Paige muchas veces se sentía sola, en casa la mayor parte del tiempo se la pasaba entre cuatro paredes haciendo, técnicamente nada, puesto que su padre se la pasaba en su trabajo, pero aun así eso no implicaba en su relación, que era excelente.
Claramente, muchas veces tenían sus discusiones normales, pero la de hoy había sido fuerte. Su padre le había notificado que estaba conociéndose con una mujer de su trabajo, bastante llamativa y hermosa. A la castaña no le gustó para nada la idea, porque sabía que era una de esas tipas descerebradas y curvilíneas. Las odiaba, no porque estuvieran con su padre (o en cierto modo, sí) Pero no era así la mayor parte del tiempo, sólo que todas eran unas maléficas brujas que querían sustituir a su difunta madre. Nunca lo conseguirían porque su madre era irreemplazable y única, eso su padre lo sabía pero nada más podría hacer pues era hora de restablecer su vida.
No negaba que a ella también le encantaba la Fotografía, había heredado el don de su padre en lo artístico ya que ella llevaba la creatividad e imaginación en la sangre.
La vida de Paige era sencilla, siempre obtuvo lo que quiso, nunca le faltó la comida ni nada. Lo único que le había pasado de malo, era que su madre ya no estaba consigo y aquello la hacía ponerse melancólica, cuando salía a pasear y veía a un gentío con familia, la hacía decaerse y su estado de ánimo pasara a ser gris. No muy típico en ella, ya que siempre estaba sonriendo.
Su padre llegó a las nueve y media, ella lo esperaba en la cocina americana. Su padre entró y cuando la vio se sorprendió de que le mirase co con cierta suspicacia.
-Hola, papá. -le habló con ese tono de voz que fingía madurez, pero en sus ojos pardos se escondía una personalidad juguetona y divertida. A su padre le brillaron los ojos al verla.
-Hola cariño, ¿Qué haces aquí, mirándome de esa manera felina?
-Pues nada. Esperaba para cenar contigo, y pedirte disculpas por la discusión de esta tarde. Sólo que en esos temas me vuelvo una completa egoísta porque no me gusta aceptar la idea de que quieres rehacer tu vida. Estoy siendo egoísta y te quiero pedir disculpas -le puso esos ojitos de cachorro abandonado que sabía que resultaría efecto. Y así lo fue. Su padre, incapaz de resistirse a la ternura de su única hija la abrazó con una fuerza inigualable.
-Te perdono mi vida, sabes que nunca podré enfadarme contigo. Además que puedes hacer si tienes un padre tan guapo e irresistible como yo y todas quieren estar conmigo -le guiñó un ojo, ella se rió a carcajadas y negó con la cabeza pues sabía que era verdad. Su padre cuarentón era simplemente sensual.
-Estás perdido.
-Sí, y tú estarás posando en unas próximas semanas porque en mi próxima revista te fotografiaré a ti como la modelo.
-¡¿Qué?! -exclamó aturdida-. Ni de coña papá sabes que no me gusta eso del modelaje y la fama.
-Mira primero que nada no utilices palabras groseras conmigo que te he enseñado malcriada! Y lo segundo pues nada objeciones, le he mostrado tus fotos que te he tomado a la productora y están fascinados contigo. Como no, si tengo una hija bellísima.
De pronto la castaña se sintió incómoda pues su padre la miraba con cierta fascinación y fervor.
-Eres hermosa cielo, me haces recordar tanto a tu madre...
Ella notó que sus ojos se ponían cristalinos, no dudó en abrazarlo con todas sus fuerzas. Cada vez que la recordaba le era imposible no ponerse en un estado vulnerable y dócil. Era una faceta recóndita de su padre porque él no acostumbraba a ponerse melancólico.
-Te amo papá, ¡no estés triste! Deberías sentirte orgullosa de poseer dos mujeres hermosas como yo y mamá -bromeó divertida. Él se rió entre la nostalgia, sosteniendo a su hija como si ella se le fuera a escapar de sus brazos.
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La confusión. {cancelada temporalmente}
Novela JuvenilCuando estás repitiéndote a cada instante que no te debes enamorar de una persona, cuando a cada segundo piensas en él/ella tratando a cada segundo que transpasa, quitártelo de tu cabeza, cuando comienzas a ignorar lo que sientes sabiendo que es ine...