Prólogo

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*Pueden reproducir la canción mientras leen el capítulo.

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JungKookie, ya llegué ─habló mientras se quitaba los zapatos y los dejaba al lado de la puerta─. ¿JungKookie? 

No era la primera vez que pasaba, ni siquiera llevaba la cuenta de cuantas veces fueron en las que su esposo no lo recibía, ni con un beso, ni un abrazo, ni una palabra. Nada.

¿Le dolía? Sí, demasiado. TaeHyung a veces sentía que él era el único viviendo en esa casa, ya ni hogar podía llamarle. Cada que llegaba del trabajo, al entrar siempre se encontraba con un gran silencio. No era secreto, él mismo sabía que JungKook se encontraba en el segundo piso, en el pequeño espacio que habían construido para poder observar el cielo cada que quieran, tenían una vista maravillosa desde ahí, muy hermosa. Pero eso había cambiado hace un par de años.

JungKook y él llevaban dos años de novios y cuatro de casados, los primeros años siempre son los más preciados, o los más felices podría decirse. Se conocieron en la universidad, TaeHyung estudiaba Medicina, y JungKook, Astronomía. Sus caminos se cruzaron cuando a JungKook lo habían mandado para buscar un telescopio, según su profesor, lo habían movido a la facultad de Medicina por algunos problemas que surgieron de imprevisto.

No es necesario alargarlo tanto, JungKook, al buscar lo que le pidieron, se encontró a TaeHyung en un salón, la primera vez que se vieron no pudieron ocultar el asombro al observarse, al cruzar miradas, juraron ver el universo entero en el otro. Después de un par de palabras, y algunos sonrojos, se despidieron, obviamente TaeHyung le ayudó a buscar el objeto, era como el líder estudiantil en su facultad, así que era él a quien informaban sobre cualquier cosa.

Después de eso, ambos no pudieron olvidarse, así que, cuando era receso o la hora de salida, uno de los dos pasaba de "casualidad" cerca de la facultad del otro, claro, porque ellos se cruzaban no porque quisieran, era el simple destino, ¿cierto? 

Ambos sabían que no, necesitaban verse, no lo negarían.

Planearon varias salidas, se encontraban en sus casas para jugar, ver películas, cualquier cosa divertida. Y sin remedio alguno, después de casi cinco meses de amistad, TaeHyung y JungKook habían dado el siguiente paso: ser novios.

Estaban irreparablemente enamorados, al terminar sus estudios se dieron cuenta de que querían pasar toda la vida juntos, se amaban demasiado. Y es por eso que, cuatro años después, se encontraban aquí, viviendo juntos. 

A los dos años de casados las cosas habían cambiado, no mucho, pero lo habían hecho. Cada día que pasaba, parecía que JungKook se centraba más en lo que conllevaba su trabajo que prestarle la atención que su lindo esposo quería, pero no lo decía, él sabía que JungKook se sentía bien y seguro al observar el universo, era su vida, y Tae lo entendía, no quería quitarle la felicidad a su novio, así que lo único que podía hacer era aguantarse todo, fingir estar bien y sonreír, la felicidad de su Kookie era primordial. 

¿Y la de él? Prefería no hablar de eso. 

Pero, así como las estrellas que, al agotarse el hidrógeno, ganaba la fuerza gravitatoria y, finalmente, la estrella terminaba por explotar, TaeHyung también tenía un límite, no podía seguir viviendo así, ya no comían juntos, no hablaban, tenía que dormir solo en la oscuridad de su habitación, y cuando llovía y había rayos, JungKook no estaba a su lado para acompañarlo, parecía que se había olvidado que Tae les tenía miedo. Así que decidió hablar con JungKook, él lo amaba, y ver que su relación día a día se apagaba, le dolía en lo más profundo de su corazón.

Aphelion | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora