┝♡━ 𝕷𝖆 𝖇𝖗𝖚𝖏𝖆 ━♡┥

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El frío viento recorría cada rincón del reino de Beika, el olor a humedad llegaba a las fosas nasales de la joven. La amenaza de lluvia era inminente.

- Ama -dijo el hombre de baja estatura con ropa andrajosa-. Tenemos que buscar un refugio pronto.

- Eso ya lo sé -dice irritada la chica, pues llevaba varios kilómetros de caminata.

La chica de orbes rojizos miro el frondoso bosque que la cubría, difícilmente se podía ver el cielo nocturno por los grandes follajes. Suspiro cansada, si no hubiese tenido que escapar por el ser descubierta, no estaría en esta situación. Se acomodó la chalina sobre sus hombros tratando de hacerle frente al frío viento que calaba sus huesos, ni con la chalina bajo su capa era suficiente para hacerle frente a la helada que estaba cayendo esa noche.

- Si logro subir sobre las copas de los árboles, podré ver mejor -sus dientes castañearon.

El hombrecillo le extendió la escoba a su ama, la cual llevaba amarrada a su espalda. La fina tela de su vestido negro ondeo con delicadeza cuando se sentó sobre la madera de su escoba. Lentamente fue ascendiendo para lograr ver donde se encontraban. Fue esquivando con cuidado las ramas que tenían forma de feroces garras, listas para atacar.

Al llegar a la cima pudo divisar un castillo no muy lejos de su paradero, sonrió con cansancio. Tras bajar sacó un mapa que se encontraba doblado en el bolsillo de la túnica granate, su ayudante le tendió un frasco de vidrio pequeño, de un tenue color azul, la mujer lo destapó con delicadeza y roció parte de su contenido sobre el pergamino.

Un camino se dibujó sobre el viejo pedazo de papel, como un fino rio de plata, alumbrando el camino hacia el palacio. Un trueno resonó en la parte más profunda del bosque, la chica y su sirviente se apresuraron en emprender el viaje para no llegar tan empapados a su destino.

Las finas gotas se resbalaban sobre su rostro, el verde follaje ya se había quedado atrás y ahora se encontraban frente a un puente de piedras, siendo la única conexión del bosque y el castillo, que ahora la chica podía apreciar su grandeza y esplendor. La estructura tenía ciento de ventanas que se veían iluminadas, y una muy alta torre en medio de este, los techos de un tenue azul grisáceo combinaban bien con el blanco mármol del castillo.

- Ama -la voz temblorosa de su sirviente llegó a sus oídos.

- ¿Ahora qué? -los ojos color fuego de la chica se posaron en él.

- Tengo un mal presentimiento.

- Si quieres te quedas aquí -la fulminante mirada de la chica hizo que el hombrecillo temblara de miedo. Le tiró la chalina sobre la cara en un rápido movimiento, sus pies se embarraron al caer en un charco algo profundo. Suspiro agotada.

La joven sin más se encaminó por el puente, el cual se encontraba tenuemente iluminado por seis farolas. La chica, antes de tocar la inmensa puerta frente a ella, se estrujó el cabello bajo la capucha, tratando de sacar un poco el exceso de agua, se peinó con sus dedos, dejándolo casi atrapados por los nudos que había ocasionado el viento.

La música del interior hacía que el suelo a sus pies vibrara levemente. Con todas sus fuerzas golpeo la puerta, sin recibir respuesta lo volvió a intentar al ver como la lluvia se intensificaba. La puerta se abrió con un estruendoso rechinar, dejándole paso a dos hombres claramente más altos que la fémina. Los finos labios de la chica se curvaron en una socarrona sonrisa, tenían aspecto de ser algo tontos.

- ¿Quién eres? -la fuerte voz del tipo hizo que la muchacha lo mirará. El hombre levantó una de sus cejas, mientras la examinaba de arriba a abajo.

- Una simple chica que busca refugio de la lluvia -sonrió mostrando su perfecta dentadura. Los guardias se miraron entre sí.

La bestia (Shinichi Kudo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora