Johnny había conseguido trabajo... un viejo amigo de Sid lo reconoció y lo recomendó en la comisaría, donde sería oficial de medio tiempo en un centro comercial.
Estaba tan emocionado que cuando estuvo frente a su co-sensei, no dudó en decírselo.
Lo primero que hizo fue sacar su material de trabajo que consistía en una porra negra, unas esposas, una máquina de toques y bueno... no iba a llevar un arma de fuego al dojo.
─ Espera, ¿cómo lo-?
─ ¿Qué es todo esto?─ preguntó Anthony tomando la porra y dándole con ella a Johnny en el brazo, burlándose por esto.
─ ¡Anthony!─ regañó Daniel y este no dejó de reír, por lo que Johnny le arrebató la porra y amenazó con darle con ella, cosa que realmente no iba a hacer (si lo iba a hacer).
─ Wow Sensei, ¿qué es todo esto?─ preguntó Miguel tomando las esposas con diversión─ ¿es algún fetiche raro?
─ ¡Oye!, no digas esas cosas chico y en todo caso, si fuera así, ¿por qué las traería aquí?─ habló con obviedad y Sam junto con Robby se acercaron.
─ ¿Unas esposas?, wow, pensé que estas cosas tendrían alguna protección o algo así─ Sam se las arrebató a Miguel y Robby miró la máquina de toques.
─ ¡Genial!, toquecitos─ Keene activó la máquina alertando a los adultos y a Sam se le ocurrió una graciosa idea.
Sin que se dieran cuenta, apretó las esposas en las muñecas de su padre y del sensei Lawrence.
Cuando los adultos sintieron el frio metal en sus muñecas, miraron sus manos y comprobaron lo que creían.
Daniel rodó los ojos y extendió la mano.
─ Okay, Johnny, las llaves─ el rubio frunció el ceño y Daniel se confundió.
─ ¿Llaves?, las esposas te las quitan cuando llegas a la comisaría o a la celda─ los menores dejaron sus sonrisas y Daniel miró amenazante a su hija.
─ ¡Sam!─ la castaña corrió lejos y Daniel solo suspiró.
─ ¿Me puedo quedar con esto?─ Robby nuevamente activó la máquina de toques y ambos adultos nuevamente se asustaron.
─ ¡No!, ¡deja eso ahí!─ Anthony le arrebató la porra a Johnny y con esta le dio en la pierna, logrando que se agache y jale a LaRusso con las esposas.
─ ¡Oye!, ¡espera Johnny!, ¡me lastimas!─ Johnny se enderezó y Daniel levantó con cuidado su muñeca para ver la marca en ella─ ¿qué esperamos?, vayamos a la comisaría─ comentó con molestia y Johnny entrecerró los ojos.
─ Así no funciona LaRusso, le debo avisar a Toby para que lleve las llaves─ Daniel lo miró frustrado─ ¡y Toby regresa hasta mañana de Hawái!
─ Mierda, ¿y si hubieras llevado a alguien hoy?, ¡¿cómo harías para quitar las esposas?!
─ No haría nada por que hoy no me toca patrullar, solo lo traje para avisarte que ya tengo empleo─ confesó igualmente frustrado y Daniel suspiró.
─ Okay Johnny, no entremos en pánico... llevaremos esta situación como los adultos que somos─ llegó nuevamente Anthony y le dio con la porra a Johnny en el trasero.
Se fue corriendo divertido y Johnny iba a ir, pero nuevamente jaló la muñeca de Daniel, remarcándole la marca que anteriormente le hicieron las esposas a LaRusso.
─ ¡Espera idiota! ─ Daniel jaló de vuelta y esta vez el rubio se quejó.
─ Agh, ¡controla a tu hijo!─ Daniel miro a Tony con molestia y este rodó los ojos para dejar la porra en la mano de su padre.