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Sentiste las grandes manos de tu novio alrededor de tu cintura, puso su nariz en tu cuello suspirando tu dulce olor a vainilla.
Había llegado de trabajar y lo única que quería era estar junto a ti abrazados, dándose amor y mimos. Tu te encontrabas terminando de preparar la cena.
─Hola. ─susurro cerca de tu oído. Sentiste un escalofrío recorrer tu espalda, su voz era más gruesa de lo usual. Y eso te encantaba.
─Hola Beom, ¿cómo estuvo tu día? ─te diste le vuelta y le sonreíste.
─Cansado. Tengo mucho sueño y hambre. ─hizo un puchero.
Tu corazón iba a estallar de tanta ternura, Beomgyu era tan lindo sin darse cuenta.
─Entonces comamos y vamos a dormir. ─tomaste su mano y lo guiaste a la mesa, serviste dos platos de comida y hablaron sobre su día mientras comían.
Luego de comer, decidiste tomar una ducha mientras Beomgyu de esperaba en la cama para dormir.
Saliste del baño con el cabello mojado y con una camiseta de el puesta.
Te acercaste y te acostaste sobre su pecho, mientras este pasaba sus manos por tu cintura por debajo de la blusa.
Tomo tu barbilla y acercó sus labios a los tuyos.
─No sabes cuanto te he extrañado. ─susurro y te beso lentamente. Al separarse te dio una pequeña sonrisa cansada y se acomodó. ─Te amo.
─Yo también te amo Beomgyu. ─sonreíste. Unos minutos después escuchaste sus leves ronquidos.
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