Una brisa suave chocó con mi rostro una ves bajamos del auto, ese día nos acompañaba Nemuri, Hizashi, Eri y por supuesto mi esposo teniendo a mi hija en brazos. Preguntamos en la recepción la ubicación y caminamos guíandonos por las indicaciones y el recuerdo de Nemuri, hasta que quedamos a unos pocos metros de una hermosa lápida de mármol grabada con estás palabras;
“ Aquí descansa Shota Aizawa, padre y buen amigo
12 - 03 - 23”
Observé a Shōji ante las miradas de los demás y le pedí que me diera a Toru en brazos. Este me miraba con una sonrisa cálida transmitiendome apoyo, nos tomamos de las manos y juntos fuimos hasta quedar en frente a la tumba de mi difunto padre.
Le dejamos un ramo de flores blancas, lirios para ser exactos, porque eran sus favoritas al igual que las mías. Nos pusimos de rodillas y cerramos los ojos, rezando y pidiendo por él. Una vez abrí los ojos sonreí con tristeza intentando aguantar las lágrimas.
—Hola papá, cómo prometí te traje a tu nieta y también quise presentarte a Shōji, tal vez lo recuerdas pero fue tu alumno.— Mire a Shōji quién mantenía su mirada en mí, asintiéndome cálidamente. — Sinceramente no sé que decirte, no planee nada por el estilo, solo puedo decirte que leí tu carta y...yo también lo siento, espero que me perdones por ser tan impulsiva, imprudente y enojona, espero que me perdones por algunas de las cartas que te mandé enojada y triste sin saber lo que estaba pasando, que me perdones por pedir tanto cuando ya no estás, y sobre todo que me perdones por ser tan mala hija.— Hice una pausa para secarme las lágrimas y respirar más tranquila.
Sentí en mi espalda unas manos acariciándome para que me mantuviera tranquila, al girarme vi a Hizashi sonriéndome con los ojos colorados. Suspiré y de mi abrigo saqué un sobre de papel que dejé junto con las flores.
—Así cómo yo fui una mala hija tu también fuiste un mal padre, es algo que si estuvieras con vida, tendrías que reconocerlo. Sé que nadie nace con un libro de instrucciones de como ser padre o madre, lo estoy viviendo en carne propia y sé que es difícil, no existen los padres perfectos o las madres perfectas, yo no tuve ninguno de los dos, pero eso no quita que intente ser la mejor madre para mi hija...espero qué, estés dónde estés, puedas perdonarme y leer las cartas que seguiré trayendote. Te quiero papá, lamento decírtelo ahora que no estás aquí conmigo. —
Nos terminamos de despedir y nos subimos al auto nuevamente para ir a almorzar todos juntos. Me sentía bien, más tranquila y con un peso menos encima. Miré a Toru que se divertía en brazos de Tokoyami y reí levemente recostandome en el cuerpo de Shōji.
Mientras miraba la ventana cerré los ojos, sintiendo mis latidos. Mi corazón late con calma, mi corazón está sanando, aprendiendo a perdonar, aprendiendo a seguir y aprendiendo de ti, papá.
Trataré de ser mejor madre de lo que tú y mamá fueron conmigo. Trataré de seguir sanando y de aprender a perdonar, a perdonarte.
¿Es muy tarde para que aprenda a perdonarte papá? Espero que no.
Porque estoy en ello...
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