7. Malditas atracciones y la fiesta de Junior

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La toma de fotos había llegado a su fin, por lo cual cada quién se fue a su casa. El padre de Paige los llevaba en su camioneta, a excepción de Logan que se fue en el automóvil de su madre.

Los chicos iban contando la emoción que sentían al salir en una revista, le hacían preguntas al padre de Paige y las chicas suspiraban por verle. Le encontraban guapísimo y Paige se moría de celos, odiaba a esas zorras que fantaseaban con su padre.

Todos quedaron en su casa, sanos y salvos y una vez que Paige y su padre estuvieron solos, él la indagó de preguntas.

-¿Te gusta Logan, verdad? –le preguntó de soslayo. A ella casi se le salen los ojos de sus órbitas.

-¡Papá, no! –chilló más ofendida de lo que esperaba. Pues no le gustaba en lo absoluto, o quizás era lo que ella pensaba. Pero el código de mejores amigas, y el enamoramiento casual de Emily la obligaba a pensar así.

-De acuerdo, sólo decía. ¿No te gusta a ninguno de tus amigos? –indagó divertido su padre. Ella giró sus ojos con frustración, negando con la cabeza-. De todas maneras, todos me cayeron muy bien. ¿Por qué no lo invitas a casa para hacer algo?

-Los invitaré, papá. –aseguró y la conversación dio a su fin.

Llegaron a casa, su padre se marchó a su habitación porque le surgió una llamada ''importante'', Paige pensó que era su estúpida novia nueva. Que se pudriera, porque jamás la aceptaría ni tampoco tenía las intenciones de llegar a conocerla.

La noche pasó monótona, la llovizna que destilaba por su ventana, y el sonido tan mesurado la obligó a sumergirse en un sueño profundo y sereno. Durmió como un bebé, hasta que el sonido de su alarma la obligó a despertarse.

La mañana era preciosa, los rayos del sol fluían desde su ventana para situarse en su rostro somnoliento. Paige despertó tallándose sus ojos, yendo directamente hacia la ducha para despejarse de malas vibras, malos pensamientos y pesimismo. Quería comenzar un día positivo, divertido y sin confusiones...

Y lo mismo pensaba Logan, que camino al instituto, se sentía con una cruz en su espalda, hostigosa y pesada.

Realmente le gustaba esa nueva vida que estaba viviendo, pero se sentía como un mentiroso actuando cómo realmente no era. Porque él solo sacaba su parte buena, pero la mala la tenía guardada dentro de sí. No es como si fuera un pecado, pero realmente se sentía mal haciéndolo.

Quería una persona, quién pudiera ser únicamente él. Pero no podía arriesgarse a que alguien supiera de su pasado, de tan sólo pensarlo, la piel se le erizaba. Aún cargaba con su tormento, y pensándolo bien... Aunque todo fuera distinto, cada día era peor la tortura agobiante que llevaba en su mente.

Eran tanto los pensamientos cuando estaba solo, era tanto el martirio que tenía en su mente, que no se daba cuenta que se convertía en otra persona estando con los demás.

Al llegar se encontró de inmediato con sus amigos, que lo saludaron con efusión y como aún era temprano estuvieron jugando a tirarse el balón, antes que Emily llegara.

Ella lo miró, y esa mirada fue dulce pero a la vez seria, a Logan no paraba de parecerle atractiva y de hecho, creía que cada día se ponía un poco más, pero eran distintas las emociones que se arremolinaban en su corazón.

Logan no era de superar con docilidad, y ciertamente; él aun no lograba superar a Fiorella, una hermosa chica que dejó abandonada a miles de kilómetros de distancia. La amaba y creía que era la única chica que podría llegar a merecerse todo su amor, pero por un lado sentía que era hora de abandonar el pasado y dejarlo ir... Pero recordaba tanto, que era imposible dejarse fluir.

La confusión. {cancelada temporalmente}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora