Capítulo 5

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Fue sólo a causa de años de entrenamiento y el hecho de que siempre respetaba a su Alfa, que Renjun se dejó llevar lejos por Changjo. Con cada paso que se alejaba de la habitación y de Chenle, sentía más la pérdida. Incluso podía sentir al lobo dentro de él dejando escapar un aullido lastimero ante la idea de que le negaran a su pareja.

«¿Pareja? ¿De dónde infiernos vino eso?»

Claro, estaba dispuesto a admitir que se sentía atraído por Chenle, y aun más. Mierda, sólo tenía que pensar en el otro hombre para endurecerse. En las últimas semanas había pasado tanto tiempo en la ducha, que el resto de la manada comenzaba a burlarse de él por tener un trastorno obsesivo compulsivo de temor a los gérmenes.

Renjun dejó pasar los comentarios. Aunque podía ser un sabelotodo, sabía que no podía dejar de masturbarse a causa de un león de ojos azules que era tan pequeño y renacuajo como él.

Desde que había salido del armario, Changjo había estado tratando de encontrarle un compañero. Los candidatos tenían todos las mismas cosas en común, eran grandes, musculosos, y todos eran Lobos.

En otras palabras, serían capaces de hacerse cargo de la tarea de ser sus protectores y guardianes, porque, todo el mundo y hasta su maldita abuela, sabía que los enanos no podían valerse por sí mismos.

A pesar de que ese pensamiento lo golpeó, Renjun recordó todas las veces que se había metido en situaciones difíciles y había logrado salir por sí mismo. Aunque Changjo siempre lo obligaba a llevar guardaespaldas cuando salía de la manada, eso no quería decir que no se hubiera colado fuera de vez en cuando.

En un par de esas ocasiones, había sido un blanco, pero eso era debido a su hermano. Mierda, incluso los malos lo veían como un segundón. ¿Qué triste era eso? Eso lo hacía preguntarse por qué en ocasiones se molestaba.

Para agregar más a su humillación, Changjo no lo soltaba. Peor aún, básicamente lo arrastraba a través de la Sede, y sin molestarse en disimular que Renjun estaba recibiendo una patada en el culo.

—Tengo que ir a ver a Yuta —protestó Renjun.

—Bangchan está velando por él —contestó Changjo con un tono seco.

La mayoría de las personas estarían asustadas si estuvieran en el extremo receptor de la ira de Changjo, porque, aunque había madurado un montón desde que tenía a Ricky y los cachorros, cuando quería podía ser un cabrón.

Para añadir más, Renjun había estado junto a su hermano mientras arañaba y se abría camino en la escala penal. Como resultado, lo había visto hacer algunas cosas muy jodidas. A pesar de que siempre lo había hecho con el fin de sobrevivir, o para proteger a Renjun, Changjo podía jugar la carta de rudo como el mejor.

Pero eso no detendría a Renjun de discutir. —Yuta es mi hombre, por lo que debo ser yo quien se quede.

Changjo usó su mano libre para empujar la puerta. Ni siquiera le dio una mirada a Renjun mientras lo llevaba hacia una... ¿camioneta? Oh, mierda, eso estaba mal. ¿Que sería lo siguiente? Se pondría camisas de diario y pondría a sus hijos en la liga de fútbol.

Lo único que lo salvaba, era que el vehículo era negro. Si tenía que ser un coche familiar, que no fuera blanco. Luego revaluó esa opinión cuando vio las sillitas para bebé en los asientos y los juguetes en la parte posterior.

—Te estás quedando conmigo —espetó Renjun mientras miraba la etiqueta de 'bebé a bordo'. Ya que Changjo lo estaba ignorando, Renjun estaba convencido de que ese podría ser el tema de la noche. Por lo tanto, cuando Changjo se dio la vuelta, agarró la parte delantera de su camisa, y luego lo golpeó contra la furgoneta, Renjun dejó escapar un grito de sorpresa.

Serie de los CP 18 - Chenle y el Pequeño LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora