9. ¿Conquistar a Emily?

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El invierno jamás cambiaría, porque jamás dejaría de hacer frío en las madrugadas, ni en las noches, el viento jamás dejaría de circular por encima de las personas, y el atasco que había en las calles era completamente insoportable.

La mañana de Logan era extraña, temía que algo extraño sucedería hoy. La música lo acompañaba, al igual que el frío que le tenía las manos entumecidas en frío.

Las bocinas de los autos era lo único que molestaba a esa friolenta y trascendental madrugada.

-¡Malditos tacos Logan! ¡Te dije que tomáramos el otro atajo! –chistaba su madre entre dientes, quejándose. Se había levantado con muy malos humores, así que Logan no objetó nada porque su madre se pondría como endemoniada-. Me meteré por ahí.

Su madre dobló el manubrio y no sé qué cosa maniobró pero en un segundo estaba más adelante que el auto de recién.

En quince minutos Logan estuvo bajando con una sonrisa, pues todos los improperios dichos por su madre lograron hacerle reír. Logan no era consciente, pero él llamaba mucho la atención; pues su tierna personalidad introvertida y sus dotes de caballero, encandilaban a cualquiera. Y es que ya nadie se preocupaba por cosas simples, como abrirle la puerta a una chica para dejarla entrar, como ayudar a las maestras con las cosas, defender a chicas inofensivas de chicos bravucones, tender la mano a alguien cuando se cae y tratar con respeto y delicadeza a las mujeres. Eran cosas pequeñas, que realmente enloquecían a la mayoría del instituto, de la población femenina.

Entró a su primera clase, que era Literatura Francesa, la clase fue realmente buena, transcurrió un poco somnolienta pero divertida, por las cosas que decía la maestra Susana. Sólo que faltaban sus amigos para acompañarlo, pero recordó que Paige sólo se había inscrito a Literatura Inglesa, así que seguramente la vería en la próxima clase.

En receso, vio a sus amigas que estaban del ganchito, cuchicheando Dios sabrá qué. Se acercó a ellas en un breve trote, más feliz que nadie.

-¡Hola chicas! –les decía a sus amigas, que le saludaron de igual forma.

-Hola Logan, ¿Cómo estás? –le preguntó Paige.

Logan trató de evitar a toda costas aquéllas molestias estomacales, que sentía cada vez que ella le dirigía la palabra, también evitó esos pensamientos de lo muy linda que estaba. Eso no lo ayudaría. Así que se enfocó en lo que sí lo ayudaría, a Emily, que miraba hacia otro lado, su melena estaba trenzada en la parte derecha, estaba totalmente desmaquillada, era dulce y hermosa.

Se colocó al lado de ella y juntos el trío caminaron hacia el patio. El gentío de personas sólo pasaba y hacía su camino con normalidad, Logan de inmediato alcanzó a ver a sus amigos que lo llamaron. Logan caminó hacia ellos con sus amigas, todos se sentaron en el césped seco y bien cortado.

Sacaron sus colaciones y compartieron comida mientras charlaban alegremente.

-Emily, ¿Tú fuiste a la fiesta de Junior? –le preguntó Brad a la rubia, que asintió.

-Sí, fui con Paige, ¿No nos viste?

-Sólo vi a Paige con Logan, a ti no te vi.

Paige se puso roja como un tomate, pero trató de disimular metiendo su cara en la mochila haciendo como que buscaba algo. Recordar las escenas donde ella había dormido con Logan, la puso histérica. Además de todo, que había estado algo circulando por su mente; creyó haber soñado, o quizá había ocurrido donde Paige estaba encima de Logan. De ahí a nada más recordaba.

-¿De verdad? –preguntó su amiga con bastante fuerza en su voz. Paige sacó la cabeza de la mochila haciendo como que había encontrado algo.

-Sí.

La confusión. {cancelada temporalmente}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora