PROLOGO

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El pecho de Jessica se expandía al ritmo, que las respiraciones se intensificaban debido al tiempo que llevaba corriendo, los caminos del parque diseñados para peatones se volvían cada vez más estrechos

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El pecho de Jessica se expandía al ritmo, que las respiraciones se intensificaban debido al tiempo que llevaba corriendo, los caminos del parque diseñados para peatones se volvían cada vez más estrechos. Tenía la tenebrosa sensación de que existía alguien a sus espaldas que la acosaba desde varios metros atrás.

Comenzó a mover el rostro de un lado a otro, luchando con la neblina de aquella madrugada para lograr encontrarse con la persona que seguía sus pasos.

La incomodidad se convirtió en pavor, eliminó los audífonos y corrió directo al automóvil que estacionó lejos de donde se encontraba. Un fuerte ruido provocó un cese, paró en seco y giró el cuerpo, otro ruido más surgió a sus espaldas.

El temblor apareció y el miedo le provocaba sofoco. Tragó grueso, observando mientras giraba sobre sus pies.

—¿Hay alguien aquí? —preguntó esperanzada porque aquello fuera resultado de su imaginación.

No obstante, un nuevo ruido la estremeció, provocando que corriera en dirección de un camino oscuro del que no volvió a salir.

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