2. Una salida a Starbucks

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Al término de la clase, Logan agarró sus pertenencias, poniéndose de pie al unánime que lo hacían los demás.

La maestra lo llamó con un gesto de mano, con el semblante fruncido, Logan se acercó.

-He visto que eres muy bueno en Filosofía, Logan. Realmente me sorprendiste –dijo sonriente asintiendo con la cabeza. El muchacho no evitó sonrojarse, pues era una faceta muy recóndita que él escondía. La literatura, francesa, inglesa y la Filosofía era una de sus principales asignaturas donde le iba bien.  

-Pues sí, es algo que no suelo decirle a todos.

-¿Por qué no te dedicas a la enseñanza? Hay varios chicos de mi clase que requieren de tutores, incluso de otros años –le propuso recargando los libros de su clase al brazo izquierdo.

-Pues... no lo sé, es que es un poco bochornoso, pues no conozco a nadie de aquí.  

-Mira, no tienes que tener vergüenza más que para robar muchacho, ¿Robas? –Logan enseguida negó como si estuviera loca. La maestra prosiguió-. Entonces ya está, no hay problema. Pues como estás becado sería genial que tuvieses más oportunidades para más becas, y si te gusta la Filosofía y algún día quieres estudiarla, siempre estarán las puertas abiertas.

-Es que... no lo sé. De todos modos la próxima clase le confirmaré mi respuesta, señorita.

La maestra satisfecha asintió, marchándose del salón y dejándolo en completa soledad. Con un prolongado suspiro salido de lo más profundo de su ser, reactivó su andanza con naturalidad.  

En los pasillos era incómodo sentir las miradas enamoraditas que le dedicaban sus compañeras, pues no eran muy discretas en cuestión de disimular. Era muy extraño... Todo era distinto. En su antigua escuela, todo era tan natural, las personas, sus amigos, las chicas, siempre desapercibió entre el gentío de personas pues nadie le tomaba la importancia como ahora lo hacían. Extrañaba pasar con sus añejos amigos, los cuales había perdido total comunicación. Su teléfono había sido roto por su enfado e impulso, perdiendo toda su agenda social.   Se encontró con la castaña amiga de Emily, que estaba frente a una tableta de clases mirando todo, dubitativa. Iba a pasar ignorándola, pero algo dentro de su cuerpo y de sus pies le obligaron a caminar al lado de ella. Que le sonrió con una ternura que le encogió el corazón.  

-¡Hola! –exclamó alegre, a Logan le causó una emoción al volver hablar con ella, sintiendo íntima aquella alegría que sobresalía en el brillo de sus bonitos ojos celestes.  

-¿Qué haces? ¿Te inscribes a clases extras? –le preguntó alzando una ceja, mientras se mordía el interior de su boca.

Ella volvió su vista a la tableta,  sacando un lapicero mientras asentía. -Sí, es estupendo. El año anterior no tuve la oportunidad de poder inscribirme en ninguna clase, tenía muchos problemas. Ahora que estoy disponible pues no perderé el maldito tiempo. –habló graciosamente, haciendo sonreír a Logan, provocando que sus sensuales hoyuelos se marcaran.  

-¿Y a qué te inscribes? –le preguntó por casualidad, casi por sacar tema de conversación, y en el fondo, por un poco de curiosidad.  

-A Literatura Inglesa y Artesanía. ¿Gustas inscribirte a alguna? –le tendió el lapicero. Logan lo recibió asintiendo.   

-Vaya, que guay. A mí también me gusta la Literatura Inglesa. –comentó impresionado interiormente, mientras se anotaba en algunas clases como Literatura Inglesa y Fútbol Americano.  

-¿En serio? ¡Qué genial! Por aquí el porcentaje de chicos que lee es de un cero por ciento. Qué bueno encontrar a alguien intelectual –le sonrió con entusiasmo-. ¿Y por quién te vas? Algo más María Estuardo o por algo más Orgullo y Prejuicio.  

La confusión. {cancelada temporalmente}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora