Capítulo VIII: Pride and Joy

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Nota preliminar: la canción es una de las grandes de SRV, es una joya del Blues-rock, y tiene esa escencia de Vaughan, las escogí sobre todo para contraponer A JP con Victoria, incluso a la hora de escoger guitarra.

Victoria

Me costó bastante pero por fin me acostumbré a llegar temprano a clase, había pasado la primera semana, al final el chico... Sebastian, me pidió hasta el sábado para ponerse al día para las cuestiones del colegio y luego íbamos a tratar de componer algo. Así que eso hice y me citó en su casa ese día. Cómo es costumbre llegué algo tarde, ya me conocen, estuve jugueteando por la ciudad, pero llevaba una acústica a la espalda. La verdad estaba muy nerviosa, parecía un Chihuahua, no sé por qué no podía dejar de temblar, nunca había venido a la casa de un chico yo sola, menos a la casa de uno que apenas conocía. Por alguna razón sentía que algo no andaba del todo bien, pero se me escapaba.

Cuando llegué, llamé a su puerta y esperé balanceándome en mis tobillos a que alguien me atendiera. Abrió un chico con maso menos mi edad, de melena peliroja hasta las orejas... «el mío era de pelo negro, ¿me habré equivocado de casa..?, ¡Ay Dios, que distraída soy, que vergüenza me da!» pensé cuando vi a aquel chico con la mitad de su rostro tapado. No era la primera vez que tocaba en una casa equivocada, una vez toqué a la casa de al lado de la de Priscila, casi me muerde el loco perro que vive en esa casa, a sus vecinos no les gustan las visitas.

-¡Seb, es lucy! -gritó el chico como si tal, era un chico de mirada perdida pero dentro de todo se parecía en algo a Sebastian.

Bueno al menos no me equivoqué, eso me aliviaba bastante. Pero, ¿quién demonios es Lucy? Debo admitir que me puse algo celosa al escuchar el nombre de otra muchacha.
Oí la que parecía la voz de Seb acercándose a la entrada, parecía haber entrado en pánico por la idiotez de su primo.

-¡Lucy está en casa idiota, es una compañera de la escuela! ¿Podrías hacerla pasar? -se oyó por toda la calle mientras bajaba las escaleras.

-Pero... -me miró como un perrito que no entendía lo que su amo le decía. Supongo que debía estar muy confundido.

-¡Olvídalo, yo la recibo! !Quítate de ahí! -exclamó mientras empujaba al chico, ruborizado.

-Hola -saludé con una ceja levantada y una sonrisa de malicia-. Lamento no ser Lucy.

-Em... ¿Podrías olvidar que mi primo dijo eso por favor? -me da ternura como trata de convencerme, pero no lo va a lograr.

-Ni loca, eso me da con que molestarte un buen rato -le respondí mientras pasaba.

-Carlos es algo distraído, discúlpalo por favor -dijo con el típico tono de elegancia que ya se me hacía característico de él, era evidente que trataba de mantener la compostura y comportarse como el caballero que normalmente es frente a mí.

-Disculpado, no me molesta ser confundida con una chica linda -respondí tratando de no reír demasiado, no lo logro evidentemente-. Es casi un halago.

Él se puso rojo como un tomate maduro, estoy empezando a agarrarle el gusto a molestarlo, no les voy a mentir, además pareciera que di en el blanco, . Tiene un toque dulce en sus reacciones que no me molesta, más allá de su actitud seria. Terminé de entrar y lo saludé con un beso en la mejilla.

-¿El resto de la banda no vendrá? -preguntó aún algo nervioso viendo la hora.

Ahí caí en cuenta de que estaba sola en la casa de un chico... me puse pálida, ¿cómo pude ser tan distraída? Por supuesto si nos iba a ayudar a componer...

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