Parte Nueve: 22 y 24 años 🧸

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Cuando yo tenía 22 años y él 24, llegué a casa y me encontré con un espectáculo maravilloso

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Cuando yo tenía 22 años y él 24, llegué a casa y me encontré con un espectáculo maravilloso. Louis estaba haciendo su ejercicio, flexiones en ese momento, con el pequeño Mason debajo de él. Cada vez que doblaba los brazos para bajar al suelo, soplaba trompadas sobre el vientre de nuestro bebé. El bebé de 10 meses se reía a carcajadas y se agarraba a la cara de su madre. Yo miraba desde la puerta. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba allí. Levantó a Mason, lo puso en su columpio y se tumbó debajo para hacer abdominales. Hizo muecas al bebé cuando se levantó del suelo. Mason chilló con fuerza y señaló hacia mí.

"Hola amor". Me anuncié y Louis se giró para mirarme.

"Hola Harry." Louis había vuelto al juego en cuanto se curó de dar a luz a Mason. Me encanta que estuviera tan ansioso y preparado, jugando su primer partido cuando Mason sólo tenía 4 meses. Hay unas fotos muy famosas de él dándole el pecho en el banco durante el descanso sobre las que Internet tiene opiniones muy fuertes. Intentamos centrarnos en las más positivas. El otro bando argumentaba que era una madre terrible porque se atrevió a volver al trabajo tan pronto. El bebé era demasiado pequeño para estar rodeado de tanto ruido. Lo único que pensaba cuando veía esas fotos era que estaba absolutamente precioso.

"Mason disfruta de nuestros entrenamientos ¿no es así Mason?" Louis arrulló, continuando sus abdominales. Esperé a que terminara y le ayudé a levantarse. Le besé la nariz y se rió.

"¿Cómo te ha ido la jornada de puertas abiertas?". Me encogí de hombros y suspiré.

"Tengo algunas personas posibles en fila. Creo que lo venderé pronto". Tarareó contra mi hombro. Mason gorgoteó desde su silla y la atención de Louis se desvió casi de inmediato hacia el bebé. Estaba acostumbrado. Levantó a nuestro hijo y le habló balbuceando. Lo llevó hacia la cocina y le dio de comer. Estaba tan enamorado de mi familia.

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Hice brincar a Mason sobre mi rodilla mientras veíamos a Louis correr de un lado a otro. Sorprendentemente, a Mason le gustaba mucho estar en las gradas y gritaba conmigo cuando anotaba el equipo de Lou. Louis estaba convencido de que era su amuleto de la buena suerte, ya que nunca perdían cuando estábamos en la grada. Nos lanzaba besos cuando tenía ocasión y yo le saludaba con la mano, devolviéndole los besos. Los demás jugadores de su equipo adoraban a Mason y a menudo se lo pasaban de brazo en brazo después del partido. Intentábamos no hacerlo porque no queríamos que se pusiera enfermo, pero siempre acababa ocurriendo lo mismo. Mason me gruñó enfadado, indicándome que tenía hambre, y me di cuenta de que ya había pasado su hora habitual de comer. Me coloqué galletas de arroz en la mano y se las puse delante. Sentí unos dedos regordetes en la palma, agarrando la comida, y luego vi cómo se la metía en la boca con entusiasmo. Louis contempló la escena con cariño y yo le guiñé un ojo. Mason se quejó cuando ya no me quedaban galletas de arroz en la mano y tomé más. Le siguió un biberón y se durmió enseguida. En un estadio con aficionados al fútbol gritando, mi hijo dormía. Dormía profundamente.

Settle Down With Me || Traducción 🧸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora