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 Extraño a ti te escribo, o al antiguo tú. Ya no dueles. No hay rastro de las mariposas azules. El corazón ya no se tropieza y cae. La luna ya no me habla de ti. Las estrellas ya no te odian. (Porque tú brillabas más que ellas). Hoy te vi ¿Y sabes lo que observe? Un libro antiguo lleno de polvo, con páginas ya despegadas, y el título era tu nombre, y me di cuenta de que yo era una frase de ocho palabras. Tus ojos conectaron con los míos y no sentí ganas de huir como la última vez.

La canción de mi corazón ya no dan notas a las partituras rotas. El violín se dio cuenta de que no necesita cuerdas para crear música, tampoco de un piano de teclas blancas. En mis sueños apareces, y eso me provoca sonrisas tontas, porque sé que he estado enamorada de un recuerdo. Tu voz me seguirá provocando escalofríos efímeros. No necesito que entrelaces tus manos con las mías a escondidas, no quiero ser un jodido secreto.

Quería que fueras parte de mi sinfonía, que el ritmo de mi corazón sea música solo para tus oídos, quería que fueras el único quien me escuchara cantar, quería entregarte cada obra de arte de Marte, aun sabiendo que tenía que ir a Plutón. Quería que me vieras como yo te veía a ti. En mis ojos solo se reflejaban millones de estrellas, que brillaban cada vez que te cruzabas. Quería tantos recuerdos a tu lado, hasta que la arena de mar se acabaran. Pero para ti solo seré un simple colibrí. 



Ivet

Sentimientos sin RespuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora