-4-

131 12 29
                                    

La nave de Starscream, piloteada por el seeker Ramjet, había llegado a toda prisa a Darkmount. El ambiente era común. Los soldados vehicons hacían sus recorridos de guardia como de costumbre, los empleados de la enorme fortaleza también.

Nada parecía atestiguar que el soberano supremo de Cybertron había tenido un colapso en su habitación y había tenido una fuga encima suya.

Starscream se dirigió inmediatamente al despacho de Megatron, encontrándose con los dos guardias de la puerta.

—¿Estaban en servicio cuando entraron? — le preguntó al guardia de la derecha.

—Sí, señor.

—A partir de ahora, nadie que no sea del consejo debe entrar, ¿entendido? — ahora se dirigió al guardia de la izquierda.

—Sí, señor— respondió este.

—Quédense en sus puestos— Starscream entró al despacho, dejando a los dos guardias inquietos, aunque rígidos en sus posiciones.

—¡Oh, Primus!— dijo el guardia de la derecha, bajando su mirada por miedo a lo que pudiese ocurrir con ellos si la situación empeoraba. Este mismo había sido el que la noche anterior le preguntó a su compañero si debían entrar a investigar.

Starscream escuchó su pequeño lamento, viéndolo fijamente antes de cerrar la puerta. Ya dentro de la oficina, el seeker se encontró con una sirvienta, que le había ido a dejar energon por la mañana a Megatron y fue quien lo encontró en el suelo.

—Me dijeron que no trajera a ningún médico— dijo ella, estando hincada al lado de Megatron, quien ya no estaba boca abajo, sino boca arriba.

—Hizo bien, señora. Desde ahora el Consejo Decepticon se encargará de esto.

—¿Llamarán al médico? — le preguntó la femme sosteniendo la mano de Megatron.

—Hay procedimientos que seguir. Ya todo está en marcha.

—¿Usted llamará al médico?

—Yo soy el médico, señora. Me ocuparé de todo. Vamos, debe irse— la hizo ponerse de pie, pero ella seguía mirando a Megatron con preocupación. —Se pondrá bien. Ande, salga de aquí.

La femme asintió con la cabeza y se retiró de la habitación.

—Esta mierda huele peor que un baño— dijo Starscream apenas escuchó que la puerta se cerró. —¡Ah! Buenos días, por cierto— dijo acercándose a Megatron, agachándose para recoger la carta que el plateado había leído antes de colapsar.

Starscream esbozó una mueca, teniendo la carta en manos, por estar un poco manchada con el aceite de la fuga. La guardó y en seguida buscó debajo del armazón del pecho de Megatron. Metiendo hasta la mitad de su antebrazo, consiguió lo que quería; una llave.

El seeker se dirigió al escritorio para abrir un cajón con dicha llave. En el interior del cajón encontró otra llave, la cual tomó y cerró de nuevo el cajón. Ahora, con la segunda llave en mano, se dirigió a la habitación en donde dormía Megatron, que estaba continua a su despacho.

En la habitación personal de Megatron, Starscream buscó debajo de su cama una enorme caja, teniendo que tirarse al suelo para poder jalarla y sacarla de allí abajo. Habiendo cumplido su cometido, Scream introdujo la llave en la cerradura.

—Pero abre, ¡maldita sea! — tuvo un pequeño problema, ya que la forma de mover la llave había sido modificada por el propio Megatron. Luego de agitar un poco la caja, consiguió abrirla, y en su interior había, que sorpresa, otra llave.

Ahora, con dicha llave en su poder, se dirigió a una puerta en frente de la cama, abriéndola con la susodicha llave. Allí había una caja fuerte, cuya clave era 1-19-9-5-12. A Starscream siempre le causó risa esta clave, por lo que significaba; cada número era la posición de una letra en el alfabeto.

Starscream: Emperador de la DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora