y también veo que no te habló de mí -la última oración la dice luego de quedarse en silencio un corto periodo.
Luego de esas palabras la chica da por hecho el parentesco y decide seguir preguntando.
-¿Y por qué estás tú también aquí? -dice confusa ya que lo encontró en su oscuridad.
El chico decide no responder de forma concisa -¿Recuerdas todas esas veces que te sentías vacía pero indestructible? Esas veces en las que tú mayor carencia eran los sentimientos y emociones y tus mayores preocupaciones eran nulas e inexistentes... Esos momentos donde el mundo no te hacía daño, sino que tú le hacías daño al mundo tratando devolverle en pequeñas partes todo el dolor que sentiste. Esas veces en que ni siquiera tratabas hacer doler al mundo, solo lo ignorabas y seguías con tu vida lo más indiferente posible.
-Claro que lo recuerdo, gracias a esos largos periodos de indiferencia, ausencia de humanidad y sentimientos, fue que comencé a temer a una parte de mi, recuerdo claramente que me comportaba como un monstruo... Me volvía...manipuladora, era horrible, sentía que lo veía todo a través de una pantalla y no podía hacer nada para evitar mis propias acciones, vivía como si estuviese en automático -dice la chica medio afectada al recordar que aún le quedan secuelas de la persona horrible que solía ser.
Érebo la mira y comienza a caminar, sus botas resuenan en el suelo delineando un camino hasta la chica. Al estar tras ella, sonríe y se pone a su altura para lograr hablarle entre susurros al oído -Pues te cuento, pequeña, que quien ocasionaba eso era yo -su sonrisa se amplía más y se vuelve sarcástica -Yo era el que te volvía intocable cuando esas canallas sombras que te rodeaban querían consumirte, yo fui el que impidió que llegaran a ti, que te hicieran más daño, yo era el que se apoderaba de cada parte de tu casi nula cordura para darte un corto espacio de tiempo para recuperarte de todas las heridas ocasionadas por las bestias internas y externas que llegaste a conocer, yo era quien te hacía manipular a esas bestias y logré que fueras la mayor arma de destrucción, gracias a mi llegaste a ser una bomba de relojería, pero una bomba que explotaría con sus creadores, y para tu información, pequeña mía -en ese momento solo se siente el silencio en la habitación y se nota el erizamiento de la chica ya que las palabras de Érebo le pusieron la piel de gallina -Resulta que yo no fui tu creador -dice con una sonrisa cínica en su rostro y da final al corto silencio que dió lugar.
-¿A-a qué te refieres? -dice la chica tartamudeando.
-Cariño, entre todas tus bestias, yo fui la única bestia que se preocupó por tí -dice él de forma indiferente -Pero a pesar de eso, fuiste tú quién fue empujada a tomar la decisión de criarse entre sus propias bestias con tal de escapar de las de afuera -dice él con la mirada perdida.
La chica se estremece luego de escuchar la afirmación de Érebo.
-Si cariño, esas bestias canallas que te impulsaron a renacer pero esta vez alimentándote de tus propias bestias -dice él con una sonrisa irónica al notar la situación de la chica.
-Yo no quería eso...-dice la chica cuando logra coordinar sus palabras.
-Pero fue lo que hiciste. Y precisamente de ahí, nací yo... -Hace una corta pausa para dejar reaccionar a la chica. Se acerca más a su oído y le dice en un susurro -Tu me creaste, pequeña.
La chica esta vez se estremece con más fuerza y deja su cuerpo a merced del suelo.
Érebo logra interceptarla antes de que caiga y comienza a reír ligeramente.
-Te afectó la información por lo que veo -dice aún riendo.
La chica se incorpora lentamente evitando caer al suelo -Si tú eres mi creación... ¿Entonces tú eres a quien me refería en aquel escrito? -dice la chica haciendo una referencia leve a ese escrito del que sabe que Érebo es consciente.
-Tienes razón, pero a la vez te equivocas cariño -dice él logrando confundirla -Yo nací de tus miedos más profundos, de tus heridas más graves, del fuego que aclamaba consumirte. Nací de tu incertidumbre, de esas dudas dañinas que se apoderan por momentos de tí. Nací incluso de tus deseos más corroídos por las tinieblas en las que solían envolverte, nací de esa pasión y energía con la que solías matar la vida, nací del brillo que se mantenía en tus ojos, ese que era capaz de verse incluso completamente a oscuras. Nací al verte llorando una tumba vacía y rogando volver a un cadáver inexistente, exactamente al cadáver de tu propia mente. Nací de tu renuencia al cambio, de tu ignorancia al mundo, de tu ira contenida, de tus estrepitosas pisadas y a la vez de tu cansada pero erguida figura. Nací de todo lo malo que comenzó a crecer en tí, simplemente nací de tí y me crié entre tus bestias, pero esta vez yo sirviendo de guía para tí. Soy quien te ha dado un paseo turístico por los confines de tu mente -dice esta última oración sonriendo.
-Fuiste tú quien me ayudó a olvidar, ¿cierto?
-Si, fui yo. Fui yo quien estuvo ahí para cuidar de tí cuando ni tú misma querías hacerlo, fui yo quien te acompañó en tu soledad y te susurraba al oído que no era necesario que lo hicieras sola, yo fui quién decidió enfrentarse al mundo en tu lugar y postrar ante tí a tus demonios, esos demonios que se hacían llamar insufribles y terminaron formando parte de tu propio juego de ajedrez, juego que dejaste inconcluso y ahora estás retomando, lo que esta vez...Lo retomas siendo consciente de las fichas con las que cuentas y sabiendo exactamente cómo usarlas -Dice de forma pausada para que la chica logre analizar mejor todo -Ahora la pregunta es... ¿Quieres ganar esta partida? -culmina con una sonrisa un tanto retadora e irónica.
La chica sonríe ligeramente -¿Estaras ahí?
-Siempre te cuido desde las sombras.
-Esta vez no quiero que estés entre las sombras de lo que solía ser, esta vez quiero que vengas conmigo -Sonrie y se para frente a Érebo, le toma la mano y prosigue entrelazando sus dedos -Creo que es hora de hacer un reencuentro.
-¿No volverás a negarme? -pregunta Érebo dubitativo.
-Eres parte de mí al igual que Nix, eres esa parte que yo misma creé como mecanismo de defensa, y sí, es cierto, tenías razón cuando dijiste que detesto los cambios, y más si son en mi mente. Pero...-hace una pequeña pausa -Si no fuera por tí, puede que no hubiera podido sobrellevar tan fácil el pasado, después de todo todos cargamos bolsas pesadas, pero tú te volviste independiente para poder compartir mi carga. Es hora de que matemos la vida, vivamos la muerte, y esperemos el renacer, ¿no? -dice esta vez sonriendo irónicamente.
-Claro que sí, es hora de que las bestias se sienten a tomar el té nuevamente -dice con una sonrisa verdadera en el rostro -¿Sabes algo? Nunca fue tu culpa...-deja las palabras en el aire -En aquel entonces sólo fuiste el peón que alguien más sacrificó en una partida de ajedrez ya perdida. Pero siempre fuiste más que eso, y precisamente cuando notaste que no debías ser un peón, fue cuando tu bomba de relojería explotó, puede que con quién no debía, pero incluso de eso lograste aprender -se queda callado unos segundos -Por eso es que Nix dijo que aprendiste a caminar entre tus propias llamas y no te consumiste. Tú misma contribuiste a crear tu infierno y luego culpaste a los demás aún sabiendo que todos tenían partes iguales de culpa.
-Tienes razón, también contribuí en la creación de mi infierno y luego culpé completamente a los demás. Pero ahora quiero aprender a vivir en este hermoso infierno de una vez, después de todo, es demasiado bonito para deshacerme de él -dice sonriendo de forma nostálgica.
-Si, ya es hora de que aprendas a vivir en este hermoso infierno -dice Érebo de forma risueña sin perder su toque sarcástico.
Aún con sus manos entrelazadas, ambos comienzan a caminar fuera de la habitación tarareando una canción, en algún punto de la conversación la habitación había comenzado a iluminarse hasta alcanzar un tono gris como el resto del lugar, aunque ahí el techo era una simulación del firmamento, repleto de constelaciones y puntos brillantes que suelen llamar estrellas. Al darse cuenta de ese pequeño detalle la chica sonríe, después de todo al fin logró unir sus pequeños pedazos.
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Conversaciones con el subconsciente
De TodoNo me gusta hacer mucho spoiler y tampoco sé qué poner en la descripción ya que trata muchos temas pero ninguno recurrente de Wattpad, mejor lean y digan que les parece.