Era un día soleado y la princesa Heraena se encontraba junto con sus hermanos y primos en un salón practicando alto Valyrio.
Todos se encontraban despiertos, menos los mayores que cabeceaban de vez en cuando y bostezaban en medio de la clase teniendo varios llamados de atención.
- Hera, te pregunta a tí- le susurró el menor a su lado.
- ¿Eh?- preguntó ella separando su rostro de su brazo.
- Debería prestar atención, princesa. Esta clase es muy importante- mencionó el maestre.
- Lo sé es que no pude dormir bien anoche y tengo sueño- dijo bostezando.
El mayor la miró con una sonrisa y le correspondió el bostezo.
Aemond miró a ambos con el ceño fruncido deduciendo que era mutuo el desvelo.- No puedo continuar así. Si no pueden seguir con la clase, deberían retirarse y volver cuando se encuentren bien.
- Tiene toda la razón, maestre- dijo Aegon agarrando su libro- nos iremos.
Heraena hizo lo mismo y salieron del lugar.
- Al fin- suspiró Aegon caminando al lado de la princesa- ¿No has dormido bien?
- No. Tengo demasiado sueño.
- Todavía eres débil, hermanita.
- No lo soy. Interrumpiste mi sueño y me había levantado temprano el día de ayer...
- Ay, excusas, excusas. No lo quieres admitir- dijo riendo.
- Ya te dije que no soy débil- se paró delante de él, interrumpiendo su paso mirándolo con el ceño fruncido.
- Como digas- dijo levantando los brazos en señal de rendición. Ella se apartó y siguieron caminando.
- Entonces...te has divertido ayer- dijo el príncipe con una sonrisa.
- Sí...lo he hecho. Estuvo bastante divertido. Me preguntó cómo habrá quedado aquel hombre.
- Lo golpeé fuerte, supongo que debe estar todavía sangrando- ambos rieron.
- Ahora que lo pienso, no creo que eso haya estado bien.
- Le has pagado bastante bien. Le diste a elegir e eligió así que...que se joda.
- Sí...tienes razón- dijo por lo bajo.
La princesa tenía culpa, sí, pero no estaba del todo consciente de lo que había hecho.
El arrepentimiento siempre venía después, pero luego, todo se volvía a repetir, siendo sus caprichos los culpables de actos egoístas.De una u otra forma, esos momentos de excitación era lo que lo hacía sentir viva.
Sabía que con ello tendría un sermón después pero, de alguna manera era su excusa perfecta para llamar la atención.- ¿En qué piensas?- preguntó Aegon.
- ¿Tú crees que deberíamos volver a salir?
- Sí, ¿Por qué no?
- Porque... Mira si nos delatan.
- ¿Quienes?
- Las personas del pueblo.
- Pfff. Las personas del pueblo no son problema. Que digan lo que quieran, somos sus putos reyes. Ellos nos tienen que obedecer.
- Todavía no lo somos, somos príncipes.
- Es casi lo mismo.
- Yo seguiré siendo una princesa, pero tú serás rey. ¿Qué harás cuando eso pase?
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𝐋𝐚 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐑𝐞𝐛𝐞𝐥𝐝𝐞 [ Aemond y Aegon]
RandomHeraena, hermana melliza de Helaena Targaryen, nació con el propósito de cambiar de las reglas de la casa, siendo una doncella rebelde y extrovertida. Sus hermanos, Aegon y Aemond, jugarían que protegerían a aquella joven que había traído alegría a...