Promesas de amor eterno (WolfStar, Jeddy)

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Y con una mirada se dijeron todo: cuánto se habían extrañado, cuánto se amaban y la silenciosa promesa de no volver a perderse. Se volvieron a enamorar, intentando recuperar el tiempo perdido, ese que la rata traidora, aquella que había sido su amigo en tiempos ya lejanos, les había robado. Pero como si el destino hubiera decidido que no merecían ser felices, volvió a separarlos, y esta vez, para siempre. Sirius cayó al velo de la muerte, dedicando su último aliento al amor de su vida, pidiendo perdón por romper todas esas promesas.

Remus creyó que Tonks era la respuesta, que por fin había encontrado un refugio, alguien con quien llenar el vacío. Se parecían tanto, con esa personalidad arrolladora, incluso la sangre Black. Creyó sentir algo real, se convenció de que aquello era amor. Pero en lo más profundo de su alma, la culpa lo carcomía. Porque, por mucho que Tonks se pareciera, no era su estrella, no era su todo. No podía dejar de recordarlo: la esencia de Sirius seguía intacta en su corazón. Fue por eso que, al morir, no pudo corresponder a la mano que ella le ofreció. Su corazón ya tenía dueño, y ahora, después de tanto tiempo, iba a volver a enfrentarlo.

Teddy observaba, embobado, a James. Siempre lo había hecho desde el momento en que nació. Esos ojos oscuros y el cabello azabache le calentaban el alma. Intentó convencerse de que aquello no podía ser posible, que era solo una fantasía. Salió con Victorie, porque ella era tan bonita, tan perfecta. Todos repetían que era afortunado de que ella fuera su pareja. Su cabello rubio, tan distinto al negro que su alma deseaba, se sentía como una barrera. Incluso la parte animal heredada de su padre la rechazaba, llamando por la cercanía de su verdadero deseo: el primogénito Potter.

Las almas de Remus y Sirius jamás llegaron al más allá, porque estaban muertos en vida desde el fatídico 31 de octubre. La madre magia, compadecida por aquellos nobles corazones, les ofreció una segunda oportunidad. Aprendiendo de sus errores, se amaron con más fuerza, recuperando lo que el destino les había arrebatado.

Teddy, el nerd, se enamoró del fuckboy de Hogwarts, James Sirius, quien cayó a sus pies sin darse cuenta. El amor, que parecía prohibido, floreció en la oscuridad de los secretos no revelados.

Sin que sus amigos o su hermano lo supieran, Regulus también fue recompensado. Reencarnó en Scorpius, pero esta vez sería él el ciego, el que no vería su enamoramiento por Potter. Albus, el hijo de Harry, cayó a sus pies desde el primer instante, como James lo había hecho sin darse cuenta en su juventud. Un ciclo de amor, sufrimiento y redención que se tejía entre generaciones.

Sombras de lo No Dicho // One-shots Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora