Comprometidos

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El rubio estaba recargado sobre su codo mientras miraba a la nada en aquel lugar de hombres y gente rica.

Su madre y Sid aun lo mantenían teniendo 32 años y eso para él era tan vergonzoso. Es por eso que estuvo buscando trabajo durante bastante tiempo, pero en todos ellos solo recibía unos centavos que no le alcanzaban para algún departamento en donde podría hacer lo que quisiera.

Los Mills de alguna manera aun creían que podrían juntarlo con su hija Ali aun después del incidente de la preparatoria. Lo hacían por que mientras estuviera siendo mantenido por Sid, ellos lo verían como un chico rico que le convendría a su linda hija rubia.

Él estaba al tanto de que ella ya tenía a alguien y se sorprendió de que no fuera LaRusso. En realidad pensó que ellos durarian bastante, se veían tan felices.

Se puso de pie para ir al baño y se cayó en su trasero de vuelta a su silla al ver quién había entrado al lugar.

Los susurros se hiciseron presentes en cuanto el chico estuvo a la vista de los invitados.

─ ¿No es el chico vulgar que se cayó con los espaguetis?─ preguntó una mujer tras el rubio y otra solo soltó una pequeña risita detrás de su mano enguantada.

─ ¿Por qué dejaron entrar a un chico de clase baja?, va a contaminarnos su pobreza─ comentó un hombre sin discreción para que el moreno se diese cuenta de que todos estaban disgustados con su presencia.

─ Guardia, saque a esta peste─ le susurró una mujer a uno de los vigilantes de ahí y este asintió bajando su gorra para caminar hacia el chico.

─ Joven, usted no puede estar aquí─ el guardia lo tomó con fuerza por el brazo y Lawrence fruncio el ceño.

Iba a levantarse para parar esa ridícula situación, pero pronto un hombre mucho más alto que el guardia se hizo presente, torciendo la mano con la que el guardia anteriormente trataba de lastimar al más jóven.

─ ¿Algún problema, oficial?─ preguntó el hombre y el guardia negó con una sonrisa nerviosa.

─ No Señor Silver, todo está bien─ entonces tras el tal Silver entró una mujer y se colocó a un lado del hombre de coleta.

─ Querida mia─ exclamó Silver besando la mano de la mujer─ Vayamos a nuestra mesa.

Todos ahí se quedaron en total silencio mirando aquella sorpresiva escena.

─ Tal vez me equivoqué de persona─ comentó la señora detrás de Johnny y el rubio volteó sonriente.

─ Señora, tiene un cilantro en el diente─ comentó antes de levantarse e ir en dirección de Daniel.

Al estar en frente, los tres presentes lo miraron extrañados.

─ Hola chico, ¿qué necesitas?, ¿quieres un autógrafo?─ preguntó Silver con burla y Johnny negó antes de señalar a Daniel.

─ Lo necesito a él─ comentó sin medir el nivel de su voz y pronto algunos susurros se hicieron presentes─ y-yo, solo necesito hablar con él─ explicó y la gente dejó de susurrar para volver a sus asuntos.

─ Me parece que eso no será posible, a menos que hayas hecho alguna cita con mi hi-

─ Mamá, debo hablar con él, ¿okey?─ Daniel se puso de pie y el más alto de ahí se levantó con autoridad para sentar de nuevo a Daniel en su asiento.

─ No irás a ninguna parte, sé lo que intentas hacer─ comentó Silver con advertencia y Daniel se levantó con furia.

─ Usted no es nada mio, no puede ordenarme nada─ advirtió antes de salir de su lugar y dirugurse con Johnny fuera de ese lugar tan chismoso─ Agh, no puedo creerlo!

Reto 31 días (Lawrusso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora