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Te sentías estresada por las clases, llegabas muy tarde de la universidad y ni siquiera te daba tiempo de comer. La única persona que te alegraba era tu mejor amigo Beomgyu, que siempre te recibe con un fuerte abrazo.
─¿Estas bien?─te miro con sus ojos preocupados.
Te encontrabas en el sofá terminando de escribir un ensayo que había que entregar hoy mismo en la noche. Sentiste tu corazón derretirse cuando sus ojos de cachorro té miraron, sin tan solo el supiera lo enamorada que te tiene.
─No me mires así.─susurraste evitando el contacto visual.
─¿Por que?─se acercó más a tu rostro. Oops, pensaste que no te había escuchado.
Tus mejillas se tornaron rosa, tus nervios se activaron. Rápidamente te levantaste y fuiste a buscar un vaso de agua, escuchaste los pasos de Beom detrás de ti.
─¿Quieres que te ayude a terminar?─pregunto detrás de ti.
Negaste con la cabeza dándole la espalda, si te dabas la vuelta posiblemente saldrías corriendo.
─No me des la espalda.─dijo tomándote de la muñeca y dándote vuelta.
─¿Que?─sentiste sus manos en tu cintura y sus gomosos labios contra los tuyos. Era un beso apasionado, necesitado. Soltaste un quejido al sentir como mordía gentilmente tu labio inferior.
─Vamos, te ayudare a terminar.
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