Capítulo 7

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Jane, hojeaba sobre el escritorio de su amiga los expedientes de los desaparecidos a la mayor velocidad posible, iba de una carpeta a otra con un poderoso temblor que aumentaba entre cada archivo en el que detectaba los famosos exámenes médicos qu...

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Jane, hojeaba sobre el escritorio de su amiga los expedientes de los desaparecidos a la mayor velocidad posible, iba de una carpeta a otra con un poderoso temblor que aumentaba entre cada archivo en el que detectaba los famosos exámenes médicos que Regina le pidió buscar mientras ella y Miguel se redirigían a la comandancia.

Irrumpieron en el departamento policiaco, en cuanto Petrova logró atravesar la prensa que aguardaba por novedades en las puertas del cuartel de la policía local. Eran varios hombres uniformados los que intentaban controlar el acercamiento de los periodistas; no obstante, el acontecimiento estaba a la vista de todo Florida.

Regina fue directo a su escritorio, ignorando todo comentario que escuchaba a sus espaldas, miró a la rubia trabajando con acelero y de inmediato se volcó sobre los expedientes con la misma rapidez que lo hacía la asistente. Los ojos de la rusa recorrían los largos enunciados de un lado a otro, anhelaba con cada fibra de su cuerpo encontrar la clave que le daría el nombre del soplón.

—Son todos estos —dijo Jane señalando con ambas manos los folders amarillos que tenía expuestas sobre la mesa.

Miguel cogió uno de los documentos y se fue directo a la firma y nombre del remitente: Jim Parker.

La detective tomó cada archivo que Jane le indicó y encontró el mismo nombre en cada resultado clínico, al mismo tiempo que Jane miraba caminar hacia ellos al enorme comandante Sevilla, quien no traía mejor rostro que cualquiera de ellos.

—¡Petrova, ven a mi oficina ahora mismo! —ordenó el hombre con una rigidez que no se podía ignorar.

Jane fijó la vista en su amiga y Miguel tragó grueso; sin embargo, la rusa apenas si se inmutó, puesto que mantenía la concentración en los papeles que tenía en la mano.

—¡Regina! —gruñó el comandante para llamar su atención.

—¡Ahora no, Marcus! Estoy en medio de algo —soltó sin siquiera volver el rostro.

—¡¿Qué demonios se supone que...?!

—¡Tenemos un soplón! —gritó la detective, olvidándose de la cantidad de personas que observaban el escándalo—. ¡Mira estos papeles! ¡Todos!

Sevilla frunció el ceño y le arrebató las hojas a la rusa.

—Son... exámenes clínicos —replicó Sevilla con la extrañeza en la cara.

—Michael se hizo los mismos estudios dos semanas antes de su atentado. Jessica lo hizo porque se los solicitaron en su trabajo, Andrew fue al hospital luego de un golpe de calor y requirió de los estudios. No hay una relación, salvo su perfecto estado de salud —recalcó la mujer golpeando los documentos que tenía en la mano.

El pecho expandido y la mirada esperanzadora le decía a Marcus que su detective tenía algo serio. Algo que pudiera usar para resolver el rompecabezas del caso Box.

BOX | #ONC2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora