En cuanto acabé mi comida y el escuadrón había terminado de correr, fui hacia las oficinas de intendencia ya que necesitaba unas nuevas botas y algunas mudas así como un par de cartones de tabaco que me traían cada vez que llegaban los nuevos suministros. Estaba entrando cuando un cabo se me acercó con un gran saco en las manos.
-Mi teniente- saludó cuadrándose.
-Descanse cabo- ¿Qué se le ofrece?
-Mi teniente- comenzó- ahora mismo iba a los barracones de su escuadrón para repartir el correo, señor.
-¿Correo?- cuestioné- creí que el de este mes ya había sido entregado.
-Verá, señor, ésta es la correspondencia del programa "cartas a un soldado"- aclaró-normalmente suelen ser las escuelas las que participan y los niños esperan ilusionados las respuestas- añadió- mi hermana participó hace un par de años.
Lo que me faltaba, ahora tendríamos que cartearnos como si fuésemos unos pubertos mandándonos mensajes con nuestras novias, jo-der. Al final sí que mi escuadrón entró en el programa a pesar de mi negativa.
-Está bien cabo, vaya y repártalas a los soldados- concluí dándome la vuelta para ingresar a las oficinas.
-Señor, espere- dijo metiendo la mano en medio del montón de sobres- hay una para usted.
Puse los ojos en blanco mientras agarraba la misiva que me extendía.
-Gracias cabo, siga con lo suyo.
Entré a realizar las diligencias no sin antes guardar de mala gana y arrugado el dichoso papel en uno de los bolsillos de mi pantalón.
-Teniente Miller- saludó uno de los oficiales intendentes- ¿ A qué se debe el honor?
-Necesito unas botas y unas cuantas camisetas...¡Ah! y el tabaco.
-Enseguida, señor- contestó mientras se retiraba hacia un pequeño almacén.
Mientras esperaba, no podía dejar de mirar a la soldado que estaba en la otra punta del mostrador, más bien a su redondo y firme trasero. Ya podía verla encima de mí mientras la nalgueaba viendo rebotar sus pechos.
-Teniente Miller, aquí tiene- me sacó de mi ensoñación el intendente haciendo que cambiase la vista hacia él- ¿necesita algo más?
-Pues ahora que lo dice, me gustaría saber el número de barracón y el nombre del escuadrón de aquella belleza de allí- señalé.
-Se lo diría con gusto, pero me juego mis pelotas si lo hago- replicó- es la cabo Williams.
-¿Y?- cuestioné.
-Pues que es la mujer del sargento Williams, señor y no creo que le haga mucha gracia saber que usted está interesado en tirarse a su esposa-respondió.
-Joder que puta mala suerte-mascullé.
-¿Decía algo mi teniente?
-Nada, solo que me mataré a pajas una buena temporada- sonreí falsamente susurrando esto último.
Me despedí y salí, por fin, hacia mi barracón. Quería meterme en el catre y dormir lo que me restaba de vida. Por el camino tuve que meter en cintura a un par de niñatos que se habían pasado con las cervezas. Menos mal que me los encontré yo, llega a ser el imbécil de Smith y estarían chupando guardias hasta volver a sus casas. En cuanto llegué, me senté sobre la cama apoyando mi espalda sobre la pared. Metí la mano en el bolsillo de la pernera buscando la cajetilla y el mechero y encontré la dichosa cartita. Estaba a punto de hacer una bola y lanzarla por ahí, cuando recordé las palabras del general Brown en la última reunión de oficiales: "Vamos a participar en un programa de correspondencia, sé que es una mierda pero son órdenes de arriba. Quieren que crezca el espíritu patriótico de los niños y niñas que participarán en él, así que deben responder ya que muchos de ellos serán futuros reclutas". Puta madre.
Encendí el cigarro y abrí el sobre. Esperaba encontrarme un dibujo lleno de purpurina y unicornios pero, para mi sorpresa, era un folio blanco con una letra demasiado bien hecha para ser de un niño pequeño. Di una calada y me dispuse a leer totalmente desganado.
Estimado teniente Miller,
Mi nombre es Rosemary y le escribo esta carta como parte de un programa en el que estoy colaborando.
Espero que se encuentre bien y que a pesar de todas las dificultades con las que se tiene que enfrentar, sus días tengan un momento de paz en el que pueda disfrutar de las bonitas cosas que nos ofrece la vida.
Yo vivo en una pequeña y tranquila ciudad en la que no suele suceder nada interesante así que me encantaría que me contase cómo es en donde se encuentra en estos momentos. Entiendo que, debido a que es militar, no podrá darme muchos datos pero sí podrá describir el paisaje y hacerme viajar sin salir de mi casa a lugares que, seguro, no visitaré en mi vida.
No sé qué más incluir ya que no quiero resultarle pesada, solo decirle que deseo de todo corazón que termine su misión con bien y pueda regresar con su familia sano y salvo .
Gracias por la labor que realiza teniente Miller.
Rosemary
Terminé de leer y no pude evitar pensar en la niña que me había escrito. Seguro que si mi pequeña hermana hubiese podido conocer el mundo, desprendería la misma dulzura y sería igual de curiosa. No entraba en mis planes colaborar con la causa pero quizás el responderle a Rosemary no sea una mala idea después de todo. Apagué lo que quedaba del pitillo y me tumbé poniendo las manos a modo de almohada detrás de mi cabeza. Justo enfrente de donde me encontraba había una ventana que me daba una visión perfecta del hermoso cielo nocturno plagado de estrellas que tenía la fortuna de disfrutar cada noche desde hacía ya ocho largos meses. No pude evitar esbozar una sonrisa imaginando lo diferente que habría sido mi vida si no hubiésemos sufrido tanto.
Cerré los ojos y por primera vez en mucho tiempo, soñé con mi madre y su tarta de limón que horneaba cada viernes para la cena familiar, con mis hermanos discutiendo sobre el partido de fútbol que acababan de ver y con mi padre que besaba amorosamente a su esposa y acariciaba la ya notable barriga en la que se encontraba el tesoro de nuestra familia, la pequeña Audrey.
Desperté al toque de diana y me levanté para asearme y vestirme para un nuevo día en el que se nos asignaría una nueva misión. Antes de salir, tomé papel y boli para así poder escribir mi respuesta para Rosemary. Quería poder describir fehacientemente todo lo que me rodeara y hacerla viajar, tal y como ella me había pedido.
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🖤EL CORAZÓN DEL GUERRERO🖤
Storie d'amoreRosemary tenía una vida tranquila y feliz junto a su familia, su voluntariado y sus estudios. En poco tiempo terminaría la universidad y cumpliría su sueño de ser trabajadora social. Alexander dedicó toda su vida a servir a su país siguiendo la trad...