Parte 3

250 14 1
                                    

Neteyam estaba en casa. A punto de descansar, ya que había tenido una larga caminata con sus hermanos. Sus ojos se cerraron suavemente para poder sumirse en un sueño profundo, pero antes de caer en los brazos de Morfeo; el sonido singular de una hoja cayendo cerca a la entrada, le hizo abrir los ojos de forma abrupta.

Se sentó y miró aquella pequeña hoja que parecía haber sido pintada con sabia. La escritura era perfecta, pero la ortografía no parecía de alguien que supiera leer correctamente.

—Te ezpero en las oriyas de Pandora. —Neteyam bajó las orejas ante la mala ortografía que presenciaba— así que quieren que vaya a la orilla.

Dobló la hoja y la arrugó en su mano. Se dirigió a la orilla y antes de llegar vio a Aonung sentado, éste al verlo se tensó de forma inmediata como si ya hubiera practicado aquel movimiento muchas veces. Caminó hacia él y miró alrededor esperando encontrar a quien sabía que había planeado todo esto.

—Ah- hola Neteyam, por fin estás aquí, pensé que no vendrías.

—Lo'ak skxáwng, sal ahora. —gritó enojado—

Segundos después, Lo'ak apareció entre los arbustos junto con Kiri, quien tenía pétalos en las manos. Al ser descubiertos Aonung solo se tapó el rostro avergonzado, mientras el ceño fruncido de Neteyam dejaba en evidencia su molestia.

—Hermano, déjame explicar-

—No quiero escuchar tus excusas, solo ve a casa y déjame a solas con Aonung.

Lo'ak agachó la cabeza y se alejó junto a Kiri, quien caminaba triste dejando caer pétalos de sus manos; pronto sólo quedaron Neteyam y Aonung, quienes se encontraban tensos ante tal situación.

—Escucha, ellos no tienen la culpa, solo me quisieron ayudar.

—Sé muy bien quién tiene la culpa, y ese soy yo; debí dejar las cosas claras —miró fijamente a los ojos del mayor— Por alguna razón Eywa no quiere que te recuerde, y creo que esa fue una decisión sabia de su parte.

—Neteyam... —Los ojos del mayor se llenaron de lagrimas—

—Creo que debes dejar de intentar, Aonung; debes dejar el pasado atrás. Adiós.

Tras aquellas palabras, Neteyam se alejó dejando solo al mayor, a lo que éste se derrumbó en la arena e intentaba secar sus lágrimas.
Su corazón había sido estrujado, y lo peor no eran sus palabras, sino el saber que su destinado ya se había rendido.

Aonung regresó a casa, y tras el evidente estado de tristeza, no pudo evitar el que sus padres y hermana preguntaran; pero era evidente la razón del ¿por qué?.

Sus ojos hinchados llamaban la atención, y los otros pobladores lo miraban de forma extraña, pero esto no era importante para él, ya que su preocupación era otra.

Agotado, se sumergió en el mar calmando así un poco su tristeza; nadó rápido hacia lo profundo, y se mantuvo distraído con algunos animales marinos. Minutos más tarde fué hacia la orilla para sentarse en las rocas cercanas, pero ya casi al salir escuchó risas conocidas, eran Rotxo y Neteyam, parecían tener una conversación bastante entretenida, ya que las carcajadas del menor se podían escuchar a kilómetros.

—Y así fue como conseguí atrapar mi primer pescado.

— —ríe— aún no puedo creer que a los 4 años ya casen pescado, yo lo hice a los 9.

—Sí... La verdad soy muy bueno en la pesca. —sonrisa de costado—

Aonung no pudo aguantar la incomodidad de ver a su "amigo" coqueteando a la persona que le gustaba, así que sin más salió a la superficie, y se dirigió hacia Rotxo quién quedó boquiabierto ante la repentina aparición de Aonung.

MÁS ALLÁ DE LA MUERTE (AONUNG X NETEYAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora