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Haerin sabía que era una mala idea decirles a sus amigas que estaba enamorada de ti, su compañera de asiento.
Primero le había contado a Danielle, quien estaba tan emocionada de que su amiga finalmente hablara de otra cosa además de su fascinación por las ranas. Danielle le dijo accidentalmente a Hyein cuando discutían sobre la frialdad de Haerin porque nunca mostró interés en nadie. Terminó con Hyein diciéndole a Eunchae, un amigo cercano suyo, que no sabía qué hacer con la información.
Haerin ahora está nerviosa con la posible idea de que sabías de su amor platónico porque te estabas distanciando lentamente. Ella solo podía observar con anticipación cómo cualquiera de ustedes intentaba iniciar una conversación pero fallaba miserablemente. No es que no respondieras, simplemente no puedes mirarla como antes. Del mismo modo, Haerin no puede mirarte sin sonrojarse.
También estabas luchando con tus propios sentimientos, te gusta tu compañero de asiento. ¿Qué hay para que no te guste? La forma en que brillaban sus ojos cuando hablaba de ranas, o cómo garabateaba en tu brazo cuando la clase se volvía aburrida, o el hecho de que era bonita. Fue estúpido que la estuvieras evitando porque nunca antes te habías sentido así. Diablos, incluso le pediste la opinión a tu mamá sobre lo que era y todo lo que te dijo fue que estabas enamorado.
Cuando llegó el día de San Valentín, ninguna de los dos dijo nada aparte de la breve carta que se entregaron durante el almuerzo, una que decía lo agradecido que estaba por su amistad, cuánto apreciaba que ella hablara sobre sus intereses o cómo garabateaba tu brazo o cuaderno cuando estaba aburrida y que no te importe. Su carta era su agradecimiento porque la escucharas y fueras paciente, o cómo ambos tienen un acuerdo silencioso para molestar al otro durante la clase, y que ella estaba contenta de estar sentada a tu lado.
Los amigos de Haerin fueron los que la alentaron a que te diera la carta, mientras que Eunchae te convenció de darle regalos para el día de San Valentín. Al menos ahora sabía qué hacer con la información de que te gustaba tu compañero de asiento. El progreso es el progreso como superior, diría Chaewon. Después de eso, las cosas volvieron a la normalidad. Tu lugar se llenó de risas nuevamente, Haerin hablando de ranas mientras escuchabas atentamente y, a veces, garabateaba en la esquina de su cuaderno.
"Eso está maldito".
"Lo intenté, Rinnie".
¿Rinnie? Eso casi hizo que Haerin dejara de hablar por completo, le diste un apodo, UN APODO. Dejaste de garabatear y la miraste, esperando algo pero ella no.
"¿Estás bien?"
"... ¿Rinnie?" Le habías dado un apodo o un nombre en clave que le dijiste a tu mamá sobre la chica que te gusta.
"Simplemente pensé que era lindo y se me olvidó y disfruto hablar contigo y que me gusta tu... tu compañía".
Observaste a Haerin mientras procesaba lo que acabas de decir, una salvada cercana. El rostro de Haerin lentamente se volvió de un tono rosado claro, a juego con el tuyo.
"A mí... también me gusta tu compañía".
"Oh..."
Puede que hayas tardado otra semana en confesarte, pero esa fue tu pequeña y tímida confesión hacia la chica que amabas primero.
