El desalmado

Uno de ellos

El mayor de ojos rojos al ver la respuesta positiva del menor le dio mucha cantidad de su sangre, ya que el sabía que el menor era un pilar y entre más poderoso es el espadachín más sangre y más tiempo necesitarán para convertirse en demonios, cuando el menor la tomó se empezó a sentir mal, sentía dolor en todo el cuerpo, de por sí ya estaba muy cansado eso lo debilitaba aún más y  llegó un punto en el que quedó inconsciente.

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El menor no veía nada aún pues aún tenía los ojos cerrados pero sentía aún el dolor en su cuerpo, cundo empezó a abrir sus ojos miro unos muebles al rededor y despues miro al rededor con lentitud gracias a su falta de energía, se sentía tan devil que ni siquiera podía levantar su mano, sintió una presencia y miro a ver quién era, era que el hombre de ojos rojos que se sentó a su lado—hmm, al parecer duele más...los cambios son más lentos y causan más dolor...—pensó el mayor de ojos rojos al ver al menor acostado—espero llegues a ser útil ya que el rey de los demonios no te cargó asta la fortaleza infinita para nada —dijo el mayor de ojos rojos mirando algo molesto al menor pero sin dejar de tener un tono calmado—me dirás todo lo que sabes de la organización, ok?—dijo el mayor de ojos rojos—s-si—dijo el menor tartamudeado en voz baja por lo que estaba sufriendo, el menor no lloraba ni suplicaba, ya que no estaba acostumbrado a eso debido a su entrenamiento como pilar, después de eso el de ojos rojos solo se levantó y se fue, cuando lo vio salir de aquella habitación con luz cálida, sin ventanas y de color madera clara el menor vomito, y vomito sangre, no a de muzan si no su propia sangre decido a qué la desangre de mucha eliminaba células propias de Giyu para apoderarse más del cuerpo del menor, pasaron los minutos, las horas, los días, las semanas, y al fin el menor podía estar de pie, su transformación había tomado mucho tiempo, pero valió la pena.